"Arethé, a quien Alcínico tomó por consorte (…). No carece de buen entendimiento y dirime los litigios de aquellos, para los cuales siente benevolencia, aunque sean hombres. Si ella te fuera benévola, ten la esperanza de ver a tus amigos y de llegar a tu casa de elevado techo y a tu patria tierra. Cuando Atenea, la de ojos de lechuza, hubo dicho esto, se fue al mar; y, saliendo de la encantadora Esquería, llegó a Maratón y a Atenas, la de anchas calles, y entróse en la tan sólidamente construida morada de Erecteo. Ya Odiseo enderezaba sus pasos a la ínclita casa de Alcínico y, antes de llegar frente al broncíneo umbral, meditó en su ánimo muchas cosas …" (Homero, 1950, Odiseo. Aguilar, S. A. De Ediciones Madrid-1950. P. 156).
En lo que sigue, vamos a meditar "muchas cosas" en relación al docente universitario que, recientemente el 5 de diciembre de 2022, debió celebrar otro aniversario como gremio profesional en el marco de la modernidad tardía venezolana; pero, ¿qué pudo celebrar en este contexto venezolano actual denominado por algunos de "crisis humanitaria compleja? Entendiendo por tal la " … la combinación de diversos factores: el desmoronamiento de la economía formal y de las estructuras estatales, los conflictos civiles, las hambrunas, las crisis sanitarias y el éxodo de la población" (https://www.dicc.hegoa.ehu.esus>m...).
No está de más recordar que el docente universitario representa una importante figura de la "sociedad del conocimiento", para decirlo así con Peter Drucker y con perdón de algunos "militantes de la escuela realista" o de la "escuela de la sospecha", nihilistas de medio pelo que no ven en ese grupo profesional destacado sino miseria intelectual, moral y económica (algunas crónicas de José Sant-Roz apuntan en esa línea). Pesimistas a sol y sombra, ¿no advierten que con ello se descalifican gravemente? Claro, en su caso ha hecho graves denuncias de corrupción, principalmente en su universidad merideña.
Igualmente, Cécil Pérez, (profesor de la UCLA) se arriesga con denuncias sobre "doctorados exprés" en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez y en la UPT Clever Ramírez, pues dizque algún exministro y rectora se han hecho de pomposos pergaminos de V Nivel o PhD chimbos, al no seguir los seminarios de estudios respectivos y, en consecuencia, no han reflexionado suficientyemenyte ni creado nuevas teorías, sino que se dedican sólo para cubrir requisitos administrativos de ascenso en el escalafón universitario y obtener otros cargos en el alto o bajo gobierno (Cécil Gerardo Pérez "Doctorados "exprés", rebatiña de títulos universitarios o piñatas académicas de legitimación de "saberes" (I y II); lunes, 14/11/2022; y 15/11/2022) en www.aporrea.org ).
Lo malo es que parecería suavizar la cosa y dijo que apoya a la Asociación de Rectores Bolivarianos, Árbolv, que no lo vayan a mal interpretar, etc., pero lo cierto es que ya cruzó el umbral de la dialéctica negativa, no tiene otra opción que apurar el arreo nuevo en que se ha montado ahora, un proyecto otro o alternativo a la coalición que actualmente controla el poder en Venezuela.
En fin, volvamos a la razón del título de esta nota; queremos decir, que los docentes universitarios tienen buen entendimiento. Claro, son bien aconsejados y actúan como si fueran discípulos de Atenea, diosa griega del saber y el conocimiento, sobresalen y "habitan en la ínclita casa", valga la expresión, esto es, las universidades donde se desarrollan las humanidades, las técnicas y las ciencias en general. Que como dijo hace años un cronista del diario El Impulso de Barquisimeto, por ahí en los años cincuenta o sesenta, cuando se desarrollaba la campaña pro-universidad larense, éstas eran los nuevos ateneos del saber. Una metáfora que siempre nos ha gustado.
En semejante contexto, es parte del saber común, que el docente universitario era parte de una élite. En general, la figura del intelectual, ensayista e investigador científico, el creador literario, del analista entorno y el crítico mordaz, inclusive el referente moral solía ser un profesor universitario. En lo personal, solía leer con mucha admiración las cátedras periodísticas que dictaban Arturo Uslar Pietri, Domingo Alberto Rangel, Eleazar Díaz Rangel, Ludovico Silva, Manuel Caballero, Juan Nuño o algunos otros ya fallecidos, pero que han trascendido en la historia del pensamiento venezolano; más cercanamente, en Barquisimeto, y siempre a través de la prensa escrita leímos con mucha admiración la columna del Dr. Freddy Castillo-Castellano en el diario de Yaracuy al día, cuando era rector de la UNEY y, en el diario El Impulso, al Doctor Jesús Antonio Herrera, poeta, ensayista y ex rector de la UFT un buen tiempo y así otros.
También debo consignar que en la década de 1980, en lo personal, los diarios fueron parte de la formación ciudadana, siguiendo en esto y de manera tal vez bastante ingenua, un consejo del profesor Napoleón "Pololo" Arraiz Rodríguez en su librito Formación Moral y Cívica, de primer años de bachillerato, sobre la importancia de leer la prensa y particularmente las páginas de opinión, como una forma de orientar y formar la conciencia ciudadana; de hecho, él mismo escribía los domingos su columna sobre socio-lingüística "Los cuentos de mi tía política" en el diario de la familia Carmona, el decano de occidental, se decía entonces.
Hoy muchos docentes universitarios continúan en esa labor de creadores intelectuales, difusores y mediadores culturales, pero es obvio que las condiciones en que realizan semejante labor ha disminuido tanto que, según testimonio de algunos con quienes se comparten actividades, ya lo hacen por compromiso personal, vocación estricta de servicio y hasta por mero gusto, ¿será poca cosa? ¿Por qué los tomadores de decisiones del oficialismo, la oposición y los sectores económicos, no revertirán la precaria situación económica actual de estos trabajadores universitarios? ¿Pensarán como algunos que para la ínfima docencia, investigación y extensión que cumplen, ese mísero sueldo les va como anillo al dedo?
En fin, sería porque en las décadas de 1980 y 90 la economía era más "normal" que el docente universitario tuvo un mejor nivel socio-económico y reconocimiento social, aunque también hubiera crisis después del "viernes negro" y a pesar de que el presupuesto universitario siempre dizque era deficitario y se produjeran grandes marchas y huelgas. Sin embargo, los docentes universitarios eran enviados a estudiar en el exterior.
Hoy eso no es igual, en el marco de la llamada "Crisis humanitaria compleja" que padece Venezuela después de 2014, sobre todo; ha hecho que también como docentes universitarios todos padezcamos una grave precariedad. Así, si desde el exterior nuestros hijos no nos enviaran mensualmente veinte o cincuenta dólares no pudiéramos hacer el mercado, comprar un pantalón y una camisa; eso a pesar de que la economía ha mejorado un poco en Venezuela, pero es una mejora que no se refleja en nuestros salarios. Menos aun cuando a los genios que tiene Maduro de asesores económicos se les ocurrió "aplanar los salarios" y fraccionar el pago de las prestaciones sociales y que para que no disparar la inflación, sin embargo, en el último mes ésta ha sido de las más altas en el año 2022.
De donde se tiene que la tal crisis humanitaria compleja consiste en una variopinta conflictividad y que un sector social del país está boyante, va a los conciertos y al estadio a disfrutar esos espectáculos, pero otros a pesar de nuestra modesta formación académica y de las importantes funciones que cumplimos como formadores del talento humano del país, vivamos precariamente. Tal como dice la encuesta de condiciones de vida del venezolano 2022, se han ampliado las franjas de la desigualdad social, como señala al Encuesta Nacional de Condiciones de Vida del Venezolano, ENCOVI 2022, de la UCAB,. (https://proyectoencovi.com>...).
Por eso siempre hemos sostenido que la educación, siguiendo en esto al maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa en sus "Principios generales de la educación" (1986) está en relación a las condiciones de vida de la economía en general y recíprocamente, en una sociedad es equivalente que a mejor educación mejor economía, de tal manera que son dimensiones mutuamente influyentes.