En la 167º reunión de la OPEP celebrada en Viena el 5 de junio pasado, se escrutaron las razones del declive de los precios del petróleo a finales del año pasado y durante el primer semestre de éste, al mismo tiempo se acordó mantener el techo de los 30 millones de barriles diarios (mbd). De ese modo se trató de sostener la producción constante presuponiendo que el interés de compra del crudo aumentaría y con ello subiera el precio del barril.
Sin embargo, las acciones de algunos países miembros soslayaron tal resolución y con ello el propósito originario de la OPEP de diseñar estrategias para unificar y defender los precios del petróleo de sus países miembros. Y es un comportamiento que habla de la fractura progresiva de esa organización, que por un lado contiene a los denominados países del Golfo Pérsico (Emiratos Árabes Unidos, Catar, Arabia Saudita y Kuwait) como un gran bloque productor (16,8 mbd); por otro lado está Libia e Irak que luego de la invasión de que fueron objeto y del proceso de balcanización que sufren, han aumentado sus niveles de producción respondiendo a los intereses de los invasores, contradictorio, pero coherente en esa absurda racionalidad. Irán con su potencial de producción contenida luego de haber sido sancionado en 2012, advierte que en cuanto levanten tal sanción, dentro de pocos meses, aumentará su producción a casi cuatro millones.
Y los otros seis países miembros que aunque tienen una capacidad de producción significativa y algunos de ellos están dispuestos a luchar por mejorar los precios manteniendo y desacelerando sus niveles de producción, no tienen el musculo suficiente para presionar la baja dentro de esa gran organización. Lo que nos obliga a advertir sobre la posible desavenencia de la OPEP como parte de una estrategia geopolítica concordada por las grandes potencias para retrotraer el mercado petrolero a la época de aquellas grandes transnacionales denominadas las "Siete Hermanas" que fijaban los precios de acuerdo con sus intereses y según la situación política y militar de sus países de origen.
En ese escenario, es necesario revitalizar la dinámica del mercado, crear otros espacios de relacionamiento que posibiliten alianzas estratégicas petroleras a futuro mediato, pero que además genere alianzas estratégicas políticas para frenar los embates de quienes monopolizan y manejan a su antojo el sistema mundo.
En ese sentido, y esperamos que con gran tino, se efectué la reunión entre países miembros OPEP y no OPEP propuesta por el Presidente Nicolás Maduro.