El orden económico establecido por el neoliberalismo, procurando siempre establecer una situación de ventaja para el capital, en contraposición a la precariedad de la fuerza laboral, afectando directamente al trabajador o trabajadora y beneficiando a quienes adoptan dicha estrategia, inspirada en razonamientos económicos con el claro propósito de eliminar o disminuir costos de producción. En el marco de políticas económicas impulsadas por el neoliberalismo, entre ellas las de flexibilización laboral, está una muy publicitada por los teóricos neoliberales como lo es, la de la “tercerización u outsourcing”, consistente en la cesión a terceros de la producción de un artículo, la prestación de un servicio o cualquier actividad o proceso propio de la empresa. Mediante esta política los empleados tercerizados, NO reciben los mismos beneficios socioeconómicos que los empleados regulares de la empresa; valga decir, éste es un mecanismo que facilita la explotación de la mano de obra, reduciendo o eliminándoles derechos consagrados en las legislaciones laborales vigentes, permitiendo además, la inobservancia de sus derechos humanos.
Nuestra Patria, no escapó a la puesta en práctica de estas nefastas políticas; las privatizaciones, la eliminación de la retroactividad de las prestaciones sociales implementadas por Teodoro Petkoff en el gobierno de Rafael Caldera, entre otras medidas, y , más recientemente, en el presente Gobierno Revolucionario de Hugo Chávez, quien heredó de los gobiernos de la cuarta república esta nefasta práctica empresarial, de soslayar los derechos laborales y sindicales, quien ha comenzado con firmeza a desmontar esta tramoya antilaboral con la nacionalización de nuestra principal industria siderúrgica, Sidor; tal cual, lo expresara en uno de los actos que condujeron a esta trascendental decisión de política económica: “...enterrar la palabra tercerizados, así como estamos enterrando el capitalismo y el neoliberalismo. Ahora habrá igualdad para todos los trabajadores de Sidor, están libres del yugo imperialista.”
Las universidades nacionales, como instituciones del saber y la academia, así se presentan ante el pueblo venezolano que financia sus actividades, ocultando su verdadero papel dentro de la superestructura de dominación del capital en las sociedades capitalistas, abren también sus puertas al modelo de dominación neoliberal. En el caso de la U.C.V., es en el rectorado de Giusseppe Giannetto, quien promoviendo el desmontaje del “Estado universitario” y, con el apoyo firme y abierto de Fedecámaras, inicia una gestión rectoral con un marcado carácter neoliberal, antilaboral y autoritario. Busca Giannetto, acabar con el sindicato mayoritario y más combativo, la A.E.A. entonces, hoy SINATRAUCV; llegando al extremo de despedir a su presidente, el camarada Eduardo Sánchez, por cierto a la fecha continúa en esta condición sin que la justicia termine de imponerse a la arbitrariedad; mientras, el resto de los sindicatos que hacen vida en la U.C.V. se arrodillaban al poder de facto que, desde el rectorado, desplegaba este pequeño y dañino personaje de la historia ucevista. Por otro lado, desde el Gobierno Revolucionario, para nuestra vergüenza, otro pequeño y nefasto personaje, Luis Fuenmayor desde la Opsu, daba un decidido apoyo a estas políticas de marcado carácter neoliberal que, a la fecha, aún continúan implementándose, como es el caso del “Tabulador Salarial de Luis Fuenmayor” como se le conoce entre los trabajadores y trabajadoras ucevistas.
Inicia pues, Giannetto el desmontaje del “Estado universitario” con la eliminación de la Dirección de Servicios Generales, mediante la cual abre las compuertas para que desde las Facultades y Dependencias Centrales se aceleren los procesos de contratación de empresas de mantenimiento, sustituyéndose con ello, la figura de los Bedeles, cargos que inician así, su proceso de desaparición del escenario universitario, pese a que aún existen en los Manuales de Cargos. No se invierte en materia de seguridad, con lo cual se propicia la aparición de empresas de seguridad privada en el campus universitario y en las Facultades. Finalmente, desde Opsu se respalda este accionar neoliberal y se restringen al mínimo las partidas para reposición de cargos; con lo cual, la institución universitaria inicia un proceso de contratación de personal, sin estabilidad y sin goce de los beneficios que tiene el personal regular de la universidad, situación que, a la fecha, no termina de resolverse en bien de estos trabajadores y trabajadoras. La gestión de Antonio Paris no se desligó del compromiso neoliberal, prosiguió con estas políticas antilaborales, de hecho, fue en su gestión que las mismas comienzan hacer crisis, expresada ésta en el deterioro del campus universitario: insalubridad, inseguridad, deterioro de la planta física, de los jardines, corrupción, malos servicios a los estudiantes (comedor, bibliotecas, transportes), incumplimiento de la L.O.P.C.Y.M.A.T., incumplimiento de la Ley Orgánica del Trabajo. Y, mientras el deterioro se hacía evidente, el rector Paris se dedicaba a conspirar, al igual que su predecesor, en contra del régimen democrático electo por la mayoría de los y las venezolanas.
El Gobierno Revolucionario, aún sigue en deuda con los trabajadores y trabajadoras universitarias, el “Tabulador de Salarios de Luis Fuenmayor” continua como una “Espada de Damocles”, anclando los salarios de los empleados administrativos a un salario mínimo, que no es el salario real que cobra cada quincena, con lo cual se violenta el 133 de la Ley Orgánica del Trabajo y los Lineamientos Técnicos y Financieros para la Negociación de Convenciones Colectivas de Trabajo en el Sector Público, aprobada en Consejo de Ministros en la Sesión N° 268 de fecha 02-11-2002, y se estafa al trabajador y trabajadora, al no percibir éste en su totalidad los porcentajes de aumento que ha dispuesto el Comandante Presidente Chávez en beneficio de los trabajadores y trabajadoras universitarios.
El Gobierno Revolucionario, aún sigue en deuda con los trabajadores y trabajadoras de las empresas tercerizadas, que perciben beneficios muy por debajo de los que recibe el trabajador o trabajadora universitaria, en su escalafón correspondiente, considérese que, a estos se les paga salario mínimo nacional y tiquet de alimentación al 25% del valor de la unidad tributaria; mientras, un bedel universitario actualmente tiene un salario real, estimado en unos 950 BsF y su tiquet de alimentación corresponde al 50% de la unidad tributaria, además de contar con Contratación Colectiva y organización sindical que estas empresas de mantenimiento y seguridad no cuentan, y además están en mora con la L:O.P.C.Y.M.A.T.
El Gobierno Revolucionario, aún sigue en deuda con los trabajadores y trabajadoras universitarias, quienes apoyaron con fuerza la Reforma Constitucional, esperanzados que, con su aprobación se garantizaría su incorporación como miembros activos de la comunidad universitaria.
El Gobierno Revolucionario consecuente con los trabajadores y trabajadoras universitarias ha cancelado y puesta al día, la inmensa deuda social heredada de los malos gobiernos de la cuarta república; una vez más, demuestra su compromiso con los trabajadores y trabajadoras universitarias al convocarlos a la discusión de la Contratación Colectiva que, para el caso de la U.C.V. no se hacía desde el año 1992, con lo cual hace justicia laboral.
El Gobierno Revolucionario en salvaguarda de la dignidad de los compatriotas tercerizados, debe actuar en las universidades nacionales a los fines de restituirles su dignidad como trabajadores y trabajadoras universitarias, investigando a fondo a los presuntos accionistas de estas empresas, muchas de las cuales, en realidad, son propiedad de empleados activos o jubilados, de las universidades nacionales, quienes mediante testaferros, encontraron en la tercerización una oportunidad de hacer buenos negocios y enriquecerse a costillas del envilecimiento de la clase trabajadora.
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