(¿Por qué nadie se preocupa de reparar su aire acondicionado si ello afecta la educación?)

El Instituto Pedagógico de Barquisimeto: 2 años sin servicio de biblioteca

"Los libros son para las mentes juveniles lo que el vivificante Sol y la refrescante lluvia primaveral son para las semillas" (Tomas Mann).

"De nuestros padres aprendemos a reír y a amar, y a dar los primeros pasos. Pero cuando abrimos un libro, descubrimos que tenemos alas" (Helen Hayes).

Recomienda el Dr. Pedro Grases en su ensayo "El problema de la investigación humanística en Venezuela" (Escritos Selectos, Biblioteca Ayacucho 144, Caracas, 1989, Pp. 456-466), entre otras cosas, convertir el aula de clase en un taller donde el profesor antes que hablar ofrezca a los estudiantes actividades prácticas con libros, periódicos, revistas y documentos escritos de diversa índole, como siguiendo el criterio pedagógico de la Escuela Activa y/o Escuela Nueva; por eso el maestro catalán-venezolano recomienda para la enseñanza-aprendizaje de las humanidades trasladar o sustituir el aula de la clase magistral, el Magister Dixit, a la biblioteca. Ergo, hacer de la biblioteca un aula-taller donde el estudiante pueda realizar revisiones de contenidos directamente en los libros o, mejor, realizar investigaciones histórico-literarias, de las artes y de la ciencia en general, bajo la supervisión del profesor. Citemos más bien sus palabras para mayor provecho:

"Los estudios de humanidades se realizan, como es lógico y natural, en los centros universitarios, en nuestras Facultades de Humanidades, las antiguas Facultades de Filosofía y Letras. Dichos estudios ofrecen en Venezuela rasgos peculiares, característicos bastante singulares, sobre todo si se contrastan con la forma habitual del trabajo en las grandes universidades de tradición europea o en las grandes universidades en Estados Unidos y alguna de habla hispana; acaso las de Chile y de México podrían ser la excepción en el panorama general hispanoamericano. Estamos habituados en los en los estudios de humanidades, en las Facultades de Filosofía y Letras, a centrar, principalmente, el campo de la enseñanza en clase. Esto es medianamente tolerable en los primeros cursos, pero cuando se aspira a la formación de un investigador es a todas luces insuficiente. Es decir, la "clase" (la clase uniforme, de tipo hispánico con tendencia fatal a la oratoria, al discurso, a la recitación, al período más bien dicho, y las notas más o menos mal tomadas del oyente) como método de enseñanza no conduce a la formación de un alma de investigador o de meditador" (p. 456).

Por eso agrega que las cosas en la enseñanza de las humanidades deben cambiar, lo plantea de la siguiente manera:

"Se necesita dar a la enseñanza universitaria una orientación muy distinta. Para reducir a un principio muy sencillo, pero radicalmente opuesto al habitual, creo que el centro y el objetivo del trabajo debe cambiarse del aula de clase a la Biblioteca. Cuando el núcleo de la labor universitaria es la biblioteca y no el aula, desaparece entonces todo riesgo, todo peligro, todo desliz hacia la oratoria y hacia la facilidad de exposición, para convertirse entonces en lo que debe ser el alma de la más elevada formación: de esa chispa, de ese veneno, de ese contagio basado en la comunicación entre el profesor y alumno, en la convivencia del maestro y del discípulo, en el adiestramiento de unas técnicas, de unos sistemas de trabajo, del manejo directo de textos, fuentes y obras de referencia. Es el único modo de orientar el futuro pensamiento personal de quien vaya a ser un investigador o pensador por cuenta propia" (ibídem., p. 457).

Hecha esa referencia general, conviene destacar la increíble "peculiaridad" que presenta el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, sector oeste, desde hace ya unos 2 años, sobre todo; que, tanto para las asignaturas humanísticas como para las científicas, ya no tienen biblioteca porque sus instalaciones no cuentan con el respectivo aire acondicionado, no hay servicios de préstamo circulante ni consulta interna, sus salones están cerradas, así como también la hemeroteca, prácticamente se podría decir que es inexistente. Esa es una de las contradicciones más flagrantes, porque como dice don Alfonso Reyes en el prólogo a la Enciclopedia de Clásicos Jackson "la universidad está en los libros"; luego sin libros o biblioteca no hay universidad.

Uno, que ha pasado toda la vida en "El Pedagógico" se extraña de que eso sea así, porque en nuestros tiempos de estudiantes la biblioteca era muy concurrida, se hacía cola para solicitar los libros, se buscaban en los ficheros, se anotaba la cota del libro solicitado en otra ficha y se pedía: deme, por favor, la Geografía Física de Arthur Strahler; el tomo III de la Historia Política de Venezuela, Fuenmayor o de la Historia Económica y Social de Venezuela, de Federico Brito Figueroa; El Espectador y la Historia como sistema, de José Ortega y Gasset y así otros tantos; pero hoy tú te paseas por esa área y te encuentras con el siguiente aviso: "Se informa a los usuarios que el servicio en Biblioteca Central, Hemeroteca y Referencia está suspendido por la falla en el sistema de aire acondicionado".

El sindicato de empleados ha puesto también en cartelera que es muy riesgoso trabajar así con el mal uso de del aire acondicionado en la Biblioteca Central de la UPEL-IPB, los riesgos son: esporas, que entran al cuerpo por inhalación y lesión de piel; problemas respiratorios y produce: asma alérgica y bronquial, bronquitis, sinusitis, lesiones urinarias, conjutivitis, lesiones de oídos (otomicosis); piel, tiña, candidiasis, micosis, dermatitis, infecciones de córnea; enfermedades por hongos: aspergillus, tos, infecciones de sangre, cerebro, pulmones, corazón, pulmones, fatiga, fiebre; por eso las bibliotecas públicas deben tener una humedad relativa por debajo del 50 %, temperatura inferior a 21 grados centígrados, usar aspiradora en muebles, techo y paredes, limpiar con cloro o lysil, usar tapa boca con filtros HCPa, limpiar con lejía, alcohol, agua caliente, remover el moho, lavar manos…

¿Podrá alguien desde las altas autoridades del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, reparar ese aire acondicionado de la biblioteca del Pedagógico de Barquisimeto?



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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