- Declara Rafael Ramírez con prepotente orgullo: "-Yo estoy feliz aquí en la tierna y culta Italia. En esta milenaria tierra de las libertades, de los saberes, del refinamiento del arte, de los buenos vinos y quesos madurados en cuevas que son un encanto…; en la tierra, digo, de los mayores deleites culinarios heredados del renacimiento, sobre todo. Lamento decir que en estos momentos no estoy en condiciones de ir a coger un fusil como sí lo hizo mi camarada Alí Rodríguez para devolverle el verdadero sentido del chavismo que quería nuestro Comandante Chávez. No puedo, me duele decirlo, pero estoy viviendo una etapa de estoicismo delicuescente que me impide quemarme por seres que no saben de petróleo, de finanzas, de derechos humanos". Don Rafael agrega: "… porque no tengo la culpa de nada del desastre que hicieron con PDVSA. A mí me sacaron de PDVSA y todo eso se hundió, se lo llevó el diablo. En cuanto me sacaron del juego, todos los gerentes de PDVSA se malearon, eran excelentes, lo reconozco, pero manejaban mucho dinero y en verdad que ese dinero no era de nadie y antes que vinieran a cogérselo unos bandidos liderados por Maduro y Diosdado era preferible que se lo llevaran otros que no habían tenido oportunidades en la vida… ¿y que por eso los van a catalogar de ladrones?, ¿por eso los van a tildar de canallas y traidores?".
- Sigue diciendo: "…Todo iba a terminar mal tarde o temprano. Lo de Citgo era inevitable, eso lo supo el Comandante Chávez, eso lo advertí yo más de mil veces: ¡Véndalo! ¡salgan de eso!, pero le dieron largas al asunto, y le cayeron como chacales a una res muerta y a la final me pregunto: ¿eso por qué iba a estar mal?, ¿a quién le consta que eso estaba mal? Los norteamericanos la dominaban totalmente y yo ayudé a esos amigos que la dirigían y ellos me dijeron: "-Mira Rafael, antes de que los gringos se la vayan a coger, me parece razonable que nos pongamos de acuerdo con ellos, lleguemos a una solución porque lo que viene es una guerra, ¿y en una guerra con estos gringos vamos a poder hacer algo nosotros que somos unos pendejos...? Empezando, me dijero, que debemos nosotros mismos desde la gerencia hacernos ciudadanos norteamericanos para ganarnos la confianza y proceder así a una negociación que a todos nos beneficie. Antes que lleguen otros y se vayan a tranzar con los norteamericanos es importante que tomemos la delantera y nos quede algo; yo no quiero seguir viviendo en ese despelote de negros y mulatos, me perdonas, pero es la verdad… ¿Eso puede ser llamado traición a la patria?, ¿puede ser llamado conspirar para delinquir? Hicieron lo que tenían que hacer y lo que hubiera hecho cualquier otro con vara larga para decidir sobre activos que estaban a la deriva y que nadie controlaba realmente, nadie sabía cómo se manejaba por su inmensa complejidad. Yo lo había dicho muchas veces: ESTO ES MUY COMPLEJO Y NADIE EN VENEZUELA CONOCE LOS intríngulis financieros de los haberes de las empresas petroleras nuestras en el extranjero. Así de fácil…".
- Completa don Rafael Ramírez: "… entonces mis camaradas, todos rojos rojitos y de eso no quepa la menor duda, se vieron obligados a hacer lo que tenían que hacer y en eso los defiendo y los defenderé siempre: traspasaron la empresa al poder financiero de Estados Unidos. Estaba clarito que el despelote era de padre, abuelos, madre y Señor nuestro, y eso no iba poder evitarse: el mundo se vino abajo, y bien merecido, ocurrió y se desató además todo por haberme sacado. ¿Merecía yo eso que me hizo Maduro, yo que era el que conocía cómo se batía la manteca de la gasolina, del gas y del diésel? El pueblo allá abajo no sabe nada, pueblo de ingratos que no ha sabido ni ha salido a defenderme, pues que lo paguen, y menos mal que William Brownfield se los dijo por toda la calle del medio… clarito, claro, claro, claro, para que cojan, y no sé a dónde carajo irán a encontrar gasolina ahora que los tienen bien bloqueados…".
- Para don Rafael Ramírez, si él tuviera en PDVSA aquí habría gasolina para echar al mar, para botar, para que Colombia viva en Jauja, para darle no sólo a Colombia sino también a las islas del Caribe sin medida ni cuento. ¿Pero no les parece queridos lectores que él diga todo eso? ¿Que coincida en todo con William Brownfield? Que se esconda detrás de esa advertencia de míster Brownfield para predecir lo que se nos avecina. En conclusión, que él se fue de PDVSA y llegó entonces el infierno, el caos, la maldición al país. Con él todavía estaríamos en Jauja con Cadivi, teniendo dólares por racimos verdes y comiendo a cuatro carrillos de lo bueno y de lo caro.
- Evidentemente, el último artículo de Rafael Ramírez (No hay excusas para la escasez ¡Con nosotros nunca faltó la gasolina!) se enmarca dentro de la estrategia del Comando Sur (William Brownfield dixit) de que hay que seguir manteniendo la tortura sin compasión hasta que todos perezcamos, para así acopiar más elementos históricos que reconfirmen y refuercen la tesis de la libertad y el progreso occidental, de que todos los socialismos son una catástrofe: llevar al máximo el suplicio contra la "dictadura de Maduro" aunque el pueblo todo se desangre, se muera de mengua o de horror por todas las inmensas calamidades que le asedian fabricadas desde el Norte. Una pregunta clave en todo esto es: ¿dentro del PSUV, quién aboga o abogaba por Rafael Ramírez? ¿Por qué a Rafael Ramírez lo echaron y nadie partió ni un cuarto de lanza por él? Evidentemente Ramírez era sólo un potentado que estaba esperando su turno para retirarse como un multimillonario, no como un político de altos vuelos dentro del país, dentro del partido. No se llevó a nadie con él y quedó como simple tránsfuga escribidor a favor de los centros financieros (que le pagan un jugoso billete y lo protegen) que hoy tratan de matar a Maduro.
- Siempre aparece don Rafael rubicundo, sereno, bien alimentado, con su cara de acema bien lavada. Con su sonrisita de potentado recién masajeado y perfumado. No pierde la costumbre. Habla de los dolores ajenos, del tormento de sus compatriotas pasando hambre, sin gas ni gasolina, y él entonces ponderado de bueno y de lo fino, dándole a las teclas desde una mansión en Italia. Tomando la computadora para dar consejos al gobierno y para evaluar los mil errores que ha cometido. A un gobierno que para él lo tienen vuelto mierda desde todos lados con ataques con drones, invasiones, terrorismo: el colombiano, el guyanés, los cerebros del Grupo de Lima, la OEA, la Unión Europea, ¡Ay Dios mío!, quien coño lo mandó a botarlo a él de PDVSA. Nada de eso estaría pasando si él estuviera en la gran nave petrolera del Estado.
- Para este grandulón de tersos tirabuzones ocultos en su cráneo, aquí no hubo un llamado por parte de Capriles y Leopoldo López en connivencia con los gringos para echar abajo al gobierno. Él dice: "El desastre lo produjo Maduro, Maduro se atrajo con su política errática, el Decreto de Obama y la condenación del mundo preclaro, justo y grandioso de la cultura greco-romana. Maduro se auto-jodió. A Maduro evidentemente no le queda otra, según don Rafael, que pactar y dejar esa pelea loca que tiene contra los Estados Unidos. ¡Cómo se le ocurre! Así no puede ir para ningún lado, y mucho menos ahora aliado con esos locos terroristas de los iraníes. Maduro no tiene un solo aliado que valga la pena, y así no va para ningún lado. Los aliados de Maduro son puros muertos de hambre como Cuba y Nicaragua. Por eso, la pinga, yo sí estoy bien resguardadito aquí en Italia. Más claro no canta un gallo…"
- Aquel portento que lanzó al viento lo de rojo rojito para mejor escudar sus proditorios planes contra la patria, igualito a Francisco de Paula Santander, el que decía que no había nadie en este mundo que amara más a Simón Bolívar que él. Observe el lector la manera vaga, etérea y fofa como Ramírez monta sus argumentos: "… PDVSA es una empresa grande y complicada, el petróleo es una ACTIVIDAD COMPLEJA, NO SE PUEDE IMPROVISAR", y acto seguido se echa flores: "Nadie hizo caso, pensaban que eran cosas de Ramírez. Para él, todo lo que ha pasado en PDVSA no tiene nada que ver con la gula gringa de cogerse lo nuestro, planteado siempre por Chávez sino un asunto de los NUEVOS GRUPOS DE PODER DENTRO DEL CHAVISMO. Destila un odio, una retinta bilis, una bajeza y una cobardía insólitas desde un alcázar del poderío occidental. Y por eso todo lo centra contra Maduro, todo lo demás que tiene que ver con los ataques gringos es para él pura fantasía. Para el señor Ramírez: "Nadie atendió, nadie quiso escuchar; por el contrario, el gobierno y los voceros del madurismo enfilaron toda su batería de odio en mi contra para descalificarme y arremeter contra los trabajadores y gerentes de PDVSA; mientras que otros líderes históricos del PSUV y del sector militar callaron. Hoy nosotros estamos exiliados, cientos de trabajadores están presos y PDVSA está en ruinas, he ahí las consecuencias de haber echado, cojan…".
- Qué maravilla de discurso y vuelve a lo único que le interesa, que lo repite una y mil veces, porque su piel se resiente ante los sudorosos desequilibrios de sus repelucos clamores: "La violencia, la persecución y el miedo, sumado a un sistemático proceso de descalificación e incitación al odio contra nuestros trabajadores, fue la forma que consiguió el madurismo para entrar a "bocajarro" en PDVSA, militarizaron la empresa (OJO: está contra FANB) con el fin de reprimir a los trabajadores y poder entregarla sin resistencia alguna. Quevedo hizo el papel de tonto útil y represor, desmantelando la empresa. Triste papel para un General de la República". ¿Cuáles serán los generales que hoy don Rafael respeta y quiere, los que están en Miami?
- Lo que llama la atención es ese estilo vacuo, cansón, letárgico y apagado, retórico, tratando de tapar sus fétidos negocios. Obsérvese que don Rafael, en sus largos y ditirámbicos escritos se concentra en la heroicidad de los trabajadores de PDVSA en la época del paro petrolero del año 2002, que fue una obra genial, estratégica y perfecta diseñada y dirigida enteramente por el Comandante Chávez. Don Rafael era apenas un minúsculo muñequito de torta que se movía según la dirección que le impusiera el Comandante Chávez. Unas historias tan largas y recargadas de anécdotas que todos nos la conocemos de memoria, y en las que él no aportó sino su cara de acema y su tenue vocecita de burguesito debutando en una revolución que le quedaba demasiado grande. Más nada.