Lo primero que tenemos que reivindicar cuando hablemos de la intención de las autoridades de colocar rejas a los arcos de Villanueva que sirven de acceso a la Ciudad Universitaria de Caracas, Patrimonio de la Humanidad, es que, el disentimiento es bienvenido e indicativo de que nuestra UCV no ha sucumbido al despotismo autoritario que caracterizó a gestiones como las del hoy banquero Giannetto o del indolente Antonio París. Hagamos un paréntesis, antes de continuar, para resaltar una noticia que debe poner a reflexionar a los universitarios y universitarias que, en días pasados, salieron en defensa de los intereses económicos de uno de los accionistas de Rctv, Marcel Granier, pues bien, el sujeto por fin acudió a Conatel, a consignar la documentación exigida por el organismo rector de las telecomunicaciones en el país, se sometió a las Leyes de la República Bolivariana de Venezuela; nos preguntamos: ¿y los 2 estudiantes asesinados por la banda del sádico de Mérida, los policías y Guardias Bolivarianos heridos, los bienes públicos destruidos, quién los paga?, todo lo cual se ejecutó, en resguardo de los intereses económicos de ese sujeto, que por fin, se dignó acudir a introducir la documentación que se le exige, en cualquier parte del mundo, a un particular para operar una señal televisiva. ¿Valió la pena tanta pérdida, sobre todo para la familia de esos jóvenes de 15 y 21 años que hoy no están con sus familiares y amigos?. Reflexionemos sobre lo dañino que es el oposicionismo apátrida, que convive con nosotras y nosotros en la Patria de Simón Bolívar.
Pero volvamos al tema de las rejas, con las cuales las autoridades universitarias de la UCV, pretenden solucionar el problema de inseguridad que azota a los y las ucevistas. El problema no es nuevo, es una herencia que han recibido sus actuales autoridades; así como no es nuevo decir, que tiempo atrás los arcos de Villanueva fueron acompañados de rejas que acompasaron sus semicírculos, en un cerramiento que al verlos desde lejos, lo hemos visto en fotos, son imperceptibles, “transparentes”, desconocemos las razones que propiciaron su desmontaje. Con el tiempo, a mediados de los 90 se retoma la discusión sobre la necesidad de reinstalarlas, era la época en que se instalaron los encapuchados y sus disturbios en la puertas, fundamentalmente, en las Tres Gracias; la inseguridad, no era tema que alarmara a la comunidad universitaria, contábamos con un cuerpo de vigilantes que tenía el respeto y confianza de todas y todos.
Miembros de la comunidad universitaria, hasta teorizaron sobre el tema de la inseguridad en la Ciudad Universitaria, como el caso de las investigadoras Cristina Mateo de la Escuela de Trabajo Social y María Josefina Ferrer del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas, quienes en su trabajo: “Inseguridad Personal y Derechos Humanos: La Investigación en la UCV”, abordaron la temática de la inseguridad personal que, ya hacia 1998, comenzaba a manifestarse con fuerza en la Ciudad Universitaria; Chávez, apenas aparecía en el escenario político nacional. Trata dicho trabajo de investigación, de una encuesta realizada a una muestra de 1.171 personas de la comunidad universitaria, con un 51,1% del sexo femenino y un 47,8% masculino. De las entrevistas, pudieron concluir que el principal problema de inseguridad en la UCV, lo constituían las acciones violentas de los encapuchados y las reacciones policiales frente a los mismos entre 1995 y 1997. A partir de 1998 los problemas más destacados fueron el hurto y desvalijamiento de vehículos. Este viraje podríamos explicarlo, ya que hacia 1995 en el rectorado del camarada Trino Alcides Díaz, las autoridades universitarias, a fin de implementar las puertas, procedieron a consultar a la comunidad universitaria hasta concluir en un referéndum aprobatorio que convalidó la ejecución de los trabajos que iniciaría la Dirección de Servicios Generales, pero que no concluyeron, las fallas técnicas detectadas en su momento, impidieron que la gestión subsiguiente diera curso a los trabajos, la Contraloría General de la República estudió el caso e inclusive sancionó al Director de dicha dependencia, un profesor de la Facultad de Arquitectura, con inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos por 3 años. Eran los años en que los encapuchados, se habían convertido en el principal factor de inseguridad personal en la Ciudad Universitaria, la banda de Bandera Roja empleaba el mecanismo de las protestas a las puertas de la Universidad, como mecanismo de extorsión hacia las autoridades universitarias; tal cual, lo hace hoy en día, la banda del prófugo de la justicia Nixon Moreno en la ULA. En el caso de BR, desistió de esas actividades, ya que las autoridades subsiguientes, les dieron sus carguitos para que se “portaran bien”, hoy tienen la sub dirección de Cultura y otros carguitos en la UCV, se institucionalizaron. El referéndum en aquellos años fue un golpe contundente a los violentos de entonces, quienes sufrieron la derrota que la Democracia les dio, desde entonces, mermaron su actividad, hasta el presente en que han sido casi cero las protestas violentas en las puertas de la Ciudad Universitaria. Nuevos factores, comenzaron a afectar la seguridad personal y los bienes materiales de las y los ucevistas, como indica la muestra del trabajo de investigación comentado, el robo de vehículos, el consumo de drogas, violaciones, hurtos de laptops, celulares y otros, pasaron a copar la escena del delito a lo interno de la Ciudad Universitaria.
La propuesta neoliberal del hoy banquero, Giuseppe Giannetto, se entronizaba en la dirección de los destinos de la UCV, su propuesta se sustentaba en el desmontaje del “estado universitario”, que se inicia con la eliminación de la Dirección de Servicios Generales y la subsecuente minimización de la Dirección de Seguridad, promoviéndose la tercerización de los servicios de mantenimiento del campus universitario y de su seguridad, comienzan aparecer entonces, las empresas de vigilancia en algunas Facultades y, consecuentemente, a incrementarse los delitos en la Ciudad Universitaria. Dicha política se acentúa en la desgestión París. Un indicativo de la falta de inversión en materia de seguridad, nos los da la investigación de las profesoras antes citadas: “Se detectaron zonas con mayor concentración de problemas de inseguridad, como son los alrededores de las puertas que dan hacia el metro Ciudad Universitaria, Plaza Venezuela y Av. Los Ilustres, la zona entre la Plaza del Rectorado y la Biblioteca Central y la zona entre la Parroquia Universitaria y el estacionamiento de los Stadium, precisamente los lugares donde hay vigilantes. Esto indica que la labor que cumplen los vigilantes es, en el mejor de los casos, insuficiente…”, insuficiencia de funcionarios de seguridad y los existentes pasaron a ser contratados por años, sin estabilidad; vehículos y motos chatarras e insuficientes para cubrir toda la Ciudad Universitaria; medios de comunicación desactualizados, entre otros problemas.
Las actuales autoridades heredan 8 años de total ausencia de seguridad en la Ciudad Universitaria, los pocos vigilantes que transitan por la Ciudad Universitaria se concentran es en las puertas, es como una odisea lograr encontrarse con un funcionario de seguridad a lo interno del campus universitario. Somos de la idea, que si no se invierte en equipos automotores, radiocomunicación, estabilidad laboral de los funcionarios e incremento de su número aunado a una política de personal que rescate la mística que caracterizó al vigilante ucevista de antaño, podrán colocar las puertas y cámaras que deseen y el problema seguirá tan campante como lo está hoy en día, será pérdida total los millones de BsF (millardos de Bs, de los viejos). Consideramos también errada, la política autoritaria de imponer por las buenas o por las malas, las fulanas puertas; en el pasado las autoridades de aquel entonces, apropiadas del espíritu democrático que debe caracterizar una gestión universitaria, dialogaron con la comunidad hasta llegar al consenso de realizar un referéndum consultivo sobre si era procedente o no la colocación de rejas a las entradas de la Ciudad Universitaria de Caracas, nuestro llamado es a rescatar el espíritu democrático que obliga la nueva Ley Orgánica de Educación y la moribunda Ley de Universidades, no se trata de capricho, sino de una obligación legal, si quienes se oponen son los estudiantes revolucionarios, estudiantes con tan iguales derechos que los estudiantes burgueses, es de obligación de las autoridades universitarias oírlos y canalizar sus inquietudes y no empujarlos a acciones extremas para luego banalizarlos como violentos y expulsarlos, como se hizo en el pasado reciente. Las autoridades universitarias no deben actuar promoviendo el enfrentamiento entre los estudiantes, la Ley les obliga a lo contrario, a promover y garantizar su protección, se trata en todo caso a actuar en comunidad para la obtención de soluciones a un problema que les afecta a todas y todos los miembros de la comunidad, el trabajo de investigación que hemos comentado avanza en esa perspectiva y los encuestados de aquellos años, nos proponen: “Entre las acciones más adecuadas para disminuir la inseguridad personal, el 61,4% señaló la reestructuración del sistema de seguridad y vigilancia, el 56,8% está de acuerdo con crear nuevos dispositivos para controlar el acceso de personas y vehículos, el 51,9% propone fomentar la participación de la comunidad en la defensa de sus espacios, el 51,4% considera que se debe someter al personal a evaluaciones periódicas y el 50,5% exige una mayor responsabilidad de las autoridades en la implementación de medidas…”, medidas todas, que tienen una actualidad y vigencia plena que bien valdría la pena implementar para avanzar todas y todos los miembros de la comunidad ucevista, juntas y juntos, unidos todas y todos contra la inseguridad, producto de 8 años de desgestión en materia de seguridad, con el único objetivo de privatizar su gestión. Es el fracaso del modelo neoliberal universitario, área seguridad, área mantenimiento, asumámoslo así, los hechos son incontrovertibles. Ante ello, mayor pertinencia y actualidad, tienen las propuestas en que concluyen las investigadoras Cristina Mateo de la Escuela de Trabajo Social y María Josefina Ferrer del Instituto de Ciencias Penales y Criminológicas:
“Directrices para una política de seguridad
- Participativa: para la realización de la seguridad personal en la UCV como un derecho, la política de seguridad debe priorizar e involucrar la participación de todos los miembros de la comunidad universitaria.
- Coordinada: a nivel interno y externo. La universidad es más que la suma de cada una de las dependencias que la integran, es más que la suma de todos sus miembros, es una comunidad que convive en un espacio común, es necesario que las políticas respondan a las realidades de cada dependencia y a la vez al proyecto institucional general con visión de unidad.
- Pertinente: inherente a la naturaleza de la comunidad universitaria, atendiendo a sus fines y propósitos, desde y para la universidad.
- Normativa: las políticas deben estar contenidas en disposiciones normativas generales emanadas por el consejo universitario y en reglamentos, según las necesidades de cada dependencia de la universidad. Las normativas deberán ser de carácter obligatorio para todo miembro o visitantes, en consecuencias las normas estarán complementadas con sus respectivas sanciones disciplinarias.
- Informativa: toda la comunidad universitaria, vecina y en general, debe conocer el conjunto de normas que rigen la vida universitaria, para promover su observancia y control.
- Competente: los miembros del cuerpo de vigilancia deberán estar dotados del máximo de conocimientos y destrezas para prevenir y atender los hechos que causan inseguridad personal en la UCV. En consecuencia, es necesario disponer de un adecuado sistema de selección, capacitación y promoción de personal.
- Persuasiva y no represiva: no al uso de la fuerza física y del armamento.
- Activa: organizar y reglamentar la utilización de los espacios para garantizar la presencia ucevista…”
Caracas, 8 de febrero de 2010
henryesc@yahoo.es