Cuando se dice que un Docente debe ser eficiente, proactivo, educar para le excelencia, y la competitividad, y para el logro de determinadas competencias..., estaríamos hablando de las cualidades de un Docente en el marco del neoliberalismo, en dicho sistema subyacen antivalores tales como el individualismo, la competencia, la preeminencia del “tener” sobre el “ser”, el lucro como fin, la discriminación del ser humano atendiendo a su origen étnico, religión, sexo o condición social entre otros aspectos, y si a lo expuesto antes le agregamos que dicho Docente debe ser conceptualizado como un “facilitador de experiencias de aprendizaje”, y su praxis se orienta a enseñar en términos de proyectos, o para el logro de competencias, dotando al alumno de las herramientas intelectivas, y de las habilidades y destrezas correspondientes a dichos modelos educativos, entonces estaríamos hablando de una educación en el marco de la razón técnico-instrumental tal como lo señala Habermas, lo cual también es propio del neoliberalismo.
El Docente formado en dicha concepción, lógicamente que será un reproductor del actual sistema de dominación capitalista, y su eficiencia profesional como tal, será directamente proporcional a su capacidad de impedir el cambio societario, y de coadyuvar al proceso de alineación del ser humano, ello se expresa en la promoción de la acriticidad de sus alumnos, en el culto a la superespecialización, por demás frgmentadora del conocimiento, en un sentido tecnocrático.
El Docente de la revolución bolivariana debe actuar en otra dimensión paradigmática, sus referentes en los ordenes teóricos y filosóficos debe ser heterodoxos, pero siempre orientados en las corrientes progresistas y humanistas, pensadores como Karl Marx, Gransci, Mariántegui, Althusser, Habermas, Simón Rodríguez, Paulo Freire, y Luis Beltrán Prieto Figueroa, entre otros, deben formar parte de su formación intelectual para el abordaje de la conformación del diseño curricular que debe guiar su acción docente.
De igual manera su visión epistemológica debe ser de naturaleza distinta al Docente del neoliberalismo, la producción del conocimiento debe ser contextualizada de manera permanente mediante una práctica investigativa cotidiana, el encuentro de saberes de lo popular con la académico (Constructivismo), sitúa al docente en un rol protagónico similar al de sus propios alumnos, es decir el de compartir, nada de estrados ni de propietarios de los conocimientos y los saberes, hay que tener siempre presente que el “dador de clases” lo que realmente hace es distribuir contenidos elaborados por otros, es un simple reproductor y transmisor del conocimiento, mientras el docente de la revolución bolivariana produce conocimientos en una relación dialéctica del conocimiento existente y la realidad circundante, crea y recrea saberes con la participación activa de sus alumnos.
Es responsabilidad del Estado venezolano la definición de las líneas rectoras de la educación nacional en el marco del nuevo estado docente, y su filosofía se orienta hacia la formación de ciudadanos apto para su participación protagónica en un estado democrático, de justicia social y de derecho, multiétnico y pluricultural, tal como lo establece la Constitución de la República Bolivariano de Venezuela en su preámbulo.
Es un deber de los Docentes identificados y comprometidos con la revolución bolivariana que lidera nuestro Presidente y comandante Hugo Chávez Frías, actuar dentro de las premisas desarrolladas en el presente escrito, y cuyas bases se han venido definiendo desde el año 1999, y particularmente en la experiencia novedosa y trascendente de lo que se denominó elaboración del “Proyecto Educativo Nacional”, proceso en el cual participaron la mayoría de los Docentes venezolanos en numerosos encuentros y asambleas, y cuyo Ministro para la Participación Popular para al Educación para esa época, era precisamente Héctor Navarro, quien fue designado nuevamente por el presidente para ocupar dicho Ministerio.
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