Se abrió en el país la discusión sobre la necesidad de aumentar los precios de la gasolina, ya que desde el segundo gobierno de Caldera, permanecen congelados. Recientemente el Presidente en una de sus alocuciones solicitó que se profundizara en el debate sobre este tema, motivado entre otras cosas a la estrepitosa baja que ha experimentado el precio del barril de petróleo, nuestra principal fuente de ingreso, lo cual pronostica una afectación en las cuentas de la nación.
Agobiado por años de acumulación de abusos, exclusión y pobreza, en febrero de 1992, el pueblo se percata que también le han agregado a su desdicha un incremento en el pasaje urbano. Este fue el detonante, que generó lo que se conoció como el Caracazo. Tiempos donde los almacenes rebozaban de artículos, víveres, embutidos, línea blanca, pero nuestro pueblo carecía del dinero para comprar. Hoy nuestra gente cuenta con la plata, pero hay sectores económicos que se han dedicado a jugar la gallinita ciega con las necesidades del pueblo.
Para entrar ya en el tema al cual nos han convocado a todos los ciudadanos de este país, voy a compartir algunos datos que he podido recabar, los cuales a simple vista nos permitirán percatarnos de la gratuidad de la gasolina. El precio de un litro de gasolina de 95 octanos en el país, equivale a Bs. 0,097. Mientras que producir ese litro, le cuesta a la República Bs. 2,7. El Estado Venezolano, con la venta de la gasolina en el país, no solo no obtiene ganancias, sino que en cada litro que es vendido, presenta pérdidas por Bs. 2,603. Cada vez que un venezolano llena un tanque de 60 litros, paga menos de Bs. 6. Y producir solo uno, es casi la mitad de esa cantidad. Hace algunos años decíamos que llenar un tanque costaba lo mismo que comprar una botellita de agua. Pero ahora decimos, que es la misma cantidad que se paga actualmente por la más económica de las golosinas. Elevar el precio de la gasolina, al valor de su costo de producción, permitirá acercarlo a un monto mas justo. Pero los costos administrativos que se generan en la venta y la ganancia que debe obtener el dueño de la estación de servicio, seguiría siendo costeada por el estado. El año pasado Rafael Ramírez aseguraba que PDVSA pierde unos 12.000 millones de dólares anualmente, por concepto del bajo precio del combustible. La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que Venezuela subsidia el 75,3% del costo del combustible, equivalente a unos $15.000 millones anuales. En 2012, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estimaba que el país destina 5,1% del PIB a subsidiar la gasolina. Y 7,9 % del PIB a la educación. Habría que comparar la retribución de ambos subsidios al país.
Si comparamos los precios del combustible con los países de la región podremos ver, que el diferencial es terrible. Mientras que en Venezuela el litro de gasolina cuesta a lo máximo 0.03 dólares, en Argentina cuesta 1,40 dólares, en Bolivia 0,53 dólares, en Brasil 1,33 dólares, en Chile 1,5 dólares, en Colombia 1,24 dólares, en Ecuador 0,69 dólares, en Paraguay 1,67 dólares, en Perú 1,42 dólares y en Uruguay 1,93 dólares. Si multiplicamos esos 0,03 dólares por los 40 litros que llenan el tanque de un carro pequeño, la cuenta seria 1.2 dólares, mucho menos de lo que pagan muchos ciudadanos en la región, por solo un litro de combustible. Esto a pesar de que nuestro salario mínimo es de los más altos en el mundo. Es bueno destacar que Ecuador, Brasil, Bolivia, Argentina y Colombia también son productores de petróleo.
Ahora, ¿que es un subsidio? La mayoría de los conceptos lo definen, como una ayuda, que busca alcanzar un propósito social. En la mayoría de los casos abaratar el costo de la vida a la población. Ahora toca preguntar, ¿este subsidio de tan alto costo para el país, realmente trae algún bienestar a la población toda? ¿Cuantos vehículos pudieran existir en los barrios de Venezuela? Realmente esta obligado el estado a subsidiar a los que hemos podido comprar un vehiculo? ¿El subsidio no debería ser para los que menos tienen? El solo hecho de que se esté subsidiando a los que hemos tenido capacidad de comprar un vehiculo, pudiera verse como un acto de injusticia y de sinverguenzura. Este subsidio solo beneficia a los propietarios de los 6 millones de vehículos que existen en el país y a los contrabandistas que se llevan 456 millones de litros al año, para venderlo a 40 y 60 veces el precio. ¡Ganancia que no recibe el Estado! Es necesario que nos concienticemos sobre la necesidad de un aumento justo. Sobre todo, ante la situación económica que pudiera vivir el país, por la baja en los precios del barril de petróleo.