Lamentablemente la Revolución Bolivariana tiene en la educación uno de sus talones de Aquiles. O no hemos contado con suficientes pedagogos comprometidos con la Revolución o los que han intentado no han sido oídos, o no han escrito suficiente, o lo que han escrito no ha sido divulgado. Lo cierto es que a nueve años de Gobierno Bolivariano tenemos un articulado de educación en la Constitución propio de la IV República, no contamos con una Ley Orgánica de Educación, mucho menos, por razones lógicas, con un reglamento, la Resolución No. 1 no ha sido sustituida por una nueva, la reglamentación promulgada es espasmódica y en algunos casos incoherente, y más grave aún no contamos con una política clara en educación. Esto último lo explicaré con lujo de detalles en otro artículo. La situación empeora con el estilo de planificación que no permite programar cambios educativos a mediano y largo plazo, porque todo se hace para resolver problemas inmediatos.
Los educadores que apoyamos el proceso revolucionario sentimos regocijo cuando el Ministerio del Poder Popular para la Educación, después de varios meses de anunciarlo, decidió hacer público el Currículo Nacional Bolivariano para todos los niveles, ahora llamados subsistemas. Era hora que el MPPE saldara una vieja deuda. Las Escuelas Bolivarianas, los Liceos Bolivarianos y las Escuelas Técnicas Robinsonianas tenían años funcionando sin una guía curricular clara y explícita. Por otro lado, los programas de Educación Media Diversificada y Profesional actuales datan de 1974, sufrieron una leve modificación en 1991, los programas de la Tercera Etapa de la Educación Básica están vigentes desde 1987 y los de las dos primeras etapas de este mismo nivel fueron puestos en práctica a partir de 1997. Ante este desorden curricular había que actuar, este Gobierno había esperado demasiado para hacer algo en materia de currículo. Intentos anteriores se vieron frustrados por la necesidad de responder a la situación política general. De esta manera las políticas educativas, por diversas razones entre ellas numerosos errores, marchan al ritmo de la política electoral, mejor dicho, la política educativa es frenada por las circunstancias políticas electorales.
La publicación del Proyecto Educativo Nacional (PEN) fue motivo de escándalo. El PEN lo redactó Carlos Lanz antes de que fuera aprobada en referéndum popular la Constitución Bolivariana. Por tanto, dicho documento contenía muchas propuestas anti-constitucionales, como por ejemplo la abolición de la propiedad privada. Se encendieron las alarmas en la oposición. Los medios de comunicación lo atacaron ferozmente. Ante la arremetida de la oposición por medio de la radio, la televisión y la prensa en contra de esa propuesta, el Gobierno sintió el golpe. Realmente, el PEN nunca fue asumido como documento oficial del MPPE. Cuando Aristóbulo Isturiz llegó al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes el PEN cayó totalmente en el olvido. Tanto, que ya nadie se acuerda de él.
La promulgación del Decreto 1011 fue la chispa que encendió la oposición, la cual no había reaccionado desde el triunfo electoral de Chávez en 1998. Encontró en la educación la excusa perfecta para movilizar a señoras histéricas gritando consignas contra el Gobierno Bolivariano por las calles de Caracas. La consigna “Con mis hijos no te metas” fue un verdadero hit político. Los colegios privados, especialmente del este de Caracas, sirvieron de base de operaciones para la reorganización de la oposición. Abuelos como Américo Martín se presentaban como representantes en el Santiago de León para poder animar y usar a las señoras en contra del Gobierno. Ya nadie se acuerda del contenido del Decreto, sólo recuerdan su número por lo fácil de memorizar. El Gobierno nunca ejecutó el decreto y lo archivó.
Ahora le tocó el turno al Currículo Nacional Bolivariano (CNB). Aún antes de que el MPPE publicara una versión oficial del CNB los oposicionistas empezaron a criticarlo. Cuando se hizo pública la primera versión oficial se desataron los demonios. Los periodistas, publicistas, políticos, educadores de todos los niveles, los dueños de medios, los intelectuales de la derecha, etc., etc. han desplegado todo su poder para atacar la propuesta curricular del Gobierno. En ese esfuerzo por atacar al Gobierno, violan las leyes elementales de la lógica y escamotean sus conocimientos en materia de educación. A veces dudo si realmente tienen esos conocimientos. Sus declaraciones son torpes y repletas de ignorancia, ilógicas e incongruentes con los avances teóricos en el campo del currículo. Sin embargo, lograron movilizar a grupos de padres y representantes, y a la llamada “opinión pública”. Lograron su fin, crear un escándalo, o mejor dicho escandalizar a ciertos sectores de la población. Surtió efecto la campaña y resurgió el “con mis hijos no se metan”. El Ministerio del Poder Popular para la Educación hizo esfuerzos por rebatir los argumentos de los opositores, pero no logro calmar los ánimos. Todavía hoy están dando declaraciones y anunciando acciones como si la situación fuera la misma de hace un mes.
Chávez, con su agudo olfato político, decidió posponer la puesta en práctica del nuevo diseño curricular. No se hasta que punto el propio hermano del Presidente conocía esta decisión. Algunos señalan que le tomó por sorpresa. Eso no importa tanto en este momento,. Lo importante es que el Comandante anunció que se abrieran más espacios para el debate, que se extendiera en el tiempo la discusión, que se pospusiera la aplicación, invitó a la oposición a elaborar una propuesta curricular alternativa y sugirió que convocaría un referéndum el año próximo para que el pueblo decida democrática sobre la materia. Si tomamos en cuenta que la próxima contienda electoral es crucial para la definición del mapa político de los próximos cuatro años, el cual serviría de punto de partida para las elecciones presidenciales del 2013, es percibida como de vida o muerte por sectores del chavismo. Para algunos ese hecho es vital para el futuro de la revolución bolivariana. Sabemos que la atención del país en pocos días se centrará casi exclusivamente en las elecciones. Sabemos que los ministros, diputados, gobernadores, alcaldes y otros funcionarios se dedicarán de lleno a la campaña y dedicarán muy poco a las labores propias de gobierno, ya eso lo vimos el año pasado antes del Referéndum. Entonces, la discusión en torno al currículo será pospuesta, quedará en el limbo. Si en el limbo, aunque la iglesia decretó su inexistencia allí quedará el currículo. Seguiremos posponiendo la definición de una política educativa, seguiremos difiriendo la puesta en marcha de prácticas coherentes ajustadas a esas políticas. Seguiremos viendo surgir programas, planes, misiones por aquí y por allá para responder a problemas coyunturales. Programas, planes, misiones que no responden a una planificación a mediano y largo plazo para la resolución de los problemas más graves de nuestra educación. Lo cual no es necesariamente malo, pero no es suficiente.
Todo apunta a que nos olvidaremos del currículo y nos concentraremos en las elecciones. Creo que no tiene que ser así. Los ministros de educación podrían seguir trabajando en sus planes y dejar el trabajo político electoral a otros miembros del PSUV. Los militantes del PSUV que están en el Gobierno que se dediquen a gobernar y los otros que se dediquen al trabajo político. De no actuar así corremos el riesgo de retroceder en ambos campos, es decir, corremos el riesgo de no hacer bien ni el trabajo político electoral ni el trabajo político de gobernar. Estoy seguro que el Presidente Chávez, apelando a su olfato político, le recomendará a sus ministros de educación, Inferior y Superior, que no bajen la guardia en materia de elaboración de políticas educativas y de la puesta en marcha de las prácticas correspondientes. Ni el currículo ni el sistema de ingreso pueden seguir esperando.
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