El perfil político de este personaje es el de un tecnócrata que aprovechó la marejada política post golpe del 2002 y empezó hacer carrera política en el seno del mundo petrolero venezolano; su conducta de apoyo a Chávez le sirvió para validar su fulgurante carrera como funcionario de la estatal petrolera. Cuando Rafael Ramírez pierde el apoyo del presidente Maduro, Del Pino piensa que ha llegado su momento y comienza a mover sus contactos con el gobierno y con la burguesía criolla, la cual mantiene su grupo de poder en PDVSA. El resultado es que el 2013 es nombrado presidente de la tercera compañía petrolera más grande del mundo.
A partir de ese momento el percibe que hay un viraje en el PSUV y el gobierno hacia la centro-derecha y decide pagar los favores recibidos, empezando por modificar el modus vivendi con las trasnacionales que operan en la faja petrolífera del Orinoco Chávez resolvió que ese petróleo de la faja se explotara con compañías mixtas, en las cuales PDVSA tendría el sesenta por ciento accionario y las empresas privadas el cuarenta; el presidente en sus programas dominicales muchas veces se vanaglorió del control que PDVSA mantenía sobre la explotación y venta de este petróleo.
Hace apenas una semana, como quien no quiere la cosa, Del Pino" tira su globo de ensayo" diciendo como algo normal que los contratos en la faja petrolífera con las trasnacionales es: ochenta por ciento del paquete accionario para la empresa privada y veinte por ciento para PDVSA, este viraje pone en manos de las veinte compañías que operan en la faja el control de la política de extracción refinación y comercialización del petróleo sin que el gobierno pueda influir para nada en esas negociaciones.
Del Pino observó que el alto gobierno nada opinó sobre su apreciaciones, sobre los contratos en la faja, por lo tanto decidió venirse por la calle del medio y días después anuncia que la política llevadas a cabo por Chávez, de expropiación a las empresas proveedoras de servicio que operan en el lago de Maracaibo fue un error y que por lo tanto había que corregirla regresando a los expropiados todos sus bienes y pidiéndole que volvieran a trabajar con él. Esta vez se oyó por allá lejos la voz tímida de Elías Jáua dejando ver su desacuerdo, después de eso hay un silencio sepulcral en torno a lo dicho por Del Pino.
La izquierda marxista venezolana está conteste que el gobierno sigue su camino o de contemporizar con el capital privado y Del Pino se dijo para sí, si el el presidente firmó la entrega del arco minero del Orinoco a los canadiense, entonces yo para estar átono con Nicolás maduro empiezo a ser lo propio en la presidencia de PDVSA.
De allí la pregunta del titulo de este artículo porque suponemos que si el estado venezolano es el único accionista de PDVSA, es atribución del presidente modificar una línea estratégica en materia de expropiación no es atribución del presidente de PDVSA.
Mientras esto ocurre en el alto gobierno la izquierda venezolana deshoja la margarita ocupándose de problemas secundarios cómo el dialogo que es una táctica de Ramos Allup para derrotar las aspiraciones presidenciales de Henrique Capriles ganando tiempo y dejando que otros contendores se ocupen de un revocatorio que el mismo saboteó no poniéndolo marcha desde el mes de enero del 2016. Hay que dejar que la derecha se cueza en su propia salsa y los marxistas enfilar su baterías para impedir que la polarización se consolide eso es sencillo ocuparnos de los problemas del pueblo. Sabemos de la debilidad organizativa de la izquierda marxista por eso hay que regresar a viejos métodos de lucha callejera: las pinta de paredes las octavillas diarias en donde se concentre la gente del pueblo. Los manifiestos para ser leído en las emisoras comunitarias. Los cartelones fijados a poste de la luz las telas fijadas en las calles con consigna contra la derechización del gobierno y contra las aspiraciones fascistas de la mesa de unidad antidemocrática. Informar que esa mesa es lo más antidemocrático que pueda existir porque ellos son neoliberales tarifados- La fractura de la polarización es difícil pero posible y las calles de Caracas debe llenarse de preguntas como ¿qué hacemos con Del Pino? nos los calamos y lo combatimos. Ahora somos pocos pero tenemos la verdad por eso en el futuro próximo seremos muchos.
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