Cuando se toca el tema de la educación pública normalmente se suele pensar en la Educación Primaria y Secundaria. Se excluyen normalmente los extremos del sistema escolar. Por el lado inicial, nos acostumbramos a que la educación pre-escolar, y mucho menos el maternal, era obligación del Estado. Amplios sectores de la población solían enviar a sus hijos e hijas pequeñas a pre-escolares privados. Por el lado final formal, en lo que respecta a la educación universitaria de pre-grado solemos excluirla de la discusión sobre el estado de la educación pública por que son pocos los que a ella tienen acceso y por que la burguesía tiene en algunos campos garantizada la oferta en ese subsistema. Los estudios de pot-grado serán tratados en otro artículo. Pienso que en el debate sobre la educación pública tenemos que incluir la universidad. Si incluimos a las instituciones de educación universitaria en nuestras apreciaciones sobre el estado de la educación pública entonces podemos afirmar que nuestra educación pública es una de las mejores del mundo.
Tomemos el caso de las escuelas de medicina. En Venezuela, ocho universidades del Estados ofrecen estudios gratuitos de medicina en todas las regiones del país. Estas instituciones son: Universidad Central de Venezuela (Caracas), Universidad de Carabobo (Maracay y Valencia), Universidad Centro Occidental Lizandro Alvarado (Barquisimeto), Universidad de los Andes (Mérida y Táchira), Universidad de Oriente (Barcelona y Ciudad Bolívar), Universidad Nacional Experimental de los Llanos Rómulo Gallegos (San Juán de los Morros y Valle de la Pascua) y Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Coro). Todas estas universidades otorgan el título de médico cirujano, Como vemos, prácticamente todas las ciudades importantes del país cuentan con una universidad que ofrece estudios de medicina. Tenemos además que ninguna universidad privada incluye en su oferta académica estudios en ese campo profesional. Esta situación no se limita a los estudios de pre-grado, en el caso de los estudios de post-grado la situación es similar.
Tenemos entonces que en ochos universidades públicas, sin participación del capital privado, se forman los médicos cirujanos del país, tanto a nivel de pre-grado como de post-grado. El Estado venezolano ha garantizado hasta ahora la infraestructura y el financiamiento necesario para el funcionamiento de las escuelas de medicina. Tal es la calidad de esas escuelas, que la burguesía no ha tenido necesidad de crear sus propios programas de formación de médicos. El Estado a través de diversos mecanismo ha distribuido el acceso a esas escuelas de manera tal que se ha preservado el carácter de profesión liberal de la medicina. Para la burguesía esas escuelas constituyen un tremendo negocio. Por una parte, pueden formar a sus propios hijos e hijas a un costo muy bajo. Por otra parte, a la minoría de otros estratos sociales que logra ingresar los emplea el Estado o las clínicas privadas, estas últimas se garantizan mano de obra en la que no invierten ni un centavo en su formación. Por último, mediante mecanismos de selección y otras formas de exclusión han mantenido a los hijos e hijas de la clase trabajadora a raya, prácticamente ninguno de ellos ingresa a esas escuelas de medicina. Tenemos así que la escuelas de medicina de las universidades públicas forman a los médicos cirujanos, tanto en el pre-grado como el post-grado, que el sistema de salud requiere, por lo menos en cuanto a la calidad se refiere. El Estado, el Gobierno y la burguesía reconocen que la formación que reciben nuestros médicos es de alta calidad. El Gobierno se ha quejado de la cantidad de médicos que gradúan las universidades al año y de aspectos éticos de esa formación, pero nunca ha cuestionado la idoneidad de la formación profesional que reciben. La burguesía está satisfecha con la formación que reciben a muy bajo costo sus hijos e hijas, y aquellos que estarán a su servicio aunque provengan de otros estratos sociales, en las universidades públicas, mantenidas por el Estado.
Recientemente el Gobierno Bolivariano lanzó una ofensiva diferente a la tradicional para formar grandes contingentes de médicos. Se trata del programa de formación de médicos integrales comunitarios que se realiza en los espacios de barrio adentro en el contexto de la municipalización de la educación universitaria. De esta manera el Gobierno abre una puerta a aquellos que no han podido ingresar a las escuelas tradicionales de medicina. Este programa ha recibido numerosas críticas de parte de las universidades y de la federación de médicos. Más por razones políticas, que por razones académicas. Es difícil adelantar, dado lo joven de ese programa, opinión acerca de su bondad. Sin embargo, podemos decir que el solo hecho de tener un sistema diferente de ingreso, que busca garantizar la inclusión y minimizar la exclusión, ya habla muy bien de dicho programa. En fin, toda la formación de médicos, tanto de la manera tradicional como en las nuevas alternativas, se hace dentro del sistema de educación pública.
De todo lo anterior podemos concluir que la educación pública venezolana es una de las mejores del mundo. Vimos como en el caso de los médicos cirujanos, todos son formados en universidades públicas. Desde el más prestigioso médico que trabaja en la clínica más costosa de Caracas hasta la que trabaja en el más pequeño y aislado poblado del país son formados en nuestras universidades financiadas por el Estado.
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