La OPSU le da casi todo lo que piden las degeneradas universidades autónomas, pero a la UNEFA, a la UNELLEZ y la Bolivariana sólo le echan migajas. La UNEFA- Mérida, por ejemplo, para muchos de sus recursos básicos prácticamente sobrevive de donaciones. Pero en cambio, ya las universidades autónomas quieren cargarse la nueva Ley de universidades y por nada del mundo permiten que empleados o trabajadores lleguen a tener representantes en el Consejo Universitario. Comienza el ping pong del leguleyismo para desconocer a la República. Para eso son autónomas.
Así está la ULA, con un rector que es la madre de los abusos públicos. Hoy estas universidades nada positivo producen ni crean, y además son los centros de las estafas morales y materiales más grande de la nación, cuarteles para guarimbeos, oscuros convenios y en cuyos ambientes se vive una denigrante cultura pro-gringa. Entre los delitos más comunes en estas universidades se encuentran las falsificaciones de títulos, plagios de trabajos de tesis, usos delirantes de viáticos en permanentes viajes al exterior injustificados desde todo punto de vista, y uno de los peores: robos a la nación por no cumplir en el exterior cabalmente con los estudios de postgrado. Son muchísimos los casos de delincuentes togados y hasta laureados que no obtienen ningún título después de haber pasado en el exterior siete y hasta diez años. Otros que sí los obtienen no regresan a Venezuela, y estas pervertidas universidades autónomas nada les hace, hasta les parece que son actos maravillosos y dignos de emular.
En estos momentos en Colombia se ha creado un gran escándalo porque un ex rector de la Universidad de la Amazonia, Alberto Valencia, fue condenado a casi siete años de prisión (80 meses) porque en vez de cursar un doctorado durante una comisión de estudios, se matriculó en una maestría. ¡Pero si esta es una vaina que se ve por montones en la UCV, ULA, USB y LUZ! Incluso tenemos profesores que compraron sus títulos en universidades súper piratas en Panamá para llenar ciertos requisitos básicos de sus curricula y así optar a altos cargos. Uno de esos casos es el doctorado que se compró el ex magistrado Luis Velásquez Alvaray que nunca en su vida ha estudiado nada. Pues bien el caso del colombiano resulta una pendejada para lo que han hecho y hacen yn montón de tipejos togados que han ocupado altos cargos en la ULA. El caso del ex rector de la Universidad de la Amazonia fue que recibió el respaldo de su universidad para viajar a Estados Unidos y realizar un doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Miami. El compromiso consistía en que el plantel continuaría pagándole durante tres años su sueldo mensual de aproximadamente.
El susodicho no alcanzó el puntaje necesario en el examen conocido como Graduate Record Examination, obtuvo 880 puntos sobre 1,000. Según él, optó por matricularse en una maestría en la Universidad Internacional de la Florida y participar como asistente en las clases del doctorado. En el año 2002, el académico fue acusado de peculado y en distintas instancias se ratificó la condena a 80 meses de prisión por este delito. En la entrevista con el periodista Reyes, Valencia dice que la parte absurda de su historia es que el fallo condenatorio por peculado no tuvo en cuenta que tomó las clases del doctorado como estudiante observador; terminó la maestría; publicó un libro sobre el proceso de paz en Colombia y “asistió a cuanto seminario pudo”. Este hombre es una maravilla con la calidad de los bandidos nuestros que son unos verdaderos ignorantes y canallas. Algunos de los profesores que tuvo el ex rector en la Universidad han salido en su defensa. “Es parte de un sistema de justicia en Colombia que no funciona —afirmó el profesor Bruce Bagley, director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami—. Alberto cumplió, obtuvo un grado que es un paso al doctorado'”.
Eduardo Gamarra, director del Centro de América Latina de la Universidad Internacional de la Florida, calificó a Valencia como un alumno con notas “sobresalientes”. Pero Francisco Javier Galvis, columnista de El Informador de Santa Marta apunta: “El profesor Valencia y sus defensores, se están haciendo los gringos”. Argumenta que “una maestría, se sabe, es un proceso de formación avanzada menos exigente que el doctorado. Para obtener la primera alcanza la presentación de una monografía, mientras que para lograr el doctorado se requiere de la elaboración de un trabajo de investigación más exigente”. Valencia, quien vive en Miami trabajando ocasionalmente en el restaurante de su esposa y realizando consultorías para algunas fundaciones, se defiende diciendo que “es la justicia de un país en el que gente acusada por crímenes atroces como los falsos positivos está libre. Y yo, por no haber conseguido la medalla de oro, el doctorado, sino la de plata, la maestría, soy un paria''.
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