Cada 11 de abril, de cada año, es imposible no recordar los hechos históricos, esa trascendental fecha, cuando en el año 2002, se lleva a cabo un Golpe de Estado contra el Presidente Constitucional Hugo Chávez Frías. Por esas cosas de la vida y mi trajinar como periodista, era yo entonces parte de un equipo, multidisciplinario que brindaba asesoría al Ministerio de la Secretaria en el Palacio de Miraflores. Ese día 11 de abril de 2002 fui entonces testigo presencial de ese hecho- que partió la historia contemporánea en dos partes, antes y después de Hugo Chávez Frías.
Mucho ha pasado en el país en estos 18 años de gobierno revolucionario, que no preciso valorar en esta entrega, porque no me anima ahora mismo la crítica sin un basamento de buena y sensata reflexión. Por ello, siempre agradecida a esta tribuna de Aporrea, que permite las expresiones, opiniones más diversas, me concentro en rememorar esa fecha.
Mi libro, pequeño relato-escrito a partir de mi vivencia particular de aquel día y noche en el Palacio de Miraflores, el 11 de abril de 2002-fue una oportunidad de preservar mi testimonio presencial de ese acontecimiento y resguardarlo para las generaciones futuras. Era un hecho, que aunque llevaba implícito tantas situaciones, conjeturas, análisis, mentiras y verdades, creí útil expresar dichos acontecimientos desde mi enfoque periodístico. En ese entonces hablar de Chávez- o por aquellos días, luego del Golpe, era abordar un tema de cuidado. La primera edición de mi libro De Chávez el Chavismo y otros relatos, no contó con una buena pluma en su prólogo, porque a quienes les pedí lo que creí era un halago fue lo contrario, tenían temor de opinar, algunos me llegaron a decir que era peligroso escribir sobre el tema.
Aun así –de mi humilde bolsillo-logré imprimir 500 ejemplares (una primera edición, cuya portada era la carta de renuncia de Hugo Chávez), la misma que llegó a Palacio cuando el soldado que la recogió de un pote de basura logra enviarla a muchas partes y obviamente al Despacho del Ministro de la Secretaria. Un fajo de copias de la renuncia encontré en aquel fax ubicado en la sala donde trabajábamos un grupo de profesionales diversos, asesores del Despacho.
Un año o más, después, logré una segunda edición de mi libro con el Consejo Nacional de la Cultura (entonces Conac). No tenía ni tengo el respaldo que han logrado otros autores-que en los siguientes años han escrito sobre el 11 de abril, pero si tengo la certeza que mi intención era contribuir a no dejar ese hecho en limbo. Como periodista creí una buena manera de contar algo de lo ocurrido. Más cuando todos sabemos que usualmente con el tiempo la historia-por muy diversas razones y tendencias- cuando no es provechosa o mejor dicho no es conveniente se distorciona. Era una buena razón para escribir aquel pequeño relato y la otra , que me tomó el ánimo, fue pensar en las generaciones futuras. Y mira que curioso. El tiempo pasa volando, ya se aproximan dos décadas de revolución bolivariana.
En este punto me detengo, para expresar mi admiración y gratitud por una invitación a un programa radial, en YVKE Mundial Margarita, al cual me convocaron para conversar sobre el 11 de abril y mi libro. Me quedó una grata impresión; de su joven directora, Yenny Leal, los periodistas Karina Brito y Alí Acosta, éste último conductor del programa de la Universidad Bolivariana de Nueva Esparta, en cual este joven moderador me entrevista y me hace rememorar aquellos días aciagos. Y digo que me dejaron grata impresión porque en el caso de Alí-el entrevistador- es un joven, recién graduado, de veinte dos años, es decir, que tenía cuatro cuando Chávez comenzó la presidencia y pude notar su conexión con el sentimiento y pensamiento chavista, desde una perspectiva útil y valiosa.
De esa juventud- que no sólo es de oro la que va a las competencias deportivas y otras-doy fe que esta juventud, la de periodistas de la isla de Margarita, en donde resido, representan esa generación que se ha formado con el gobierno bolivariano, y para complacencia del reto emprendido en ese ambito educativo que abrió las puertas de las universidades a todos, sin exclusión-a pesar de los bemoles de estos años- se puede afirmar que están bien preparados, son buenos profesionales, preocupados por el cumplimiento de sus deberes, pero sobre todo que han adquirido una sólida conciencia social, amalgamada con el respeto al pensamiento del gran líder que fue Hugo Chávez. Sin duda, un logro de esta revolución.
Y esta breve entrevista me dio alivio, porque me anima saber que esa juventud, a pesar de las dificultades, no decae en sus convicciones.
Por mi parte-sin ser una escritora reconocida-puedo decir…que no he arado en el mar. Que mi pequeño relato, basado sólo en mi vivencia personal, con un enfoque periodístico, sí es útil para los jóvenes que quieren conocer sobre los hechos históricos recientes y lo será más aun para los jóvenes del futuro, relatos que revelan situaciones-como tras bambalinas en el Palacio- cuando se conocen hechos puntuales y se puede dar fe que ese 11 de abril de 2002 el presidente Hugo Chávez Frías no renunció a la presidencia de la República y sí se entregó a los golpistas, para evitar los miles de muertos que quizás provocaría una rebelión de su parte.
Los hechos posteriores, con la retoma del poder en más o menos 48 horas fue noticia como acontecimiento mundial. La contraofensiva no termina con el Golpe del 11 abril ya que se repite en diciembre del mismo año 2002, con el paro petrolero en Pdvsa y sus aliados (CTV, Fedecamaras y tan diversos poderes nacionales e internacionales).
Presumo, por la cruda lucha política que confrontamos desde 1998 y con la fuerte presión internacional en estos tiempos- que cada vez será menos interesante hablar de estas notorias fechas y más aún cuando vivimos años duros, cruciales para el rumbo del país, en donde la situación apremiante de la recesión económica nos arropa a todos por igual y los precios de petróleo no cotizan las prebendas del ayer.
A pesar de ello, la historia no se puede borrar de un plumazo, de allí la importancia de los testimonios vivenciales, y mejor si son periodísticos. Compartiendo con esta nueva generación, aunque siempre vamos a corregir tal o cual aspecto educativo, académico, puedo afirmar, en mi opinión, que sí hay un legado importante de jóvenes profesionales venezolanos, muy competentes y avezados, provenientes muchos incluso de pueblos y urbes, de zonas muy humildes, quienes han tenido la posibilidad de formarse en universidades sin restricciones.
Como el legado del maestro Abreu y por la voluntad política, y el apoyo que se ha dado a este programa, este insigne hombre logra la conformación de la red de orquestas infantiles y juveniles, con más de un millón de niños incluidos, labor reconocida en el mundo entero, una faena nada fácil de lograr.
Por ello, las nuevas generaciones son ahora mismo el relevo que necesitamos para avanzar hacia un mejor porvenir. Por ellos y para ellos; los jóvenes, la historia apenas comienza y el futuro se labra con mucho trabajo, disciplina y esperanza, pero sobre todo, con la bandera de la verdad y el amor por el prójimo.