Recuerdo que esto se quiso hacer en el primer gobierno de CAP, acabar con las carreras humanísticas quitándoles presupuesto, y luego se intentó hacer en su segundo gobierno. Gracias a Luis Herrera esto se frenó un poco esa tendencia oculta, era geógrafo social, pero CAP era un bachiller, graduado en la universidad de la vida de los adecos, codicioso, bocón, impúdico, ostentoso, ¡todo un aspirante a la corona de España! Yo le pregunto a Aristóbulo y al otro, a Trompiz, ¿de qué vale un país de ciegos desbarrancado hacia un abismo incierto? Una o dos generaciones de estudiantes idiotizados, atrasados en los estudios humanísticos, significa muchos años en la ignorancia, de retroceso intelectual y espiritual. Si alguna ventaja hemos tenido en Venezuela con una educación universitaria universal y humanística, ha sido la de contar con mucha gente preparada para ejercerla en distintos campos, de gente pensante formadores de líderes destacados.
Sin el humanismo no se conocen las razones sagradas para la vida, que expliquen y justifiquen la existencia de nuestras sociedades, inclusive de nuestra especie; no hay valores, constitución, leyes, ideales, sueños, esperanza; no hay herederos dignos – ¡por ahí también van los tiros, el de completar a Biden y al capitalismo la “cajita feliz”! – Comprender qué somos, conocernos a nosotros mismos, acumular razones que justifiquen nuestra permanencia en el tiempo y en el espacio como pueblo o nación. Sin humanismo somos animales inferiores. El ministro Aristóbulo (que igual hablaba de la “conciencia del deber social” hace un año) ahora va del “conócete a ti mismo” al burro atado a la noria; para él, ahorrarle “dinero y mano de obra” al país es una evolución necesaria…, pero hacia nuestro pasado de esclavos. Un ministro “todo terreno”. Hemos retrocedido de querer cambiar la sociedad y criar un ser humano supremo, luchador, creador, culto, racional, ¡un artista en el sentido más amplio!, a aceptar pasivamente la imposición de una educación para formar máquinas e idiotas, incapaces de pensar en otra cosa que no sea cómo llenar la barriga, reproducirse y defecar; ¡más allá de esto sería retar las capacidades de Maduro y sus ministros!
¿Y qué pasará con el fantasma de Chávez leyendo a Saramago, a Benedetti, a Augusto Mijares, a Simón Rodríguez, a Chomsky, “El Estado y la Revolución”, a Fidel,… ¡a Bolívar!? ¿Quiénes defenderán nuestras tradiciones, nuestra historia, el lenguaje, nuestro idioma, nuestras lenguas y culturas ancestrales, nuestra memoria y herencia libertarias… ¡nuestras fronteras!? ¿Quién quedará para ejecutar el Plan de la Patria de Chávez cuando la torre de naipes se venga abajo? ¡Son unos infelices!, lacayos del capitalismo, prefieren formar esclavos idiotizados que líderes de la humanidad, que formemos gente pensante. Pero, es comprensible, ellos son cautivos a la vez de sus instintos básicos y del dólar.
El capitalismo sólo ofrece la posibilidad de tener cosas materiales. Y, aunque esos tiempos ya pasaron, da un acceso muy limitado al pensamiento humanista, pero solo para los que lo pueden pagar. La sociedad moderna y el capitalismo cultiva masas de gente mentalmente deficiente mientras divulgan el fatalismo capitalista en la televisión, en el cine y la literatura barata, en Netflix y las redes, en sus universidades; con ellos se termina la historia. Y sin historia no hay futuro ¿quién necesita del pasado cuando la historia termina?
Tenemos un ministro todoterreno que igual habla de la “conciencia del deber social” como es capaz de proponer esta barbaridad sin que se transforme en otra persona.
¡CHAVEZ ES HUMANIDAD Y HUMANISMO!