Los maestros de Caripito salieron a protestar o, para mejor decirlo, a lamentarse porque el salario no les alcanza ni para pagar el pasaje de ida y vuelta, de la casa a la escuela y viceversa. Y no digamos que para comer y menos darle de comer a la familia, pues como ya dije, ni para el pasaje alcanza.
Pero ellos, los muy particulares y específicos de esta pequeña pero grande por la dolorosa y trascendente historia, de una pequeña población oriental, en verdad son todos los maestros de Venezuela y para ser justos los trabajadores todos.
Quienes gobiernan, incluyendo el Alcalde de ese pueblo monaguense de marcada historia en la economía petrolera de Venezuela y de las luchas obreras, se definen como portadores de unos sueños de justicia y grandeza. La palabra "Revolución" es su estandarte y el "Socialismo", supuesto paraíso de los trabajadores y de los hombres todos, alcanzar en él la meta de la igualdad, es su sueño.
Los maestros son como los trabajadores por los trabajadores, pues ellos se encargan de formar el futuro de estos y prepararles para que tengan mejores herramientas para el trabajo, que habrán de asumir cuando les toque el turno; así como los médicos y las enfermeras cuidarán de la salud de la "mano de obra toda", incluyendo la de ellos mismos, desde el nacimiento, que nacerán saludables por su gracia divina, hasta la muerte.
La productividad del sistema o modelo, el que sea, depende en gran medida del trabajo, esfuerzo, participación de maestros y trabajadores de la salud. Decir esto es como un lugar común, pese la cultura difundida por quienes dominan, gobernantes y empresarios, trate de ocultar. Como se oculta que es del trabajo de todos, de la amplia gama de trabajadores y no del pequeño grupo que gobierna o se apropia de los beneficios y acumula capital, de lo que depende la productividad, el excedente y la riqueza.
Pero en Venezuela se da un caso curioso que, de ser cierto, démosle a los gobernantes la ventaja de la duda, como que siendo ellos socialistas y portadores del mensaje y banderas de los trabajadores, no obstante a estos se explota y se les somete a las condiciones más humillantes del planeta. Tanto es así, que el salario mínimo es menos de un dólar mensual. Suelo decir o recordar que siendo muy joven, quedé impactado, herida mi sensibilidad, cuando leí en una revista que una empresa estadounidense, fabricante de pelotas de beisbol, se había mudado a Haití porque, en ese país que tanto nos duele, pagaban un dólar diario a cada trabajador. Pero la cifra de un dólar diario, que era y es una miseria, se transformaba en 30 dólares al mes.
Un docente o maestro de los de más alto nivel en la Venezuela de hoy no llega a ganar, por lo menos con el Estado, en un país donde la matrícula escolar es determinantemente pública por las conquistas alcanzadas por el pueblo en sus luchas, incluyendo particularmente a los mismos maestros, 10 dólares mensuales. Lo que significa un ingreso diario, si a eso se le puede llamar de esa manera, de 0,33 dólares diarios. Cifra esta, al compararla, con la de aquellos trabajadores haitianos parece por demás elocuente, tanto que casi habla de esclavitud. Y digo casi, porque sólo falta la declaración formal dada por la ANC y estampada en un nuevo librito azul.
Mientras tanto, la economía toda está dolarizada. Tanto que todo aquel que algo venda, hasta el humilde vendedor de cambures cobra en dólares y un kilo de esa fruta cuesta un poco más del salario mínimo y es algo como muy "dificil de adquirir" para un maestro de ingreso diario de 0,33 dólares.
Pero pese a este estado miserable que se ha vuelto la vida de los trabajadores de Venezuela, aquí casi nadie protesta. La práctica deleznable opositora que se ha aliado con Trump, con sus actos vandálicos y sus propuestas antinacionales, inhibe la protesta. Grupos políticos, conscientes de esto, procuran no transitar ese camino para evitar que aquella eso capitalice y utilice la protesta justa para sus oscuros fines. Y así ha transcurrido la vida de los venezolanos y especialmente de los trabajadores.
Pero los maestros, a quienes le "remuneran" su trabajo, uso comillas por razones por demás obvias, con la miseria ya expresada en cifras, además les secuestraron todas las conquistas estampadas en el Contrato de Trabajo y a este mismo amarraron, con él hicieron un bojote y lanzaron a la bolsa de basura. Y como para repetirlo, lo extraño es que esto no lo hizo quien o quienes eso han hecho por siempre, el FMI, los gobiernos confesos y felices de ser de derecha y los empresarios usureros, sino unos individuos que dicen ser representantes de los trabajadores y defensores de sus derechos.
Pero todo no termina en el salario que, además de no alcanzar para comer y darle de comer a la familia, hace imposible vestirla, hasta asearla y cuidar su salud. Pues el gobierno les niega el amparo, mediante los seguros colectivos contratados en favor de la salud y hasta el entierro, que están previstos en los contratos. Y todo eso eliminó a cambio de nada o de un salario miserable, pues no tiene acceso a medicinas y cuando mucho a una atención médica frágil, superpoblada, con médicos generales y de poca experiencia. Es la vida de un trabajador dentro del más vil e inhumano modelo capitalista.
Y el Contrato de los maestros se venció en marzo próximo pasado y pese esto, el "gobierno de los trabajadores", ni siquiera ha hecho posible la creación de la comisión respectiva, integrada por representación de ambos bandos, para el nuevo que habría por poner en vigencia. Y eso sucede así porque el gobierno está decidido a continuar como viene, en sus planes no está previsto conceder ningún derecho a los trabajadores. Aquí pareciera que hubiese llegado Atila, si es que ese pobre hombre sirve para dibujar esto, más que en este caso, como en otros, hay quienes niegan que "El rey de los hunos", fuese ese que a nosotros nos vendieron en la escuela.
Por estas cosas como demasiado justas que los gobiernos de la IV República, por los menos en los últimos 20 años en la vida ella, respetaron o por lo menos se vieron obligados a respetar hasta por la disposición de lucha de los trabajadores que en los partidos partidarios de ella militaban, intentan luchar los trabajadores de ahora.
Es totalmente falso que los maestros intenten tumbar al gobierno, sabotear la campaña contra la pandemia o estorbar las elecciones venideras. La causa está en lo que ya dijimos, en la miseria del salario y disposición gubernamental a no hacer nada en favor de los trabajadores.
Los maestros de Caripito, casi simbólicante, salieron a protestar por todos sus colegas y trabajadores de Venezuela. Y salieron a luchar por la vida, la simple subsistencia y ante aquel gesto hermoso, el Alcalde, un militante de la "Revolución Proletaria y del Socialismo", cual jefe civil o funcionario desclasado del MPPE, respondió, "maestro que no esté de acuerdo con el gobierno que renuncie".
Uno creyó era una adeco, uno e esos elefantes amarillos que todavía quedaban atrpados en las paginas de la historia y lo que creyó por lo inverósimil que hubiese sido pensar la realidad y lo que es.
Para aquel triste personaje el sólo hecho que alguien salga a reclamar por su derecho a comer, salud, su familia es estar "contra el gobierno". En su lógica, su gobierno es eso, deshumanización y explotación al máximo, casi llegando al esclavismo, pues sólo falta la formalidad, pero es lo suyo y está dispuesto a defenderlo como sea. El Estado, la nación son suyos y de su gobierno, nadie más tiene derecho y los salarios son esos y quien no esté de acuerdo que se vaya.
¡Cómo se parece esto al facismo y la práctica del franquismo en la España martirizada! No tardarán como en los tiempos de inicios del siglo pasado a perseguir y sancionar maestros que hablen del ¨"Origen de las especies" y la selección natural,nombren a Darwin, Bolívar y hasta del propio Marx.
Y esto último no es extraño decirlo, pues el Alcalde de marras, no se quedó en aquello ultramontano, fascista, sino que como para que no quedase duda de sus disposición a aplastar a todo inconforme, sin importar su causa, solicitó a los suyos "visualizar las caras" de quienes protestaban.
https://www.aporrea.org/educacion/n359367.html
En verdad, a uno todavía le cuesta admitir que en el gobierno o entre gente del gobierno, se estén imponiendo estas concepciones que demuestran el grado de desesperación y hasta degradación a que están llegando ciertos personajes. O como ciertos personajes, absolutamente ajenos a la cultura, historia de la izquierda se están imponiendo en el Psuv y el gobierno. ¡Y el peso que exhiben! Y por eso y por la participativo y protagónico uno desea que en el seno del Psuv y hasta entre quienes gobiernan, despierten lo participativo y protagónico y se imponga el proceder de Fuente Ovejuna, antes que esto caiga sobre todos.