Hace pocos días, el actual rector de la Universidad Simón Rodríguez declaró que su renuncia como rector, para diciembre venidero, era un llamado de atención en protesta por el entorpecimiento de su gestión, del cual eran responsables la viceministra Tibisay Hung y quien esto escribe. Más adelante acusó al Director de la OPSU, Antonio Castejón, y al propio ministro Luis Acuña. No señala el renunciante, quien hace unos años también renunció al Vicerrectorado Administrativo de la UCV, en qué forma se le entorpece ni cuales programas le han sido entorpecidos.
Debo señalar mi sorpresa ante esta declaración, pues tengo 16 años que dejé el rectorado de la UCV y 4 años que dejé la OPSU, por lo que no entiendo cómo, desde mi escritorio en el estudio de mi apartamento, puedo entorpecer una gestión rectoral, como no sea que el entorpecimiento esté en la propia cabeza del rector. No tengo cargo oficial ejecutivo en este momento y no controlo al ministro Luis Acuña ni a ninguna autoridad del MES, tampoco controlo al profesor Castejón de la OPSU, que serían las únicas formas de entorpecer una gestión que, por otra parte, no tiene nada qué entorpecer pues, fuera de la corrupción que le es parte constituyente, no tiene ningún logro obstensible ni programas verdaderos en ejecución.
He denunciado sí, y lo vuelvo a hacer, que Mariña actúa inconstitucionalmente al mantener una población de 5 mil estudiantes a quienes cobra matrícula, en negocio con instituciones educativas privadas. Eso todos lo saben y puede ser detectado por los periodistas que quieran hacerlo. También he denunciado sus negocios con la compra de computadores, que se iniciaron desde que era vicerrector de la UCV y que lo llevó a renunciar al ver frustrado su aparentemente único interés. También he dicho que contrata docentes por honorarios profesionales, privándolos de pago de vacaciones, aguinaldos, primas y prestaciones sociales, lo cual no considero muy “socialista” de su parte.
Por último, he dicho que entregó la institución a sectores corrompidos de AD y COPEI y que acabó con el movimiento estudiantil revolucionario, mientras mantiene a pseudos dirigentes gremiales y estudiantiles en forma tarifada. Todo ello es propio de quien simplemente se ha disfrazado de revolucionario usando una boina roja. Le he recordado a la gente que el fue parte de la plancha del profesor Giuseppe Giannetto y no de la plancha bolivariana de aquel momento, año 2000, lo que demuestra su profunda inconsistencia ideológica y su demagogia política. El profesor Mariña alucina o simplemente levanta cortinas de humo cada vez que tiene el agua al cuello y esa cortina la levanta utilizando casos o personas que llaman la atención de la gente, como es mi caso.
Si yo tuviera tanto poder como el que Mariña me otorga, me haría nombrar ministro por el Presidente y actuaría con mucho más facilidad, pues lo haría directamente. Las acusaciones de este “camaleón” contrarrevolucionario al equipo del Ministerio de Educación Superior constituyen una irresponsabilidad de marca mayor, ya que si de algo se puede acusar al ministerio en cuestión es de haber tenido demasiada paciencia con este sujeto. Mariña debería preocuparse de desvirtuar los indicios que lo señalan como responsable del conocido enfrentamiento entre funcionarios policiales y los luchadores sociales del 23 de Enero. Debería también explicar sus veladas amenazas a líderes estudiantiles, al advertirles que estaba en una muy buena posición con los cuerpos de seguridad del Estado. Su fracaso es producto de su ineficiencia, demagogia e incapacidad.
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