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Nuestros países se ignoran unos a otros porque son enseñados a ignorarse. Como acertadamente señaló José Martí: “Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria!”
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Para ello es indispensable la creación y el fortalecimiento de una eficaz red de institutos de estudios latinoamericanos y del Caribe. En otra parte destaqué que donde menos facilidades hay para el estudio de Nuestra América es precisamente en la región. No llegan a dos decenas los institutos especializados en su estudio dignos del nombre: el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, el Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad Central y el Instituto de Altos Estudios de América Latina de la Universidad Simón Bolívar en Venezuela; el Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México; la Fundaçao Getulio Vargas del Brasil, el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de Buenos Aires, el Instituto de Estudios Interamericanos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, el Centro de Estudios de América, el Centro de Investigaciones del Caribe y Casa de las América en Cuba. Pero en líneas generales ni en nuestras universidades ni en los organismos regionales (Ecla, Ilpes, Celade, Cela) hay programas multidisciplinarios permanentes y operativos que la estudien en conjunto. Mientras, en Estados Unidos hay más de dos centenares de institutos de estudios latinoamericanos, y el National Directory of Latin Americanist inscribe cerca de tres millares de estudiosos de la región. Registra medio millar de especialistas sobre la materia el Latinoamericanistas en Europa: Registro Bio-bibliográfico compilado por Adrián Van Oss. España dedica a tales estudios cinco institutos de primera magnitud; Francia, tres; Inglaterra, seis; Italia, ocho; Alemania, diez, Japón, seis. Son datos de hace décadas: las cifras deben haber aumentado en un tercio por lo menos. América Latina y el Caribe parece ser primordial objeto de estudio para todo el mundo, menos para nosotros.
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La supervivencia cultural -que es, a la larga, la política y la económica- de nuestros países requiere que en cada uno de ellos funcione por lo menos un instituto cultural de estudios latinoamericanos de alcance continental, y otro académico, que coordinen los estudios de especialización sobre la materia en el país, ambos con programas de investigaciones sistemáticas sobre la región y de publicaciones y actividades, con relaciones continuas y sistemáticas de intercambio, difusión y apoyo mutuo entre entidades similares del área y del mundo. Sólo así cesaremos de ignorarnos, desvincularnos y dejar a otros el conocimiento de todo aquello que nos concierne.
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Así como faltan institutos de estudios sobre América Latina y el Caribe, también resalta en la región la relativa escasez de grupos de estudios interdisciplinarios dedicados al análisis de problemáticas específicas sobre ella o sobre el desarrollo de políticas de largo plazo que le sean aplicables: lo que los anglosajones llaman “Think Tanks” o “Tanques de Pensamiento”. La revista Foreign Policy del 13-1-2009 en su estudio “The Think Tanks and Civil Societies Program 2008: The Global Go-To Think Tanks. The Leading Public Policy Research Organizations In The World”, destaca que en Estados Unidos funcionan 1.777 instituciones de tal género; en Inglaterra 283, en Alemania 186, en Francia 165, en India 121, en Rusia 107, en Japón 105, en Canadá 94 y en Italia 87; y como dato curioso acusa que en Argentina operan 122, pero no registra datos para el resto de América Latina y el Caribe, omitiendo, entre otras, la prestigiosa Fundación Getulio Vargas de Brasil. Hay 5.467 institutos de tal género en el mundo; Estados Unidos cuenta con la mayor cantidad; sólo en Washington funcionan 350, más que en cualquier otro país del mundo. Entre ellos figuran las influyentes Corporación Rand, la Heritage Foundation, el Cato Institute, Human Right´s Watch y el Center for American Progress, todas con generosas dotaciones multimillonarias (http://www.foreignpolicy.com/story/cms.php?story_id=4598).
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Por su poder de inspirar políticas y de formar los hombres para orientarlas, los Tanques de Pensamiento han sido llamados “governmentes in waiting” (gobiernos a la espera). De ellos han surgido directrices tan dañinas como los Informes del Comité de Santa Fe o las del “Nuevo Siglo Americano”. James McGann compila un índice de tales institutos, en el cual señala que funcionan en América Latina y el Caribe unos 538, entre ellos el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (Argentina): la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Costa Rica); Libertad y Desarrollo (Chile); el Centro de Estudios Públicos (Chile); el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Argentina) (McGann, 2009). La mayoría opera en el Cono Sur; posiblemente sean conservadores. En el 2008 empieza a funcionar en la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de Venezuela un Centro de Investigaciones Teóricas (CENIT) destinado a estudios interdisciplinarios para la coordinación entre las políticas de investigación de las ciencias exactas y las ciencias sociales. Una vez más, la desproporción entre los institutos que trabajan en nuestra región con los que operan en Estados Unidos es evidente. América Latina y el Caribe debe multiplicar las instituciones interdisciplinarias que generen nuevas ideas, planes y proyectos para su complejo y desafiante porvenir. Sólo pensando sobre el futuro podremos controlarlo.
PD: El próximo 2 de octubre, estreno para el público en salas comerciales de ZAMORA, TIERRAS Y HOMBRES LIBRES, la más grande épica del cine venezolano.
PDD: En violación del artículo 103 de la Constitución, el cual establece que la educación “impartida en las instituciones del Estado es gratuita hasta el pregrado universitario”, la UCV está cobrando prohibitivas matrículas a los estudiantes de pregrado que ya hayan culminado otra carrera. Bienvenidos a la privatización de la UCV, pagada por el Estado.
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