Los grupos oposicionistas le atribuyen la derrota del Gobierno en pasado referéndum por la Reforma Constitucional a la movilización estudiantil. La fórmula fue muy sencilla, pusieron en la calle a un grupo de estudiantes con las manos pintadas de blanco, supuestamente desligado de los partidos políticos oposicionistas. Estos estudiantes se enfrentaron violentamente a la policía en diversas oportunidades. Ellos alegaban que estaban dispuestos a morir en defensa de la propiedad privada, que darían sus vidas por defender la libertad y otros valores preciados en el capitalismo. Los medios de comunicación, en especial la radio y la televisión, cubrieron todas las marchas y prepararon imágenes donde se resaltaba la reacción policial y se ocultaban los ataques de los estudiantes. Como ya dije, el libreto a seguir era muy sencillo.
Ahora, que se trata de someter a referéndum una enmienda a la Constitución. Ahora, que se discute un asunto muy específico como el de la ampliación de los derechos políticos. El sencillo libreto que usaron en la oportunidad anterior no se puede copiar textualmente. Se requieren modificaciones. Ya no se puede argumentar que el derecho a la propiedad está en peligro. El argumento oposicionista es que se le secuestrar el futuro a la juventud y que se viola el principio democrático de la alternatibilidad. Como siempre, la derecha recure a ideas sencillas que pueden ser repetidas por los medios de comunicación y que suenan como de muy sentido común. Esta nueva situación requiere una modificación leve del libreto.
En la nueva versión del viejo libreto, los estudiantes siguen siendo los protagonistas. Es necesario aclarar que no se trata de LOS estudiantes como nos quieren hacer creer. Se trata más bien de UN GRUPO muy particular de estudiantes. Se trata de los estudiantes hijos e hijas de la clase media servil a la burguesía criolla e internacional. Muchos de ellos estudian en nuestras universidades públicas, en especial en las autónomas y en la Universidad Simón Bolívar, pero la mayoría estudia en instituciones de educación superior privadas. En ciudades pequeñas, donde no hay universidades privadas, están movilizando a los estudiantes de los colegios e institutos universitarios privados, como es el caso reciente cubierto por Globovisión de un grupo de estudiantes en Cagua, Estado Aragua. Esta vez los estudiantes con sus manos pintadas de blanco tratan al máximo de manifestar en forma pacífica pero provocando que la policía o la Guardia Nacional actúen para dispersarlos. De esa manera podrán los medios de comunicación transmitir imágenes en apoyo a reportes de noticias donde se retrata al Gobierno Bolivariano como violador de los derechos humanos de estudiantes pacíficos opuestos a la enmienda. Los políticos siguen detrás del telón, dirigiendo el “movimiento estudiantil”. No veremos a Ledezma, Leopoldo López, Ravell, Borges, Mendoza, Salas, etc. en las calles al frente de las marchas oposicionistas. Sólo veremos a los estudiantes con sus manitos blancas, la idea es hacerle creer al mundo que la juventud venezolana, sin el concurso de los partidos oposicionistas, están en contra de la enmienda. Quieren ocultar se trata de una trama preparada en otra parte, dirigida por los partidos políticos oposicionistas y puesta en escena por los estudiantes.
Yo no apoyo la represión de estudiantes manifestando públicamente su desacuerdo o rechazo a determinada política o acción del Gobierno, sea éste o cualquier otro. Pero en este caso no estamos ante unas manifestaciones espontáneas dirigidas por un movimiento estudiantil genuino. Estamos ante una arremetida de los grupos fascistas cuya punta de lanza son los estudiantes de la clase media quienes en su mayoría estudian en universidades privadas. El Gobierno tampoco se puede quedar de manos cruzadas. Creo que debería actuarse con más inteligencia, en ambos sentidos, y dar con las pruebas que permitan llegar hasta los verdaderos líderes del movimiento que pretende desestabilizar una vez más al país. Por intuición sabemos quienes son, sospechamos de algunos que frecuentan las emisoras de radio y los canales de televisión, desde donde dictan pautas a los estudiantes, sospechamos de aquellos que dirigieron el paro-sabotaje y el golpe de estado del 11 de abril.
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