A comienzo del siglo pasado un maestro llegó a una casa donde vivía un niño alumno suyo, el niño al percatarse que quien visitaba su casa era el maestro sale corriendo para su cuarto, al rato aparece con una medalla colgada de su cuello y se acerca al maestro esperando que éste le preste atención, cuando llega ese momento el niño le dice: -maestro, vea esta medalla que nos hemos ganado- El maestro se agacha, toma la medalla en sus manos y lee el mensaje en ella contenido, y dirigiéndose al niño le dice: –Saulito, que bella está la medalla, pero dime ¿Cómo es eso de que te haz ganado esta estupenda medalla a tus escasos 6 años de edad? –No maestro,-responde Saulito- no soy yo quien ganó la medalla, fue mi padre. El maestro después de pensar un instante cae en cuenta de lo que le quiere decir el niño, y en alta voz como para que le oyera todos los que habitaban la vivienda, exclama hondamente emocionado: -Dios bendiga este hogar, porque se ve que aquí reina la felicidad- Se había percatado que el niño estaba muy orgulloso y lleno de satisfacción de que su padre se hubiera ganado la medalla debido a la constancia y dedicación en su trabajo, y supo que el niño al compartir junto a su familia el premio había recibido una buena educación; aun sin tener la edad suficiente para estar bien instruido.
Si, en los hogares de las anteriores generaciones de venezolanos se hacía un gran esfuerzo por enseñar conceptos morales a los niños, tales como: buen comportamiento en las calles, escuelas y cualquier lugar donde fueren, tratar bien a los demás niños y personas mayores, no apropiarse indebidamente de cosas pertenecientes a otras personas, y para estar seguro sus padres de que ésto se cumplía estaban pendientes de las cosas que traían a la casa pidiéndole explicación al niño y corroboraban si aquello era cierto, ayudar a sus semejantes, etc., etc.; en la actualidad esta buena costumbre de los padres de antaño casi no existe. Pero hoy más que nunca se hace necesario que nuestros niños sean bien educados para cuando completen su instrucción sean unos buenos ciudadanos, de otro modo no valdrá mucho el ser excelentemente instruido y caer en aquello de: EL TALENTO SIN PROBIDAD ES UN AZOTE; frase forjada en la mente de nuestro Libertador.
Sin duda que actualmente Venezuela se está recuperando del estado ruinoso, físico y moral, en que la colocó, principalmente, los 30 años de desgobierno adecopeyano, el transcurrir de aquellos años fueron funestos para el país, aquí la corrupción fue inmensa y para que ella no mermara estaban vendiendo sus bienes; estaban empeñados en destruir la patria. La educación de los niños en sus hogares y en los primeros años de escolaridad fue desatendida, casi nula, ya que los padres en la tarde veían como lo enseñado en la mañana a los niños era desmentido por la práctica malvada de alguien que muy probablemente ejercía funciones de gobierno, y para colmo, venían los medios de comunicaciones, televisivos, radiales, impresos y el Internet a pervertir las conciencias de los inocentes con sus programas y publicaciones obscenas. Si, los 30 años de los adecopeyanos en el poder significó una pugna muy evidente en querer exterminar definitivamente esta grandiosa patria.
Los venezolanos y el mundo entero saben que el Presidente Chávez Frías está al frente de un gobierno revolucionario y que está haciendo un supremo intento en cambiar la concepción social y política de ver las cosas, es decir, está empeñado en criar a un nuevo venezolano poseedor de verdaderos valores de fraternidad, sin embargo, todavía debe hacerse un mayor esfuerzo con respecto a la educación de los niños, debe dictarse normas de enseñanzas, hacerse un riguroso seguimiento para aseverarse que tales enseñanzas son debidamente transmitidas diariamente a los niños y supervisarse si ellos captan la importancia de los mensajes morales. Es necesario también proveer espacios de esparcimientos a los cuales vayan los niños a formar sus conciencias sobre la significación del compañerismo, de lo beneficioso de las acciones en equipo; y al final del evento explicarse el porqué de tales motivaciones. Si es verdad que la patria precisa tener gente instruida, pero ella tiene que estar bien educadas, de otra manera abundarán las personas talentosas sin probidad, y esto es un azote para su familia, para las comunidades donde vivan y para el país en general.
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