"Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora? ¡Quién sentirá mejor que ellos los efectos de la opresión? ¿Quién más que ellos para ir comprendiendo la necesidad de la liberación? La liberación a la que no llegarán por casualidad, sino por la praxis de su búsqueda; por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar por ella. Lucha que, por la finalidad que le darán los oprimidos, será un acto de amor; con el cual se opondrán al desamor contenido en la violencia de los opresores, incluso cuando ésta se revista de la falsa generosidad a que nos hemos referido" (Paulo Freire, 1997, Pedagogía del oprimido, editorial siglo XXI. México. P. 42).
DEL OTRO COMO OTRO AUTÉNTICO
En este escrito pretendemos realizar una apretada síntesis sobre los fundamentos y principios de la educación descolonizadora a partir de obras del maestro brasileños Paulo Freire (Recife, Pernambuco, Brasil, 1922-Sau Paulo, Brasil, 1999), principalmente Pedagogía del Oprimido (1970) y Pedagogía de la Esperanza (1992). Distanciadas en el tiempo de su publicación, pero en ambas se recrea el discurrir de una misma construcción teórica, además de registrar parte de una práctica concreta de una opción educacional de tipo descolonizadora en Latinoamérica. En ellas su autor, Freire, no se niega a recurrir a fuentes filosóficas occidentales en la palabras y voz de reconocidas figuras del pensamiento moderno y contemporáneo, pero reinterpretando las nociones categoriales propuestos con fines de articular y comprender el entorno socio histórico inmediato mediante categorías al uso, por ejemplo: Dios, Alma, Mundo, Ontología, Epistemología, Gnoseología, Antropología Filosófica, Ética, Estética, Metafísica, Razón … entre otras nociones que forman parte de las claves de razón práctica (las ya nombradas, ética, estética, a la que habría que agregar el término que entran en operatividad como es la política, en tanto modo de actuar y configurar la sociedad en instituciones formales y la pedagogía como teoría de la acción bajo la cual se forma la conciencia o alma de la persona, hombre y mujer, desde la más tierna infancia hasta la adultez de la primera juventud, cuando descubren y asumen ciertas y determinadas preferencias en la cotidianidad moral, la civilidad con proyectos personales y sociales exitosos).
En ese sentido, la obra Pedagogía del oprimido aborda la condición antropológica, perspectiva antrópica o características del hombre y la mujer del hombre latinoamericano y caribeño, en tanto que miembro de sociedades periféricas de las metrópolis del norte desarrollado (Europa-Estados Unidos de Norte América), un eslabón en la explotación de las materias primas requeridas para ser transformadas por la maquinaria de los países altamente desarrollados, como Inglaterra, en su tiempo conocido como "El motor del mundo" por su alto nivel de industrialización, pero, al propio tiempo de explotación inmisericorde de la mano de obra directa o fijación del hombre a la máquina, una condición que parodia de manera impresionante Chaplin con su película "Tiempos modernos". Sobre todo, en la escena donde el correaje de una máquina absorbe también al obrero y al capataz.
Es decir, constituye una crítica mordaz a la práctica social que significa la explotación desordenada e irracional de la riqueza natural en la extracción de materia prima que, en general, interviene selvas, bosques primarios, contamina suelos, subsuelo y fuentes de agua por los químicos en la explotación de minas; igualmente, ello da lugar a la emergencia irregular de condiciones de trabajo infrahumanos de la población trabajadora o mano de obra directa, su núcleo familiar y entorno comunitarios. La contraparte, lo constituye un sector privilegiado, cada vez acumulando mayor riqueza, pero también y contradictoriamente increíblemente deshumanizado. Pues, a pesar de tener acceso a la cultura ("alta cultura" formal en instituciones prestigiosas en todos los niveles y modalidades), de la civilización europea y/o norteamericana, carece de la sensibilidad ética-moral necesaria para reconocer la autenticidad del otro, considerándolo no como un extraño, sino como semejante, otro igual y tratarle con empatía. Estas cuestiones son cuestiones nodales en esta perspectiva teórica de la pedagogía, llegando a ser un reto importante en la transformación del conocimiento, el ser y el poder.
ACERCA DE LA LIBERACIÓN DE UNO Y OTRO: EL OPRIMIDO Y EL OPRESOR
"Humanización y deshumanización, dentro de la historia, en un contexto objetivo, son posibilidades de los hombres como seres inconclusos y conscientes de su inconclusión" (Paulo Freire, 1997, Pedagogía del oprimido, p. 40).
Una reflexión o consideración propiamente filosófica, sobre la acción educativa como proceso social e institucional, si es tal, debe insertarse en la perspectiva teleológica dirigida a liberar a uno y otro sujeto social ubicados en las antípodas de la ortopraxis educacional en el marco de sociedades asimétricas, con distancias abismales entre la élite neocolonial o de mentalidad y actitudes eurocéntrico-norteamericana y la multitud empobrecida que habitan los márgenes de las ciudades, regiones fronterizas o de difícil acceso, las zonas rurales donde desarrollan actividades de sobrevivencia en agricultura, ganadería, artesanía u otras actividades de manufactura, sin acceso a los servicios básicos modernos, la educación y la cultura. Por esas zonas de sombras, en las peris fronteras como si fuera un tercer país en que no llega el largo brazo del Estado, su institucionalidad, organismos de seguridad, salud, entre otros.
Las áreas de la "pobrecía" tanto material como cultural y espiritual o de los "barrios bajos" como las nombra el escritor Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927-Ciudad de México, México, 2014) en varias de sus novelas y cuentos, por ejemplo, las novelas: La hojarasca (1955), La mala hora (1962), Cien años de soledad (1967) y en el cuento "La siesta del martes" (en Cuentos completos, 1988), requieren promoción humana, profesional y cultural, siendo la educación y el trabajo los únicos medios para salir de tal "pobreza abyecta". Es la forma de devolvernos a los pobres nuestra dignidad mancillada por las "estructuras de pecado social estructural" que reproducidas constantemente tornan ser unos círculos viciosos. Al respecto, Pablo Freire propuso e impulsó en los tempranos años de la década de 1960 la alfabetización crítica y problematizada, mediante preguntas generadoras y respuestas nacidas de la lectura de la realidad concreta, ya que no se trata sólo de identificar e unir vocales y consonantes, poder hacer oraciones y párrafos (cosa bien importante), sino poder desarrollar competencias de comprensión lectora. Sólo así es posible desarrollar las debidas competencias con fines de interpretar y comprender la realidad en que se estamos inmersos.
Aprender a leer la realidad socio histórica y ubicar el lugar social que se ocupa, hacerse consciente de la condición de oprimido, denunciarlo. Pero, sobre todo, organizarse para transformar ese contexto personal y comunitario. Eso es un proceso que no está exento de contradicciones, acota el mismo teórico don Paulo Freire, dado que suele suceder que el oprimido se transforma en opresor eventualmente, una vez que mediante luchas ingentes pueda alcanzar ciertas parcelas de poder del Estado, una empresa o la organización política de intermediación; así, de ser un instrumento para la liberación sociopolítica, según la experiencia histórica contemporánea, por ejemplo, de Nicaragua y Venezuela, una vez que el sandinismo alcanzara el primer despliegue de la potencia plebeya (fuerza del pueblo organizado), posteriormente las controversias internas y los ataques externos atentaron contra el proceso revolucionario y tuvo que recomponerse, usando al menos un tiempo de diez años.
En Venezuela, igualmente al iniciarse la primera fase de la Revolución Bolivariana en 1998 con el triunfo electoral del presidente Hugo Chávez en los próximos dos años se hicieron patentes grandes diferencias y algunos fueron activos participantes de un conjunto de eventos conspirativos contra sus antiguos compañeros de armas y dirección política, hasta desencadenar un Golpe de Estado en 2002, un paro de la industria petrolera en 2003, que desequilibró todo el sistema social venezolano; los líderes de la Revolución Bolivariana, principalmente el comandante presiente Hugo Rafael Chávez Frías (Sabaneta de Barinas, 1954-Caracas, 2013) tuvieron que recomponer el movimiento político, siendo uno de los ejes más dinámicos el desarrollo de las escuelas integrales , las misiones educativas y salud, la transformación universitaria y el programa alma mater; programas de intervención social inspiradas en las teorías de la educación emancipadora del maestro Simón Rodríguez, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Paulo Freire y también en el pensamiento emancipador del Libertador Simón Bolívar, principalmente en su lección denominada Discurso de Angostura (1819).
Así, se puede decir sin faltar a la verdad que el presiente Hugo Chávez se constituyó en un educador político del pueblo venezolano en general. Actualizó las teorías sobre educación popular que ya sus teorías rivales como el liberalismo y su concepto de sociedad educadora, la privatización venían proponiendo y desarrollando desde mediados de las últimas décadas del siglo XX, por eso surgió la constituyente educativa bajo la dirección del sociólogo Carlos Lanz (Upata, estado Bolívar, 1944-Maracay, 2020), Aristóbulo Izturis (Curiepe, estado Miranda, 1946-Caracas, 2021), Belén de San Juan (Caracas, 1916-2004), Xiomara Lucena y un amplio sector de docentes anónimos en todos en territorio nacional que aplicaron la nuevas teoría de la educación libertaria y emancipadora, también con uso de las teorías del constructivismo social.
Lo anterior, sin embargo, no ha sido un recorrido lineal como práctica social. En los márgenes de tales dinamismos sociopolíticos no ha estado ausentes sonados casos de corrupción administrativa, personas y grupos colaterales que, no obstante ser parte de un proceso social e institucional de transformación humanizada, inicialmente, se desvían; haciendo de la riqueza y el poder un fetiche. Además, creen que las personas son cosas o instrumentos que se utilizan y desechan. A eso Paulo Freire lo denomina "cosificación de la persona". Por eso, la liberación debe incluir al oprimido y el opresor, devolverles la humanidad a ambos y estar atento a trascender y no repetir mecanismos perversos. Al respecto Freire (ob cit) en el primer capítulo de su obra Pedagogía del oprimido destaca esa relación dialéctica, dice algo que conviene traerla a colación para cerrar este texto: "La violencia de los opresores, deshumanizándolos también, no instaura otra vocación, aquella de ser menos. Como distorsión del ser más, el ser menos conduce a los oprimidos, en la búsqueda por la recuperación de su humanidad, que deviene una forma de crearla, no se siente sienten idealistamente opresores de los oprimidos sino en restauradores de la humanidad de ambos" (p. 41).
LA PEDGOGÍA DE LA ESPERANZA O DE LA HISTORIA COMO FUTURO
Pedagogía de la esperanza, otro trabajo de Paulo Freire publicado en 1992, por su parte discurre sobre la historia como futuro, se podría de decir parafraseando al historiador inglés Eric Hobsbawm (Alejandría, Egipto, 19117-Londres, Reino Unido, 2012); quien sostiene que la historia como disciplina en su opinión, se ocupa más del futuro que del pasado como suele creerse; dado que a la hora de elaborar análisis prospectivo la dinámica del presente y del futuro van a estar siempre en relación a lo que aconteció en el pasado. Así, como Freire se sirve de pensadores europeos, historiadores y filósofos, principalmente o ensayistas en general, en la obra que aquí nos ocupa invita a no sentir nostalgia por el pasado: los logros alcanzados y lamentarse del presente, cuando, por ejemplo, la corrupción administrativa de ciertos agentes del Estado, líderes políticos o comunitarios, un proyecto sociopolítico prometedor, una revolución, se transforma en distopía, algo contrario a lo que inicialmente se planteó de líneas democráticas y participativas se transforma en una feroz dictadura.
Sin embargo, el educador con una práctica educativa guiada por la pedagogía liberadora, supone construir esperanza, nuevas utopías, líneas en el horizonte donde los sueños de realización personal y familiar puedan realizarse en el corto y en el mediano plazo, porque en el largo plazo según decía el economista John Maynard Keynes (Cambridge, Reino Unido, 1883-Sussex, Reino Unido, 1946), todos estaremos ya muertos. Por lo que el presente y el futuro es una urgencia. Lo que haya qué hacer por elevar la condición de vida con salud, educación y cultura debe ser inmediato, pues el pasado constituye un dato inerte o expos-facto; si bien otra cosa es que forme parte de la dimensión de identidad y pertenencia, ofrece pistas con fines de comprender los hilos de oro de la tradición, según se puede leer en Mensaje sin destino, la conocida obra de don Mario Briceño Iragorry, citándolo aquí de memoria.
De tal manera que las nociones pasado-presente y futuro son parte de la ontología de lo actual, de un ser prexistente y de la metafísica de las costumbres, el patrimonio cultural inmaterial o material. Entendámonos, el pasado no deja de ser importante, pero su realidad en cuanto tal no es susceptible de ser modificado. En tal sentido, la pedagogía de la esperanza constituye un recurso de alcance motivacional en la tarea de desarrollar la nueva ciudadanía. Por lo que ante la realidad presente de dificultades se debe tener esperanza.
PARA UNA PEDAGOGÍA DESCOLONIZADORA, ALGUNOS PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS
Entendemos aquí por "Pedagogía" la teoría de la acción bajo cuyo repertorio teórico-conceptual ontológico, epistemológico, antropológico, axiológico y metodológico-didáctico, permite desplegar en un tiempo y espacio un cierto proyecto histórico-pedagógico que, a su vez, contiene lineamientos referidos a la teleología.
O, en otras palabras, constituye una teoría de verdad acerca de cómo el sistema educativo de una determinada sociedad transmite la cultura y forma en los valores al niño/niña, al joven adolescente en los planos antes dichos. Este es, los contenidos científicos-técnicos, histórico-literarios de acuerdo al estado del arte de los avances más actuales en ciencias y humanidades, los principios y valores cívico-morales y políticos-ciudadanos. Ya que la pedagogía de alguna manera constituye una expresión teórica y práctica de la filosofía, en tanto que aproximación a las perplejidades de la realidad humana en su despliegue de la racionalidad y la emoción. Así responde a las preguntas del currículo: ¿qué persona formal? ¿Con cuáles contenidos? ¿Qué valores hacer descubrir y practicar? ¿Cuáles metodologías didácticas generales y específicas son las más adecuadas a los fines de responder a las demandas del momento?
Al respecto Freire reflexiona sobre dos o tres dimensiones de la práctica pedagógica de las sociedades occidentales modernas. A saber, la educación bancaria en contraposición a la educación dialógica, emancipadora y liberadora como teleología o fines últimos del proceso. De una y otra práctica surge dialécticamente del "tercero incluido", en concreto pasar de una concepción del ser humano pasivo y receptor de contenidos modernizantes o positivistas de poco vuelo en ciencias y humanidades a una práctica de la libertad en diálogo tanto como el conocimiento universal mismo, como con el docente imponente, una figura ilustrada al modo europeo-norteamericano; personaje del sistema escolar bancario que también, a su vez, es receptor pasivo o consumidor de bienes culturales extranjeros pero considerados valiosos y necesarios en la configuración del sujeto moderno occidental, funcional al modo de producción capitalista y pensamiento liberal-burgués y cuyo vehículo de transmisión pueden ser, como de hecho lo son, los medios de comunicación o mass-media y su protagonistas principales los cantantes, actores y actrices del cine, radio y televisión, sobre todo de la música pop o pop rock, así como algunos intelectuales que como novelistas, cuentistas, poetas, dramaturgos hacen parte de la industria cultural. Estos son porta estandartes de ese modelo de sociedad pretendidamente exitoso.
Así, el sistema educativo en esa línea de razonamiento constituye siempre el epígono modelo del modelo social dominante. Entonces, cuando una nueva coalición de poder controla el Estado o cuyas bases pugnan por transformarlo, se ve obligado también a asumir una nueva teoría educativa. Entonces, si la modernidad ha optado por el homo economicus , el sistema educativo y el currículo tiende a formar profesionalmente según la demanda del mercado, un ser humano en relación al mercado; y, por lo contrario, un nuevo modelo social y sin renunciar necesariamente a lo funcional atinente a la producción industrial de bienes y servicios de la sociedad actual, puede introducir y, de hecho, es lo que conviene y manda la prudencia: introducir otros principios y fundamentos en la práctica educativa, según lo que se puede aprender de lecturas de Kant, Hegel, Marx, sostiene Freire, quienes en su tiempo vital e hicieron la crítica, tanto a los modelos clásicos del conocimiento, la escuela, liceo y la universidad; también la crítica a la economía toda la sociedad en general, planteando una nueva humanidad.
En todo caso, lo importante es darle nuevo significado, como sostiene el escritor y filósofo español don Fernando Savater (San Sebastián, 1947) en su obra "El valor de educar":
"La vida humana consiste en habitar un mundo en el que las cosas no sólo son lo que son, sino que también significan; pero lo más humano de todo es comprender que, si bien lo que sea la realidad significa si resulta competencia, problema y en cierta medida opción nuestra. Y por "significado" no hay que entender una realidad misteriosa de las cosas en sí mismas sino la forma mental que les damos los humanos para relacionarnos unos con otros por medio de ellos" (p. 32).
De lo anterior se colige que la pedagogía descolonizadora incide en los "modelos mentales", las prácticas sociales de sojuzgamiento indirectamente propulsado desde los vectores del consumo cultural de los centros metropolitanos coloniales de la época contemporánea y actual en el marco de los nuevos imperialismos hegemónicos, cuyos patrones de consumo; asimismo, supone desarrollar nuevos significados en la relación hombre, naturaleza y sociedad con una perspectiva humanística integral que, aunque incluya la economía y otros aspectos correlacionados al mundo de los negocios, como las finanzas y aspectos intangibles de alcance espiritual como la política y la cultura, entre otros, tienda a entender la realidad socio-histórica como una construcción humana solidaria, cooperativa e integradora, como posibilidad cierta y hasta como utopía.
REFERENCIAS
Freire, P. (1997). Pedagogía del oprimido. Editorial Siglo XXI. México.
Freire. P. (1992). Pedagogía de la esperanza. Editorial Siglo. México.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Editorial Ariel. S. A. Barcelona.