La comunidad universitaria: II Contrato único 2015

“Un curso y otro curso y otro curso –valga decir: un año y otro año y otro año”. (Alejo Carpentier: “La Consagración de la Primavera”, en: Narrativa Completa III. RBA-INSTITUTO CERVANTES. Barcelona. 2006. P. 675).

   Nuevamente la comunidad universitaria venezolana se encuentra en vilo, dada las expectativas que han surgido por una curiosa tabla de sueldos elaborada por los equipos técnicos de la FAPUV que hubo de causar mucho revuelo y difundida principalmente por las redes sociales;  pero que a todos ha hecho dudar acerca de su viabilidad, no sólo si se toma en cuenta la situación actual del país sino si soporta la más mínima crítica de procedencia, sinceridad y exactitud, como diría Laureano Vallenilla-Lanz en cierta obra suya, en que medita sobre la labor histórica donde suele trabajarse con documentos que requieren de una mirada crítica, (www.elimpulso.com/artículo/profesores-u…).

Luego han proliferado otras tablas de sueldos de los trabajadores universitarios, que incluye a los profesores, calculado según el dólar simadi y hasta el paralelo, las hay también que, como si imitaran al compañero Luís Bonilla Molina, con perdón, hacen “historia comparada” entre los sueldos del profesor universitario venezolano y  colegas de Ecuador, Bolivia, Perú y muchos otros países donde la profesión docente no se ha devaluado tanto como en Venezuela actual, según. Hasta unos enjundiosos artículos del semanario La Razón (Domingo, 3 de mayo de 2015), se han hecho eco de las expectativas de la comunidad universitaria, donde su autor desgrana un impresionante e incuestionable argumento resalta el perfil de esa figura intelectual pero  sostiene que el profesor universitario venezolano gana dos dólares diarios, (Gustavo Luís Carrera “Profesor universitario a 2,63$ por día, p. A 3; Absalón Méndez Cegarra: Curiosidades universitarias, ob cit., p. A5).

Guardando las distancias, ¡por Dios!, no podemos decir que se está en desacuerdo absoluto con que se exijan salarios suficientes para el trabajador universitario, en particular el docente e investigador como soltó el compañero Carlos López, (www.agenciadenoticias.luz.educ.ve/in...). No, pero como hemos señalado en otras ocasiones las contradicciones son flagrantes en ambas partes, los sectores de FAPUV y la gestión universitaria del gobierno bolivariano, muchos de cuyos ministros han sido o son aún docentes universitarios. Pero como dice el adagio: “En casa de herrero, cuchillo de palo”…

Curiosamente, en nuestra sociología pintoresca venezolana, decía alguien en El Nacional hace ya algún tiempo, unos dos o tres años, sucede que quienes más aman a la universidad no son precisamente sus egresados, sino los autodidactas y otros savant que como lee en  el libro de Ignacio Burk, “La Filosofía:  una introducción actualizada”, son amantes del saber o de la sabiduría y frecuentan los libros y las bibliotecas; ya que según sostiene Luís Enrique Ureña o alguien cercano a él, don Alfonso Reyes, en la introducción la Enciclopedia Jackson:“La universidad está en los libros”…

Por eso creo que esta II convención única  de los trabajadores universitarios debería tener unas dos o tres cláusulas que obligaran a las partes o al patrono-Estado a dotar a los laboratorios y bibliotecas de las universidades; ya que no sólo de pan vive el profesor; esto es, que además de los aumentos suficientes de los sueldos y salarios, se establecieran y cumplieran  de manera efectiva las cláusulas sociales: vivienda, recreación, actualización permanente, seguridad social, entre otros.

Finalmente creemos que en Venezuela no son los gobiernos exclusivamente los que no valoran la labor docente y de investigación en las universidades, sino que la sociedad toda tampoco lo hace, de tal suerte que la subestimación de las casas de estudio superiores es más bien una actitud propia del imaginario de una sociedad con signos de anomia; por eso se considera que las carreras exitosas son las que permiten acceder a las compañías trasnacionales o nacionales, como ingenieros, arquitectos, médicos, y otras disciplinas. Pero se desestiman las áreas humanísticas: Historia, Filosofía, Arte, Música y por su puestos la docencia. Aunque la revolución bolivariana ha dado mayor espacio a las artes, pero aún mucho por hacer.  

Pero, es que en Venezuela, aunque duela decirlo, ni la universidad ni la sociedad están bien, ¿de dónde entonces esperar sueldos y salarios exorbitantes como el de un diputado, un Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia o el presidente de PDVSA? Que se tenga, pues, un sueldo o salario justo pero que se controle la inflación, la especulación y se corrija el rumbo del actual modelo económico, hacia lo que el presidente Maduro ha llamado socialismo  productivo, en cuya reingeniería la universidad puede jugar un gran papel, si se le consultara sobre los grandes asuntos de la nación, que es cosa que muy pocas veces  se informa que lo hagan. A no ser lo señalado recientemente por el Ministro Manuel Fernández acerca de que las universidades que estén  dentro de la zonas económicas especiales “Deben convertirse en epicentros de desarrollo”, ya que se trata de desarrollase un sistema de conocimiento consono con las necesidades y realidades del país, lo que implicaría una transformación completa del sistema universitario,  (Correo del Orinoco, Caracas 7 de mayo de 2015, p 10) .

Sin embargo, a propósito del tema que estamos tratando se supone que  el talento humano de las organizaciones universitarias para cumplir la exigencia anterior debería contar con una amplia satisfacción laboral con sueldos y salarios  acordes a esas funciones del desarrollo.

luissaavedra2004@yahoo.es



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Luis Saavedra

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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