Es necesario dejar suficientemente claro que cuando nos referimos a la crísis civilizatoria actual hablamos de la crísis del capital. Y de otro lado, que nuestra concepción de la educación no es neutral, está guiada por los anhelos históricos de construir una sociedad verdaderamente socialista. Esta precisión es menester hacerla para dejar bien asentada nuestra concepción de la crísis civilizatoria actual. Así mismo, fijar que los procesos educativos y los procesos civilizatorios están estrechamente relacionados. En tal sentido no se puede pretender reformular con radicalidad el proceso educativo sin cambiar, con la misma profundida, el marco social donde se desenvuelven las prácticas educativas. En este sentido, reivindicamos la línea del pensamiento crítico y emancipatorio en educación para abordarar el analisis contemporaneo del lugar que esta última ocupa hoy, apoyándonos en una acepción construida con juicios Kantianos y Marxistas. Pero cuidando de no caer en enrredos teoricístas que nunca aterrizan en la realidad concreta.
Vivimos momentos dificiles para la humanidad. Si la educación es sobre todo la formación en valores cómo entender entonces la escalofriante pasividad de la humanidad frente a la muerte de millones de personas por la guerra y el hambre.Ya nadie duda sistemáticamente como Descartes.Incluso del asombro ya nada queda. Todo el mundo esta embriagado en el ciberespacio de camino a transformarnos en ciberobot, programados con eficiencia algorítmica despojados del natural sentimiento de cooperación. Necesitamos recuperar el postimpresionismo de Paul Cézanne. Una inmensa tarea que deben abordar también los educadores venezolanos.
La escuela debe abandonar la misión histórica que le adjudico el capitalismo de controlar el desarrollo del pensamiento del estudiante y asumir enamorarse ahora de la investigación y de la produción de conocimientos que ayuden a organizar una vida buena y eso no tiene tan solo que ver con que reaparezcan en las escuelas buenos y muchos laboratorios-que no sería para nada; malo- pero si, con que la escuela entusiasme,facilite y enseñe a pensar. Que los estudiantes aprendan a detectar en la realidad concreta y en su pensamiento mismo las contradicciones fundamentales actuales que rigen el movimiento de la materia y el espiritu asuntos de menester para la inteligencia para actuar en corespondencia. Que el estudiante ejerza con total libertad su derecho a la imaginación.
Para ayudar a lograr este objetivo los docentes estamos obligados a sustituir todo nuestro aparato conceptual aprendido de la educación bancaria-sabemos lo doloroso que es reaprender- y asumir una cosmovisión más democrática de lo que significa enseñar,para que el estudiante reconozca en el otro (escuela, familia y comunidad) la posibilidad de aprender y construir el conocimiento -cooperación- para el buen vivir. Podemos explicar esta estrategia ayudados con el lema: "Uno para todos y Todos para uno". de la novela Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas.
Así mismo, recordar que la educación es una asociación de distintas ciencias que permanentemente contribuyen con sus logros cientificos conseguidos en su andar utopico hacia la verdad. Queremos decir con esto, que la realidad, últimamente definida por la ciencia, no es la misma, no tiene la misma estructura reduccionista-mecanicista que encontramos en los textos donde aprendimos nuestras verdades como formadores porque las ciencias naturales como las humanidades se están unificando desarrollando lo que se conoce como la tercera cultura con una epistemología radicalmente distinta, alterándo el pensamiento de forma radical con nuevas categorías. Y nuestra escuela debe estar entereda de ese acontecimiento.
Ahora bien, es necesario ubicarse en el terreno de la realidad concreta y preguntémonos cómo administrar la educación en estos tiempos de crísis. Debemos constestar estás preguntas teniendo cuidado de no caer como dice Mészáros en descarrilamientos prácticos. Paracelso decía que "el aprendizaje es la vida misma,desde la juventud hasta la vejez,en verdad hasta el borde de la muerte;nadie vive diez horas sin aprender", y sigue teniendo razón,pero se le olvido agregar: "para qué se aprende hoy"?.La respuesta deben construirla los profesores y maestros colectivamente para que colectivamente construyan un currículo crítico y emancipador.
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