De la ética y sus alrededores téticos

Ofrecemos una aproximación personal y por tanto seguramente parcial y subjetiva a la noción de la  “Ética y su alrededores téticos”, título de esta nota que se explicará someramente más adelante. Conformándonos de pasada que la categoría “Ética y Sociedad” como se llama un seminario del que participamos son asuntos  de particular interés en el tiempo actual, aunque sea un asunto no fácil de tratar con la debida pertinencia y amenidad, bien por la impericia en estos asuntos abstrusos, a cuyo núcleo temático al parecer sólo pueden acceder los iniciados en filosofía y/ o grupos de investigación.  Pero tomemos ese riesgo con fines de dejar una reflexión si bien falible e incompleta a quien pueda interesar por razones vitales o recreativas y pueda profundizar posteriormente en otras fuentes de mayor profundidad.

Ética viene a ser una voz griega, “Ethos”, usualmente traducida como “costumbre y hábito” u hogar nutricio de los principios fundantes de la vida personal y la convivencia social a través de un aparato práctico llamado la moral, dado que la  ética constituye la instancia de deliberación teórica de la conducta humana a tenor de lo establecido por determinada corriente axiológica. Corriente que suele sugerir una cierta escala de valores polares externa a la conciencia del sujeto mediante un “juego” diríamos dialéctico entre moral heterónoma y moral autónoma; de acuerdo a lo que se pudo comprender de la exposición ofrecida por el Dr. José G. Girálico L., el día sábado 24 de noviembre del corriente año 2016. En el marco del VIII Módulo  de la maya curricular denominado “Ética y Sociedad”,  correspondiendo al Programa  “Diplomado en Filosofía” que ofrece la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Instituto Pedagógico Luís Beltrán Prieto Figueroa de Barquisimeto (UPEL-IPB).

Esto es una modalidad académica para certificar, crear y recrear saberes en torno a disciplinas humanísticas de amplio espectro, que para efectos prácticos discute acerca de cómo orientarnos en nuestra vida cotidiana de acuerdo a la tradicional formulación kantiana cuyo enunciado observacional se reduce a la pregunta: “¿Cómo debo actuar?”.  Lo cual resulta del todo  necesario  precisar conceptualmente por sus implicaciones y alcances.  Ello dado que la vida humana en contextos socio históricos dados en  cualquier tiempo y lugar resulta un sistema dinámico y  complejo, una realidad de múltiples variables intervinientes en torno a un evento concreto: la conducta humana socialmente valiosa y digna de seguir sin daños a terceros, sino que parafraseando a J. R. Núñez Tenorio (1967) en su “Introducción a la lógica formal” (UCV: Caracas), hay que recurrir  al “tercero incluido”, cuya atinencia en lógica dialéctica no vamos a discutir aquí porque ese es otro asunto.

La ética entonces debe habérselas con unos alrededores téticos, esto es, “… lo que se tiene ahí delante. Un mundo habitado por hechos”, u objetos al modo de una “Ontología alternativa, que no lo es. Es una corroboración a lo de siempre, a lo establecido por Aristóteles y “compañía”; como dice una fuente electrónica consultada (www.significadosde.org). Pero, como fuere, ante ese mundo de hechos y de cosas hay que tomar una posición firme específica o tética.  Frente a la ontología vigente u actual conviene asumir una actitud de criticidad profunda contra todos aquellos elementos del sistema social que atenten contra la vida; ya que la vida que es el valor superior y “fundamento de todo hacer”.

La ética entonces supone arrestos de sentido crítico para superar los obstáculos o eventos contrarios para afirmar los elementos propios de la vida. Ahora, un problema nodal en la actualidad es que la educación formal, informal y no formal (los procesos de socialización) parece que factualmente, en los días que corren, no están reafirmando el valor superior de la vida. Sino que  por el contrario se hace muy presente lo que  un conocido psiquiatra freudiano  denominaba un dilema del ser humano en la modernidad: “Tener o ser” (Eric Fromm, 1980, “Tener o ser”. F. C. E. México).

Así, pudiéramos citar el hecho social en Venezuela que muchas personas, sobre todos jóvenes universitarios, se marchan del país porque consideran que aquí no pueden “tener” lo que quieren, prefieren “ser” inmigrantes en otros países en condiciones sociales no siempre favorables. Ergo, el tener se impone por encima del ser venezolano comprometido, de esforzarse y luchar por sus sueños aquí. Pero es una decisión que cada cual tomará en su fuero interno para superar lo dado y encuentran así una opción. Dejémonos de hacer juicios de valar. Pero como la ética es para el  otro,  siguiendo en esto a Emmanuel Lévinas en “El rostro del otro” (citado por Girálico, 2016, ob cit) y ese otro ya no soy yo, pero sí uno como sí mismo “… distinto de mi pero no de sí mismo” (ídem), no convendría juzgar y dado que ese otro tiene rostro y palabras concretas desarrolla un accionar cuya lógica de sentido podemos no compartir pero no juzgar y condenar.

Esa condición de “mismidad” invita, volviendo a Lévinas (ob cit) a “hacerme cargo de él”, según lo expuesto por el conferencista, tal como lo recoge la narración mítica-religiosa cristiana denominada “El Buen Samaritano” (Lucas, 10: 25-37), de allí  concluye el citado autor que: “Amo al prójimo porque es una obra como yo” o de acuerdo con Michel Foucault cuidar de sí mismo es cuidar del otro, ¿un poco en la línea del Dr. Dyer “Yo estoy bien, tú estás bien”?, (que dicen constituye uno de los primeros libros que se ha escrito sobre ese fenómeno editorial llamado de autoayuda, libro que quién sabe en cuál parte de mi biblioteca perfectamente desordenada estará).

En este sentido, conviene recordar también que en este mundo de hechos, objetos y procesos externos a la conciencia del sujeto, históricamente se han desarrollado dos lógicas antagónicas, a saber (a) la lógica de la dominación, propio de los sistemas sociales asimétricos del “Yo sí te oprimo” del capitalismo depredador y (b) la lógica de la liberación , la de la fe en el ser humano, del “Yo soy si tú eres”; ambas no son entidades abstractas o producto de especulaciones espurreas, sino realizaciones sociales e institucionales, con expresión en lo económico, político y cultural. Una de cuyas representaciones concretas viene a ser la teoría pedagógica y la historia social e institucional de la educación. Espacio privilegiado de la socialización, dado que en este el niño, niña y adolescente es conducido por adultos significativos con el fin de acrecentar su saber y acompañar su crecimiento físico y cultural, hasta que adquiera la madurez por sí mismo, porque gradualmente va adquiriendo autonomía moral e intelectual, en un proceso permanente, inacabado e intersubjetivo durante toda la vida; cuyo fin último es la edificación ética de sí mismo y la construcción del conocimiento en cualquier área del saber, que a su vez pueda comunicar con entera libertad, sin tener que ver comprometida su integridad física y dignidad, como ha pasado en contextos sociales dominados por regímenes autoritarios (caso del Cono Sur latinoamericano en las décadas de 1970 y 1980, principalmente con los llamado regímenes de seguridad nacional).

Los sistemas educativos presentes bien en los Estados Nacionales modernos como en la Monarquías antiguas (pero que también tienen pervivencia en el tiempo contemporáneo y actual, en general cohabitando con sistemas parlamentarios, como serían los casos de España, Inglaterra, Holanda, Noruega y otras), recrean o reproducen el ethos fundante de la organización societal, los ideales de una cultura. Así como las habilidades y destrezas  de orden científico-técnico requeridas, hábitos y costumbres, con fines de perpetuar en el tiempo sus lineamientos, de tal suerte que transmite e introyecta en las nuevas generaciones una cosmovisón dinamizada por los valores éticos, estéticos y políticos. Aunque en su despliegue se puedan identificar ciertas incoherencias y conflictos irresolubles, falacias de atinencia y aporías.  Tal vez por la complejidad de los sistemas sociales y del hombre mismo.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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