Los chavistas y los que desdicen de estos, ambos han confundido participación y protagonismo. La democracia es más que votar, votar por ejemplo por una estructura universitaria que ha sido un flagelo para el país, es no votar; veamos porqué. La Ley Orgánica de Educación ha venido siendo cuestionada por ciertos sectores de la Universidad en relación al artículo 34 numeral 3
Artículo que pregona la participación protagónica de toda la Comunidad Universitaria. Cuestionadores y defensores de esta Ley establecen varias teorías que desdibujan el espíritu de la participación y que al final, incide en lo sustantivo, en el protagonismo real. La primera es la de mi buen amigo Luis Fuenmayor Toro, creador de la teoría "del piloto" y la otra la del tan bien buen
amigo, señor ex - Ministro Héctor Navarro "Voto 1 a 1".
Fuenmayor y mucha plutocracia universitaria, hoy alzada, establecen que jamás se ha visto que una tripulación de un avión sea elegida por los viajeros, que una Universidad al igual que un avión es dirigida por expertos, en este caso los académicos. Que si eso ocurriese la Universidad o en este caso el avión, junto con los pasajeros se irían a pique.
Navarro y mucho chavistas de garete, por su parte, establecen que toda persona de la Comunidad Universitaria tiene igual derecho al voto (1 a 1). Para él, 70.000 mil votos de los estudiantes de la UCV, 12.000 votos de estudiantes de la UNET, tienen igual valor, se cuenta 1 a 1 con los 7000 0 500 votos de los trabajadores de cada una de estas universidades. La desproporcionalidad democrática se obvia en esta teoría.
Ambas teorías o propuestas en lo que se parecen es en desconocer el concepto de la contextualización y en la dilución del espíritu, en un derecho de participación y protagonismo, hasta ahora vejado.
En ambas, se liquida el espíritu de la participación, profundizando la exclusión. La exclusión se disfraza en nuestros corazones de muchos modos y formas, los atavismos
ideológicos, nos da hasta talante para ello.
Por lo que sin esfuerzos, cualquiera de nosotros nos montamos en una de estas propuestas. La propuesta del avión, pareciera una travesura, pero no, ella muestra un estructura envejecida y caótica, que si bien ha dado importantes aportes al país, es mayor su deuda, ya que se basa en un currículo estudiorum, envejecido y anacrónico, que termina parasitando y profundizando los ascensos sociales de unas elites, en una sociedad a la que debe contribuir. No se dan cuenta que los que mantienen y solicitaron el avión, fueron otros. Los pilotos son fortuitos. La ruta se mantendrá siempre y cuando existan pasajeros.
La segunda teoría (el 1 a 1), es una propuesta engañosa, es parecida ha aquella propaganda que dice "devolveremos su plata, si llueve un día en su período de vacaciones o estancia en la playa", cuando la realidad, es que en ese lugar de vacaciones ofertado, llueve cada 40 años.
Para qué va ir a votar un trabajador de una universidad, universidad X, si 25 votos de los profesores, serán igual a un voto de los estudiantes. En cualquier balanza, para igualar los pesos,
estos tienen que ser equivalentes o en todo caso proporcionales. Un barrio está conformado por diferentes casas en tamaño y forma, pero la manzana es un hecho cartográfico de uniformidad y de equilibrio. Los % de los participantes debe ser equilibrante, lo que dará vía a un protagonismo posible.
Un estudiante puede durar de 4 a 8 años en la Universidad, pero para el trabajador: profesor,
empleado u obrero, la Universidad es su proyecto de vida. El costo social y la energía invertida son diferentes, se dan dos cosmovisiones distintas, el espacio es el mismo, pero la temporalidad diferente. Por ejemplo la comunidad circundante también debe participar y ser protagónica, pero no ser avasallante. Principios de economía y de física elementales.
Pero lo más peligroso de este asunto, es que esta discusión del 1 a 1, o no de este, nos desvía del problema sustantivo y es, la existencia de una estructura política, administrativa dentro de las universidades que son la genuina imagen de dictaduras académicas, lo que ha colocado a las Universidades y la LOE, más allá de la física y de la sola contextualización, más allá de Dios y el hombre, haciendo que el viento no forme parte del vuelo de las golondrinas y las gaviotas.
Se hace el voto, el voto de los trabajadores-empleados, comunidades circundantes, trabajadores-obreros y trabajadores-docentes, en una herramienta de la democratización, pero no en la esencia de esta.
Votar para mantener la actual estructura protagónica, mejor es no votar.
Si bien la relación del voto es importante, como fundamento de la participación- No hay que confundir participación con protagonismo. La universidad, en bien de este país, debe buscar una estructura flexible, democrática, participativa, eficiente y protagónica.
Seremos protagonistas, mientras se cambie la estructura universitaria. Votando sin exclusión, ya sea esta: proporcional, distributiva, equitativa o igualitaria. Pero votar para mantener la misma estructura universitaria, es repetir el adefesio que ha hecho que la universidad este distante a la problemática de esta sociedad tropical.
Para cambiar esto de las universidades de elite, hay que darle valor real a los
derechos de participación y protagonismo ciudadano, debemos buscar
acercarnos a los cinco poderes de la actual estructura del Estado
Democrático Nacional. La Universidad monárquica venezolana, desde hace
rato está en deuda con el país. Debemos proponer y hacernos en cada universidad, de los cinco poderes que dibuja el estado nacional, basados en protagonismos proporcionales, más que en el voto.
El asunto entonces no sólo es cuestión de votar. Votar proporcionalmente y protagonismo proporcional en la nueva estructura universitaria, esa es la cuestión.
En el vuelo de un avión no sólo participa el piloto y menos en Venezuela en donde no escampa.
El problema de la mala distribución presupuestaria y sus consecuencias: falta de autobuses, reducción de comidas; incumplimiento de ascensos a profesores y empleados y otras
particularidades de esta universidad, que se profundiza por la actual y pésima gobernabilidad del estado nacional, pero por igual se ahonda por la existencia de la actual estructura universitaria.
No hay que pelear por migajas, primero, el cambio de la estructura universitaria y luego, sabremos porque votamos y por quienes votamos y será entonces, solo entonces, cuando las golondrinas vuelvan, para mitigar este duro y largo verano, las gaviotas reten al viento para conseguir su alimento y el voto, se reconcilie con la esperanza.