I
Nuevo impulso requiere la universidad venezolana y la última sentencia del TSJ sobre elecciones rectorales ha vuelto a alborotar el avispero en estos días de reinicio de clases. Aunque sus espacios ahora, sanciones USA, CEE, Grupo de Lima, TIAR, de por medio, lucen desolados o con una estructura física harto deteriorada, como en escombros parecido a un escenario destrozado por la guerra; así, en los últimos días vacacionales de agosto y primeros de septiembre 2019 han estado muy movidos por esa circunstancia. También dizque este 14 de octubre será el Armagedón, con trompetas llamando otra vez a la intervención internacional sobre Venezuela, esta vez por la defensa de la autonomía universitaria.
Ciertas eminencias de la academia especialistas en nimiedades, saberes abstrusos sin aplicación al contexto nacional, de acuerdo con José Sanz-Rost (https://.aporrea.org/educacion/a283146.html, 9 de octubre de 2019) en la coyuntura actual la están pasando muy mal, asimismo sectores de la oposición política apuntan que la sentencia del TSJ que ordena realizar elecciones en 7 universidades autónomas, pero que se creen autárticas, como un Estado dentro del Estado, entraña una trampa. A saber, lograr mayor control social o político en el sector por parte del gobierno, porque pide aplicar el numeral 3 del artículo 34 de Ley Orgánica de Educación (2009), donde el candidato y su fórmula política electoral que gane en 3 de los 5 componentes de la comunidad universitaria (estudiantes, profesores, egresados que ejerzan su profesión en la localidad o región, obreros y empleados) será el vencedor.
Pero los obreros y empleados no pueden ser elegidos, según sostuvo la Prof. Nelly Velásquez de Valecillo (Apucla, en Promar-tv, Barquisimeto, 2019, septiembre, 11, 12 y 30 m). Además de acusar que desde el gobierno "Tiran la piedra y esconden la mano" siempre en épocas de vacaciones, como para medir la reacción de los gremios que hacen resistencia a tales medidas judiciales. Es como si realizaran estudios cuasi experimentales con un grupo control y otro experimental. Según y que el 14 de octubre volverán los de las manitas pintadas y su grito de guerra "Quiénes somos, estudiantes, qué queremos, libertad".
En esto también se requiere un gran acuerdo nacional, porque lo cierto es que entre unos y otros (oposición-gobierno o viceversa con las torpezas de ambos) han llevado a la universidad al estado de vulnerabilidad y postración en el que hoy se encuentra. Como el país mismo, la universidad venezolana hoy parece un animal moribundo, con heridas infligidas en una guerra con todos sus horrores. Por eso nos preguntamos tal vez ingenuamente:
¿Será quimérico plantearse en los días que corren la reconstrucción de una universidad democrática y popular con la participación de todos, cuyo objetivo sea servir al pueblo como sostuvo José Vasconcelos en el país de México a principios del siglo XX? ¿También lo será plantearse un nuevo concepto de autonomía universitaria, más vinculado las demandas fundamentales del Estado-Nación? ¿Es autonomía o autarquía?
II
Don Francisco Cañizales-Verde y don Orlando Albornoz han disertado sobre este asunto, en la década de 1960 y 70 el primero y en la actualidad el segundo; y sostienen que es autonomía. Profesores y estudiantes, así como los otros sectores de la comunidad universitaria como son los egresados, obreros y empleados harían muy bien en repasar esas consideraciones. Noción de autonomía universitaria que se ha vuelto bastante polisémica en 100 años de implantación en América y aproximadamente unos 50 o 60 años en Venezuela, desde la Reforma de Córdoba, Argentina, 1918 y los eventos de la llamada "Renovación Universitaria" hacia principios de la década de 1970 o finales de 1960, sobre lo que por cierto el conocido periodista Ramón Hernández escribió una interesante novela, cuya tesis central es que aquello fue un gran bochinche que no terminó en nada.
Por su parte, Carlos Monsiváis, reconocido ensayista mexicano en "Cuatro versiones de autonomía universitaria" ("Letras Libres", noviembre 2004, número 71, Pp. 47-52) aclara que:
"Como todos los grandes términos, la autonomía, en el ámbito de la UNAM, ha dispuesto de definiciones móviles, ajustables en los momentos de crisis. Sucesiva y simultáneamente ha sido: (a) la capacidad de autogobierno; (b) la independencia formal o real de la UNAM ante el Estado y los Presidentes de la República; (c) el espacio entre el presupuesto otorgado por la Federación y las decisiones libres de la institución; (d) la extraterritorialidad, en la práctica el rechazo de la entrada de la policía y, todavía más, del Ejército, a los planteles universitarios; (e) la libertad de cátedra y de investigación; (f) el auspicio de las libertades de expresión artística y cultural; (g) la defensa de la voluntad de participación de estudiantes, maestros y autoridades en asuntos de la vida pública; (h) la justificación a regañadientes de la ultraizquierda, o lo que de ella haga las veces, al explicar sus actos vandálicos; (i) la noción de espacios de excepción en lo académico, lo cultural y, en situaciones de emergencia, lo político" (p. 47).
también Juan Ramón de la Fuente en la misma revista mexicana ("Letras Libres, noviembre 2004, Pp. 54-55") en el texto "La Autonomía" acota:
"La autonomía emana del ejercicio de un postulado democrático que demanda al poder central la delegación de funciones, la división de atribuciones y responsabilidades, así como la socialización de las instituciones con la participación de las comunidades que la constituyen. La Universidad Autónoma es una institución de Estado mexicano. La autonomía es académica y administrativa. El Estado no renuncia con ello a la función rectora que la Constitución le asigna, pero reconoce, respeta y alienta el espíritu libre, creador y crítico de la universidad. La dota de recursos porque es su deber; porque es una institución pública y laica, que cultiva y promueve la ciencia y la cultura como ninguna otra en el país; porque tiene la mejor y la mayor oferta educativa, y porque ha sido el principal instrumento de movilidad social que los mexicanos hemos construido a lo largo de nuestra historia" (p. 54).
En Venezuela el investigador Orlando Albornoz en su libro "Regulación y control académico: Los compromisos políticos e ideológicos de la universidad. La dinámica de la universidad en sociedades en transición" (UCV-EBUC. Caracas. 2010) sostiene que la noción de libertad académica sufre cambios profundos con relación a su noción tradicional, que es la que aluden casi siempre las autoridades de la UCV, por ejemplo, como se puede evidenciar en un comunicado publicado en El Nacional (07 de agosto de 2008); allí aluden a la "Democracia y control absoluto del poder" en el marco de las elecciones presidenciales de 2008, en que suponían que el fallecido Presidente Hugo Chávez, también candidato, iba a imponer decretos-leyes para: Profundizar el socialismo del siglo XXI; (b) inhabilitar dirigentes de la "Oposición civilista", contraviniendo los Derechos Humanos.
El análisis de tales apartados permite señalar que constituyen parte de una expresión concreta de la visión tradicional de la autonomía, porque la capacidad crítica depende de la relación universidad-gobierno y ésta se encuentra afectada por los factores externos (políticas gubernamentales con respecto a la sociedad en general y las políticas educativas en lo particular); sin embargo, y estamos parafraseando al muy distinguido maestro Albornoz, el comunicado de la UCV no evalúa las condiciones internas o institucionales frente a la autonomía universitaria, con particular referencia la responsabilidad académica; que supone evaluar el rendimiento individual, todo lo cual se supone que condiciona el colectivo, lo que se traduce en una impotencia en el docente y el empleado, su éxito social y seguridad; pero no siempre la democracia en el contexto universitario garantiza la libertad académica.
De lo anterior se tiene que la universidad autónoma comprende dos cuestiones, a saber, externas (factores sociopolíticos) e internas (cuestiones institucionales que asignan responsabilidad académica y seguridad académica); en las universidades privadas que operan en el país no existe libertad académica (no producen conocimiento sino que reproducen) ya que la autonomía académica está asociada a la producción de conocimientos y éstas son solamente reproductoras del mismo; 20 por ciento de la universidad produce el 1, 90 por ciento de la producción académica nacional, tampoco las universidades del gobierno ejercen la libertad académica, dice Albornoz; éstas adhieren el pensamiento marxista, es decir, el pensamiento libre, autónomo o decolonial pero en ambas no opera la libertad académica, ya que no puede existir el disenso; se ha de asumir los lineamiento de las autoridades simplemente (Albornoz, ob cit).
III
En nuestro estamento legal, la constitución venezolana (CRBV, 2000) en su artículo 109 establece textualmente que:
"El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio espiritual y material de la nación. Las universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su patrimonio bajo el control y vigilancia que tales efectos establezca la ley. Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley".
Sin embargo, acota Albornoz que el referido artículo constitucional no obliga a la producción académica con énfasis en la calidad e igualmente sostiene que la autonomía ha dejado de existir en la sociedad virtual, donde el espacio académico es añadidura o que la autonomía universitaria adquiere otra perspectiva (Ob cit., p. 16).
IV
Así, pues, según cierta tradición, la noción de autonomía universitaria que suele oírse o leerse por los medios de comunicación social de las actuales autoridades universitarias en Venezuela, la vinculan a asuntos políticos del país en general como expresión de la dicotomía democracia-dictadura y la mediación que al respecto puede hacer la sociedad civil; control social vs libertad; se deriva de tales argumentaciones que sea más bien autarquía no sólo académica-administrativa sino también financiera lo que desearían, que en última instancia parece ser el quid de la cuestión. Lo que contrasta con lo aquí citado de Monsiváis, de la Fuente, Cañizales Verde, Albornoz y el Artículo 109 de la Constitución (1999).
Finalmente, hemos oído al ministro César Trómpiz decir en tv recientemente que el CNU nombrará una comisión para lo conducente a las elecciones universitarias y su reglamento, se entiende, igualmente que para sorpresa de muchos en este nuevo año escolar aumentó la matrícula universitaria, habrá que ver cómo evoluciona el asunto en cuestión.