Conflicto universitario: ¿La última oportunidad?

Por estos días, como barro generado por la lluvia pertinaz que nos ha traído esta nueva convergencia intertropical sobre Venezuela, tenemos también una nueva lucha universitaria por un salario digno y presupuesto justo para todas las casas de estudios, donde también subsiste una convergencia de intereses diversos. Legítimos intereses por reivindicaciones reales (realistas o más allá de los reales) de tipo gremial junto a otros intereses políticos de toda laya y pelaje.

Cosa vieja esta. Luchas que abarcan por estos días acciones también variadas, desde hace ya largos meses e incluso años en el marco de la revolución bolivariana y que ha pasado por varias fases, (la revolución, digo) ahorita marcada por una grave crisis general. Otra más que poco se ha sabido interpretar. ¿Será por eso que algunos individuos u organizaciones, entre ellas las gremiales, consideran que aún se está en la Venezuela Saudita, piden por esa boquita y los burócratas ofrecen cosas que, al final de uno o dos años del contrato colectivo, no pueden cumplir?

Para “probar” lo anterior tenemos el pomposo I Contrato Único de los Trabajadores Universitarios de Venezuela y que con tanta ilusión fue firmado en 2013 por ciertas federaciones, como FETRAUVE; se pelaron en las tablas salariales y luego tuvieron que llamar a FAPUV. Pero lo cierto es que generó muchas expectativas, que hasta yo mismo, chavista sentimental como saben algunos allegados que soy, dicho sea como anécdota intrascendente, corrí también a celebrar en Parque Central; por cierto Maduro no acudió como se nos había dicho a toda esa trabilla de sentimentales con fe de carbonero sino que hizo un pase de VTV desde La Guaira, creo… ¿Fue ilusión vana producto de la conciencia ingenua, como se lee en Pedagogía del oprimido de Paulo Freire? ¿No lo será también esas tablas salariales imposibles que pulularon hace poco en las redes sociales? Pero, ¿por qué desde el gobierno bolivariano no habla claro al respecto? Esto es, actúe y no le dé largas a las cláusulas económicas y sociales, como eso del bono doctoral, ¿no lo pretenderán olvidar?

Acudió fue en esa ocasión el Lic. (Master en Historia y Profesor UCV), Pedro Enrique Calzadilla, único ministro de la revolución bolivariana consciente de la necesidad de que el docente universitario y demás trabajadores asociados a su labor tradicional de la docencia, investigación y extensión tuvieran amplia satisfacción laboral con un salario adecuado. Casi todos los demás no han sido sino unos sujetos bastante limitados, de cortas miras en la valoración del ser y hacer universitarios.

Tal vez la excepción sea Luís Acuña y su entonces Jefe de Despacho. Un reconocido venezolano que siempre ha comprendido la naturaleza de la academia universitaria, según conversaciones que hemos compartido y la lectura atenta de alguno de sus libros. Todos los demás han sido apenas unos tirapiedras, lamentables agitadores políticos y que no construyeron nada, esa es la historia, es decir los hechos. ¿Qué hizo Héctor Navarro, Adán Chávez, Samuel Moncada, Edgardo Ramírez por mejorar el salario y el presupuesto de las universidades? ¿Ah, exigir la rendición de cuentas? Por cierto, ¿qué será de eso? ¿Hemos olvidado algún otro ministro de educación universitaria que tampoco hizo nada al respecto? Bueno, ya recuerdo Moncada y Ramírez hicieron mucho por la Misión Sucre, agitaron las aguas del campus universitario o hasta pensaron disolver el claustro y la universidad misma. Algo que fue totalmente improductivo y sobre lo que ha escrito muy enjundiosamente otro historiador, el Dr. Elías Pino Iturrieta.

Bueno, volvamos al punto: grata experiencia aquel encuentro para celebrar el I Contrato Único de la Trabajadores Universitarios de Venezuela. Emoción contenida por una supuesta transformación universitaria pero eso es algo que no logro entrever con claridad. Pero que en la ejecución de sus cláusulas no se cumplió lo prometido ; por eso nuevas lluvias han sacudido el polvo de la tierra reseca que al parecer es, según algunos, el campus universitario en Venezuela; un erial, dado la supuesta sequía de conocimientos científicos, técnicos y literarios-estéticos que sean relevantes y pertinentes, tanto en ciencias básicas como aplicadas.

Es decir, investigaciones que tributen a la solución de los grandes problemas de la república, pero dada la observación participante, ¿se encuentran en deuda sólo las universidades autónomas y experimentales históricas? ¿Las universidades experimentales de nuevo tipo, las ya muy conocidas Universidades Politécnicas Territoriales, qué tipo de investigaciones realizan? Y paralelamente, ¿protestan por estos días sólo las autónomas y experimentales históricas? Y las universidades experimentales de nuevo tipo, ¿no se ven afectados por los bajos salarios y la precariedad presupuestaria? ¿Ven la lluvia desde los remozados aleros de sus nuevas estructuras físicas?

Por demás, este nuevo conflicto universitario en Venezuela tiene en la calle a buena parte de los académicos, personas y personal muy valioso, por su dignidad misma y su alta formación que, dicho coloquialmente, gana salarios de hambre. Pero en estos ambientes polarizados los trabajadores universitarios, académicos, empleados y obreros se encuentran divididos. Unos protestando diciéndolo abiertamente y otros como decían en mi pueblo son como los agaunta-callados o será que se sienten plenamente representados por FETRAUVE o la FTVU y se mantienen impertérritos soportando la pela, cual soldaditos de plomo. Muy dignos. Pero, ojo. Han generado, sin embargo sus propios mecanismos de lucha.

Más aún, muchos desde las aulas, laboratorios y centros de investigación donde diariamente laboran, permaneciendo allí por deberes ineludibles, son solidarios con todas las acciones gremiales que en general lidera la ineludible FAPUV, cuya líder permanece en las mesas de discusión como invitada del ministro del MPPEUCT, según las lenguas y los textos intempestivos del Facebook, dispuesta a asesorar por larga experiencia, (suponemos y lo considero como un gran signo de apertura democrática y reconocimiento de la diversidad en Venezuela) ¿O será porque Fapuv es una tierra de horizontes abiertos? ¿Qué horizontes se abrirán, por cierto en lo atiente a las cláusulas económicas y sociales que son las que últimamente tienen el juego trancado, como se dice en dominó? Por cierto, ¿Maduro jugará dominó o Ajedrez?

Qué buen sería que se generara un clima de confianza suficiente y se lograra firmar pronto un nuevo contrato colectivo y se concediera, además, presupuesto adecuado a las universidades venezolanas, que se están cayendo tanto por cierto; más en sus aspectos físico- estructurales que en sus clásicas funciones, porque donde sino es en las acosadas universidades autónomas y experimentales históricas en que se hacen las investigaciones de gran alcance en Venezuela?; y que por cierto pudieron haber sido trastocadas en su esencia con aquella malograda y famosa ley de universidades de 2010, que de tan mala que era el mismísimo comandante Chávez no le puso su celebrada rabo e cochino; desde entonces uno ha oído que sí se está impulsando la transformación universitaria. Pero yo, la verdad sea dicha, no la veo. Al menos como uno la imagina a partir de ciertos textos críticos como los de Paulo Freire en su libro sobre la Extensión Universitaria y los de Boaventura de Sousa Santos acerca de los nuevos fundamentos epistemológicos…

A no ser la llamada explosión matricular, con la que estamos perfectamente de acuerdo, contrario al criterio del Dr. Luís Fuenmayor Toro, uno de los que más sabe sobre universidades en Venezuela, la verdad sea dicha, y que dio en llamar y sus razones tendrá el “Dakaso”….

Gran cantidad de alumnos en las aulas y pasillos pero con profesores con trabajo precario, muy lindín, como diría mi amigo Williams Ereú, gloria y pres de nuestros peloteros larenses y siquisiqueños en particular…

Por cierto, como por estos días de elecciones parlamentarias los voceros de la oposición y hasta del chavismo (¿?) dicen que esta es la última oportunidad de la democracia y esas cosas, ¿no será este II Contrato Colectivo Único de los Trabajadores Universitarios la última oportunidad para la universidad en Venezuela? ¿Será que con su disolución eventual se volverá a la antigua relación maestro-alumno? O aun conservando su tradicional marco institucional, como sugiere el Dr. José Pascual Mora García, la universidad venezolana tiene una historia estrechamente ligada a la labor de sus grandes maestros como el recientemente fallecido Dr. Idelfonso Leal en la U.C. V u otros como Carraciolo Parra León, Mariano Picón Salas, “…quien lo envió ( a Idelfonso Leal) a estudiar un doctorado en historia en la Universidad de Sevilla, y para que elaborara su tesis doctoral sobre la Historia de la Universidad Central de Venezuela. Allí en Sevilla se encuentra con grandes maestros, entre los que destaca al Dr. Antonio Muro; Dr. Jiménez Fernández y Dr. Guillermo Céspedes Castillo, quienes fueron fundamentales en su formación como historiador. Pero por encima de todo, en su dimensión humana Idelfonso Leal es una ejemplo para las generaciones de investigadores de Venezuela; en este sentido Orlando Albornoz, condiscípulo, señala que es un ejemplo del Scolar inglés, trabajador, sencillo, humilde, y sumido en el trabajo intelectual: símbolo de la democracia venezolana”, (en Mora García, J. P. 2009. La universidad venezolana a debate. Fondo Editorial Ipasme. Caracas. P. 145).

Ergo, la transformación universitaria no puede hacerse pretendiendo destruir lo que ya existe como infraestructura institucional, recursos humanos sino potenciándolo, que haya más satisfacción laboral y profesional, ¿será mucho pedir?


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Luis Saavedra

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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