He leído unas declaraciones insertas en aporrea de alguien, presuntamente educador, quien dijo algo más o menos parecido a lo que expresa la primera frase del título de este trabajo. Como soy docente, profesión que ejercí por casi cuarenta años y hasta más, la mayoría del tiempo en el aula, espacio donde se aprende y sufre de los rigores del "adoctrinamiento y el empeño de imponer pensamiento único" y los alumnos son las primeras víctimas, me creo con autoridad para hablar de ese asunto.
No obstante, debo aclarar, por lo que leí en otro sitio, que una cosa es desconocer o ignorar los títulos académicos legalmente alcanzados, para los efectos de la calificación, ingreso y ascenso del docente y otra el tema de la "imposición del pensamiento único" o mejor la ideologización. Pero es necesario advertir que en al tema de la calificación docente, no basta revisar documentos académicos, títulos, es también indispensable darle valor y muy alto a la experiencia del docente, su rendimiento, dedicación al alumno y a la escuela. Como también ponerle al tanto y al alcance de las mejores herramientas. Sobre esto tenemos mucho que opinar, sobre todo por lo vivido. Pero lo tocaremos otro día, cuando sea necesario. En todo caso, este no es asunto para insultar a nadie, desconocer méritos de grandes educadores por haber sido "adecos", lo que es un simplismo o para hacer campaña electoral.
Se queja el personaje, con justificada razón, de acuerdo a lo que dice, sólo en eso me baso, que a los docentes aspirantes a cargos directivos se les exige cumplir un trámite que, según lo que entiendo, es haber aprobado un curso. Digámoslo así por comodidad, diseñado y aprobado por el Ministerio competente. Dice que los títulos de pre-post grado, maestría y doctorado no cuentan. De allí saca la conclusión, no sé en qué se fundamenta, se trata de un intento de controlar o dirigir el pensamiento del docente directivo y por este llegar en esa actitud hasta quienes trabajan en el aula y los estudiantes.
Sin restarle pertinencia al reclamo, que tiene tanta validez, como los de mi época, cuando un docente que no fuese del gobierno de turno jamás ascendía hasta que llegamos a la aprobación del Reglamento del Ejercicio de la profesión, lleno éste de fallas, como privilegiar unas cosas y darle poco valor al trabajo y todavía aprobado sólo podían ser supervisores militantes de los partidos que se turnaban el gobierno, considero que el tema relativo a lo que llamamos "libertad de cátedra" y lo que es más sensible de todo eso, el derecho del estudiante, por encima todavía del docente, que el declarante no menciona, a no ser ideologizado, merece un tratamiento más detenido, menos superficial y ligero. Sostengo esto, porque como ya dije, casi todo el tiempo de ejercicio docente me la pasé en el aula. Y puedo decir hoy, con mucha satisfacción, que fue esa una de las más bellas experiencias y oportunidades de aprendizaje que tuve en la vida. La oficina, no sólo burocratiza sino embrutece.
En este asunto, respetando y hasta apoyando al declarante en lo que pudiera tener razón, al hablar de "pensamiento único", tendríamos que revisar si esa artimaña no funciona o si funciona, dentro de la Escuela pública y la privada. Por eso, antes que lo relativo a la asignación o distribución de cargos, ¡siempre la gente preocupada en exceso por lo pequeño y hasta mezquino!, habría que preguntarnos y hasta reclamar acerca del proceder pedagógico, las estrategias de aprendizaje que se manejan para que el alumno, en la escuela pública y privada, en la medida de lo posible, no termine "adoctrinado" o "ideologizado" por su maestro, quien hasta sin saberlo, pudiera hacer el trabajo que como ser social no le corresponde. Dueños y directivos de escuelas privadas no suelen darle oportunidad de trabajo a discrepantes y puedo así asegurarlo, como que la única vez que fui contratado para trabajar en un liceo privado, al mes me botaron por incómodo y salirme del dogal del texto escolar, que por cierto, generalmente era de la empresa española "Santillana" e impositor de mentiras como verdades y conocimientos ajenos a la realidad y necesidad del alumno. Aparte de presentarle no problemas a resolver, incógnitas a despejar sino respuestas elaboradas por otros, como la relativa, por citar una: ¿Causas de la guerra federal? Donde el texto se desgaja, imponiendo en el joven que lo manejaba o maneja, sus razones.
En Venezuela, desde hace muchos años, un pensamiento progresista conquistó lo del Estado Docente. Esta importante conquista, permite al Estado, en el rol que la teoría constitucional le asigna, dirigir el proceso de aprendizaje, lo que no niega, porque sería una inútil y banal esperanza esperar lo contrario, como que quien dirige no ponga la balanza a su favor, ponga énfasis en "ideologizar. Ya hablé de los colegios privados. Pero aun así, me atrevo a afirmar, por mi experiencia que es larga en este asunto, sobre todo por eso que llamamos la "libertad de cátedra", siempre el docente bien formado, respetuoso del aprendizaje de su alumno, no de la enseñanza que a este se pueda imponer, hallará la forma de lograr su objetivo, pese se encuentre ante muchas dificultades. La vida es como demasiado rica y hasta risueña pese los malos presagios.
Comencé la docencia cuando en este país era objetivo y propósito en varios programas, que el alumno, valiéndose de los estudios de Darwin, accediese a comprender el proceso de formación de la vida y las especies, por lo que muchos sectores clericales denunciaban a quienes ese tema tratábamos con la debida decencia, respeto a la ciencia y el derecho del muchacho a elaborar su conocimiento. En la escuela privada, en buena medida, en mano de religiosos, no se trabajaba lo relacionado con aquel trascendente personaje y sus enormes aportes a la ciencia. Trabajé en un sistema escolar, donde si un docente se le ocurría hablar de Marx y sus principios del materialismo dialéctico, lucha de contrarios y más específicamente de la de clases y apara más de Juan Jacobo Rousseau y los hombres del enciclopedismo, era cometer un delito y exponerse a ser sacado del cargo. Y pude hacerlo, porque supe manejar el conocimiento y la destreza pedagógica. Para que el alumno forme conocimiento acerca de cómo funciona la sociedad, desde una perspectiva científica y pese lo que el Estado o el dueño del colegio quiera, no es necesario mencionar a Marx ni a ningún pensador. La vida y la preparación del pedagogo son más que suficientes. Como dice Julio Cortázar, palabras más o menos, el citar no es más que un como buen vestirse para verse mejor o dejar la impresión que lo somos.
Siendo el nuestro un Estado Docente, que determina el programa y objetivos de aprendizaje y aun siendo, como lo ha sido siempre y lo seguirá siendo, gobierne quien gobierne, un "adoctrinador" per se, o ideologizante, porque tiene un contenido de clase, el docente siempre tendrá la libertad necesaria para formar sus alumnos, si le damos las herramientas adecuadas y esto es lo que hay por conquistar. Salvo se trate de un régimen fascista, como aquel franquista que se denuncia en la excelente película estelarizada por Fernando Fernán Gómez, "el Lenguaje de las Mariposas", donde usar el excelente e imparcial recurso de la observación para formar conocimiento se consideró un delito. Quiero decir que, para garantizar la libertad del aprendizaje del alumno, quien más tarde pudiera ser el maestro, hay que dotar a este de las mejores herramientas para el ejercicio de su profesión. La casa se construye comenzando por las bases.
Mis maestros de primaria y profesores de la secundaria en Cumaná, como a quienes ahora recuerdo, Zenaida Varela o Fermina Álvarez, contribuyeron enormemente, en medio de una dictadura feroz, como la de Marcos Pérez Jiménez, donde cualquier desliz podía pagarse hasta con la vida, a forjarme la mentalidad crítica que siempre he tenido y de la cual me enorgullezco. Es asunto de manejar recursos pedagógicos para el aprendizaje y la formación del conocimiento, donde los contenidos tienen poca relevancia. Poner al joven estudiante en actitud manejar las herramientas de la cual la vida le ha dotado para que nadie, ni el maestro mismo le atrape con su verdad.
De lo que se trata es reclamar la formación de un docente que pueda ayudar al aprendizaje de su alumno, hacerlo observador, crítico, analista y hasta desconfiado, capaz de usar sus naturales herramientas para entender cómo funciona la vida pese intenten engañarlo y enfrenté, como habrá de enfrentar, docentes ideologizadores de todos los ámbitos. Si queremos combatir la imposición de un pensamiento único, lo que he defendido toda mi vida y contra lo que tuve que luchar en la escuela, como alumno y docente, porque es contrario a la condición humana y a la vida misma, el tema central es la formación de alumnos y docentes para buscar la verdad en medio de las mayores complicaciones.
Desde la óptica nuestra, uno se asombra, y eso es muy frecuente, como los alumnos egresan de las universidades privadas y hasta públicas, con una percepción del mundo, "encepada", alienada y alienante para servir intereses contrarios a los de su país y grupo.
Creo que el tema del o contra el "adoctrinamiento", se debe enfocar de esta manera. Lo de los títulos y méritos del docente para el ingreso en la carrera y el ascenso es otro asunto. Porque el derecho del docente a ejercer y ascender con libertad también es vital. Pero hay que comenzar por el principio. Es poco probable que a un profesional bien formado, un curso de esos que pudiera dictar el MPPE, destinado a quienes aspiran ascenso, le cambie la manera de pensar y percibir el mundo.