En la Universidad Francisco de Miranda se dan una serie de situaciones irregulares y desagradables, que desdicen de unas autoridades que se suponen comprometidas con un cambio revolucionario. Personal jubilado de la propia institución desempeña cargos directivos, como ocurre con la Presidente del Fondo de Jubilaciones y Pensiones del Personal Administrativo, quien realiza además la función de Director de Recursos Humanos. No sé cómo se maneja en este caso el problema de las remuneraciones de la funcionaria. Su esposo parece ser otro beneficiado de esta práctica. Por otra parte, grupos de estudiantes, especializados en el saqueo de oficinas y en la quema de vehículos de las autoridades, invaden espacios laborales, con aires de jefes o superiores, lo que conspira contra la eficacia y transparencia universitaria. Son los consentidos del rector. Ministro Acuña actúe contra éstas y varias otras depravaciones.
Me he enterado, a través de un compañero luchador de toda la vida, que en las llamadas “casas de alimentación” se les paga a sus coordinadoras un estipendio de Bs. 350, el cual no sé en qué carácter se les da, pues la suma es apenas un tercio del salario mínimo. Estas personas no reciben bonos de fin de año ni vacacional, no gozan de boleto de alimentación y, aparentemente, tampoco tienen prestaciones sociales. Sin embargo, lo peor es que para compensar a estas trabajadoras, se les permite que hagan uso personal de parte de la comida que las casas deben preparar para sus usuarios, por lo que ésta siempre es deficitaria en relación con las necesidades de los mismos. Una parte importante de los alimentos se desvía hacia restaurantes, buhoneros y familiares de los jefes de estas instituciones quienes, como se proclaman “arrechamente chavistas”, se consideran con derecho a hacer lo que les venga en gana. Uno esperaría que se abriera una investigación al respecto, para sancionar estas prácticas abominables y evitar que se sigan produciendo.
Hay situaciones alarmantes que comprometen la idoneidad del funcionamiento del IPASME, que podría contarle al ministro Navarro. Sin embargo, prefiero esperar que el propio Ministro investigue y actúe, pues lo sé muy lejano a convalidar ese tipo de prácticas.
