Trabajadores. Estudiantes.
Profesores. Todos universitarios. No participamos en el paro del pasado
miércoles 20 de mayo. La rectora dijo que la universidad tiene que
ir a la calle. Antes, en un Consejo Universitario, había decidido otorgarse
un bono de 90 millones de bolívares y de 70 millones para los decanos.
Pero eso se pudo evitar a tiempo. Ahora habla de recorte presupuestario.
Y déjame que te cuente limeña.
La vergüenza tiene falda corta.
Y se le pueden ver las piernas. Están caminando – sin honestidad-
por un camino infectado de malas intenciones. No es recorte presupuestario.
Esa es la excusa. Acostumbrados a medrar bajo el presupuesto dejaron
de crear. De imaginar.
El ministro Acuña decide crear
una mesa de diálogo como nunca antes se había visto en aquella democracia
representativa, y los estudiantes piden una auditoría para la UCV y
la rectora huye por la derecha, claro, conoce el camino muy bien.
Pero todos sabemos que no se
trata de inventar. De imaginar. De tomar el cielo por asalto. Se trata
de salir de Chávez a como dé lugar. Y para eso contamos con el Colegio
Nacional de Periodistas –CNP- que hace la invitación a la marcha.
Y que está con nosotros. Y dice representar a todos los periodistas
del país. Y sus legales –pero no legítimos- dueños –directivos,
hablan por y para Globovisión. Y aquí vamos a luchar milicianos.
El país – mi país, tu país-
ha cambiado. Eso hay que aceptarlo. En marchas y manifestaciones morían
estudiantes. Y otros desaparecían. Y profesores –como Alberto Lovera-
eran torturados y asesinados. Y estudiantes como Noel Rodríguez –saludo
a sus familiares allá en El Tigre-, desaparecían para no aparecer
hasta este momento.
Nos hemos ido conociendo. Sabemos
quiénes están con las mayorías. Sabemos quiénes se abrazan al pueblo
para que no pierdan su fe y su esperanza y sus sueños. También sabemos
quiénes quieren quitárselos
Esta marcha de las oposiciones. Esta manifestación de vuelta al pasado. Este paro universitario va a reparación. El pueblo los volvió a raspar. El pueblo les puso una tarea para que en reparación, ojala, puedan pasar el examen. Por eso es bueno que desde ya empiecen a reconocer que hay un pueblo que está participando. Que está recuperando su esperanza. Y que les está enseñando a aprender lo que no quieren aprender: a tener dignidad.