Asesinato de estudiantes, como síntoma del ocaso de las universidades autónomas

La lucha por el medio pasaje estudiantil, como se le llamara en sus inicios, se remonta hacia el año 1982, en que grupos estudiantiles organizados en Comités Contra el Alza del Pasaje, empleaban el mecanismo de lucha concerniente en introducir a los camioneteros de las rutas circunvecinas a las universidades, en la UCV por ejemplo, las rutas Cementerio-Carmelitas, Silencio-Clínico, Valle-UCV, ya en el interior del campus universitario se presionaba con los directivos de estas empresas sobre las tarifas que debería cancelar el estudiante, método que con el tiempo se extendería hacía todas las universidades del país. Es de destacar, que estos Comités siempre contaron con el repudio generalizado de las organizaciones gremiales estudiantiles, muchas en manos de agrupaciones de izquierda y de derecha, personajes como David de Lima del MAS, Augusto Uribe de AD, Miguel Mejías de COPEI, eran los más defenestrados de esa época por parte de los grupos estudiantiles que, desde entonces, ya comenzaban a delinear el objetivo estratégico de una Ley de Pasaje Estudiantil. Desde entonces, la lucha por el medio pasaje estudiantil pasó a convertirse en una constante entre las peticiones que realizara en su larga lucha por lograr que los gobiernos de la cuarta república dignificaran las condiciones de vida del estudiantado. La calle, pasó a ser el escenario de combate natural de los estudiantes universitarios, mientras los gobernantes de turnos tanto de AD como de COPEI, los calificaban de subversivos; en contraposición, honorables periodistas que escribían en diarios muy respetados como El Nacional, para esa época, en que eran efectivamente medios de comunicación y no aparatos de propaganda política partidista de la oposición, como terminaron de convertirse actualmente, Kotepa Delgado los alababa en estos términos: “Primero en 1928, luego en el año 36, después en el 58, los estudiantes de la UCV han sido los promotores de los grandes cambios nacionales...”

Con el desplazamiento de estos partidos de la dirección de las organizaciones gremiales estudiantiles, y el surgimiento de los movimientos independientes a la cabeza de las mismas, la lucha por el medio pasaje tomó un impulso inusitado, quienes ayer se organizaban en Comités, desde entonces, pasaron a dirigir las organizaciones gremiales. La lucha por el pasaje estudiantil; no obstante, no pasaría sin dejar sus costos en vidas de estudiantes, así para el año 1988, el para entonces presidente de la FCU-UCV, Bernardo Ancidey, reporta el número de estudiantes universitarios asesinados en manos de la policía, aportando la siguiente lista: Luis Carballo, Johnny Villarroel, José Ramón Guacarán, Manuel Vera, José Guillén y Sonia Ordoñez. La lucha por el medio pasaje estudiantil, seguiría su largo curso y nadie se imaginaría que se convertiría en unos de los detonantes claves de lo que un año después se conocería como el “caracazo”, cuyos costos en vidas de compatriotas asesinados por balas de los cuerpos de seguridad y del ejército se estiman en más de dos mil, sería después de este fatal evento que el gobernante de turno, para frenar la lucha estudiantil, concede el derecho de los estudiantes a cancelar el medio pasaje en las unidades de transporte público, y a partir del 17 de abril de1989, se instrumenta el medio pasaje estudiantil en el Metro de Caracas, culminando así una larga lucha, cuyos costos en vida fueron muy altos para el movimiento estudiantil universitario.

El asesinato de Julio Soto, presidente de la FCU-UZ y dirigente del partido político COPEI, quien manejaba los recursos presupuestarios del pasaje estudiantil en el Estado Zulia y, por consiguiente, millonarias sumas de dinero semanalmente, lo que le permitía llevar una vida onerosa y llena de lujos, menospreciando la vida de esos compañeros que dieron la suya para que los estudiantes hoy en día gocen de este beneficio, debe ser un motivo de reflexión para todo el sector estudiantil. Los derechos que hoy gozan los estudiantes no han sido producto de lisonjas otorgadas por los gobernantes de turno, sino producto de luchas en la calle, enfrentándose a los gendarmes de los regímenes de la cuarta república.

Este hecho, evidencia el grado de corrupción interna que se ha apoderado de los espacios de las universidades nacionales, en particular, las autónomas. Las recientes denuncias del Ministro Acuña, sobre el represamiento de recursos presupuestarios de las universidades por el orden de 1.053.809.602,16 BsF, para engordarlos y obtener intereses; la utilización de espacios como Laboratorios, hoy convertidos en factorías donde el estudiante se le convierte en mano de obra barata, cuyos servicios se les cancela con una modesta beca-salario, mientras profesores se enriquecen del conocimiento por ellos producidos y e las ganancias monetarias, sin cancelar impuestos a la Nación; espacios universitarios convertidos en mercancías, de las cuales se apodera el funcionario y, por supuesto, de la ganancia generada por el alquiler de los mismos; es el ocaso de las universidades, hoy transformadas en una gran mercancía, de la que se nutren profesores, empleados, obreros y estudiantes, todos carcomidos por ese gran mal, que ha trastocado todas sus entrañas. La solución dependerá de todos, pero urge una refundación de estas instituciones productoras de conocimiento. Su democratización y renovación, debe ser tarea de todos y todas las venezolanas, la Revolución tiene que llegar a su seno, es una tarea impostergable, la Asamblea Nacional debe acelerar el surgimiento de una nueva Ley de Universidades.

henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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