El oficio de escribir no es solo para enseñar es para limpiar el Alma Mater

Hay periodistas o comunicadores que creen que el oficio de escribir les pertenece, que es una actividad exclusiva de ellos,  que como los formaron para escribir, nadie puede escribir, solo ellos pueden hacerlo, ellos son los que saben, la divulgación de las palabras son sus exclusividades, nadie puede hacerlos mejor que ellos, por tanto quien se atreva a escribir sin ser comunicador profesional, tiene problema con ellos o ellas, que el gremio debería actuar para impedir que el oficio de escribir por los medios públicos o privados sea prohibido, penado o desautorizado. Por tanto; escribir es según estos privatizadores, un espacio expropiado, enajenado, por tanto un espacio absoluto del poder sobre la palabra, para quien ose hacerlo, es “un miserable”, decía una colega, “los trapos sucios se lavan en casa”, ciertamente, solo que no hay valor de lavar los trapos, la ropa ha quedado sucia, no hay detergente para limpiar el alma mater.

Esto viene a lugar porque después de escribir algunos artículos críticos sobre la Universidad Bolivariana de Venezuela, del estado Zulia, algunos colegas me preguntan: ¿No tienes miedo?, ¿Te pueden despedir?, ¿Qué ganas con tus críticas sino enemigos gratuitos? ¿Has pensado en tu trabajo?, ¿Ya tienes casi 60 años? ¿Porque no haces como todos o todas, vienes a trabajar, no te involucras en los problemas, das clase y te vas? ¿Por qué no dejas hacer y dejas pasar, total que el mundo que se venga abajo, no crees que es menos problema? Estas son algunas preocupaciones de mis colegas, al final me dicen, “el problema es tuyo, tú te lo buscaste por soplón”, qué le parece, no se puede hablar con libertad, no se puede decir las cosas que pasan, se niega la historia, se cae en la intolerancia y el comodismo, enseña mas no practica tus verdades, la ética y la moral, la política y la filosofía. ¡Qué hipocresía!.

¿Pero quién se encarga de la crónica, de la historia de la UBV Zulia, de los problemas, de los hechos, de los sucesos, ¿Quién la escribe?, al parecer muy pocos, si no fueran por algunos medios públicos, tales como “Fronteras”, o algunos medios digitales no se llevaría el relato, claro no podemos endulzar los acontecimientos, tenemos que hacer honor a la verdad. Pero volvamos a la materia, el oficio de escribir, siguiendo la lógica incongruente anterior de quien privatiza la palabra, ¿Quiere decir que un comunicador que enseña no puede ser educador?, o viceversa un educador no puede ser comunicador?, si el oficio de educar le pertenece solo a los educadores, o el oficio de comunicar a los comunicadores, entonces, ¿No deberían los comunicadores de enseñar?, pongamos por ejemplo, quienes enseñan las palabras, ¿No son acaso los docentes de letras quienes deben enseñar “las palabras”, el lenguaje en vez de los comunicadores?.

Al lado de esta posición que “secuestra las palabras”, que las conculca, y lo lamentable en una Universidad manejar esta tesis es peligrosa, ¿Cómo quedarán “los comunicadores populares”, se les suprimirá el derecho a comunicar? Veamos que nos dice Gregorio Rivero sobre las palabras expropiadas: “Son palabras vedadas por la costumbre para su normal uso. (….), la sensación de la expropiación o arrebato de las palabras, también ocurre, porque el común las repite con un solo significado y son usadas pobremente para una sola situación específica. Así se afianzan en el uso y la costumbre, en las conversas más comunes, en el café, en el taller, en las calles, en los recitales de poesía. Y se observa que hay un intento de arrebato verbal que se queda sedimentado en los hábitos y costumbres de los demás”. Exactamente eso ocurre, alguien se siente dueño de las palabras, de la exclusividad de decir alguna frase, una idea, un pensamiento, su capacidad de expresarla, más tarde esa visión peligrosamente puede ser institucionalizada y se le suprime a otros la capacidad de hablar, de decir, de suprimirle la libertad de expresión.

¿Puede un economista o un ingeniero hacer uso de las palabras, con responsabilidad hacer uso de la libertad de expresión, riñe esto con el gremio de los comunicadores?, En absoluto, Creo que todos podemos hacer uso de la comunicación, de la herramienta del lenguaje, ejercitarse libremente a diario, pulir el lenguaje, perfeccionar la construcción de las ideas, apelar a los medios digitales también aquellos impresos, ejercer el derecho al acceso, sobre todo participar en la batalla de ideas, en la guerrilla comunicacional, denunciar las irregularidades, la corrupción sea pública o privada, contribuir al mejoramiento del país, exaltar el lenguaje venezolano, su tradición y sus modismos.  

Así pues los hechos y las palabras se une en el sujeto que las construyen, se imprime su sello personal, tratando de empoderarse de las palabras, del lenguaje, que una vez fue arrebatado, del común, del pueblo, lejanas del común, para que no pudiese pensar, denunciar la conculcación de los derechos humanos, simplemente porque alguien se creen el dueño del oficio de escribir, por tanto al ver que otros escriben, se siente extraños, ajenos, enajenados, más si escuchan las palabras de otros, decir las verdades, no entiende porque no las dijeron ellos antes, de ejercer el acto significativo que marcaron la historia de la acción, el tiempo los personajes y el lugar, esto no se le perdona aquellos que ejerce el oficio de escribir aunque no sean comunicadores académicos, sino comunicadores populares.

Fuente consultada:
1.-Rivero, Gregorio “La expropiación de las palabras”, Aporrea, 15/06/2016



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Alexander Kórdan Acosta R.

Economista. Magíster en Gerencia de Servicios Administrativos. Doctor en Ciencias Estratégicas para el Desarrollo. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Instructor de Cooperativismo Comunitario.

 kordankovki@gmail.com

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