Al igual que M. Quevedo, A. Chávez y T. Aissami, el novato Tellechea sin tener idea alguna de la industria petrolera, ofreció aumentar producción tan pronto fue nombrado presidente de PDVSA. El coronel de apenas 3-½ años de fallida experiencia no se atrevió a dar cifras concretas, pero si aseguró que "para el primer trimestre de 2023 la producción definitivamente repuntaría" [Pdvsa prevé que industria petrolera del país crezca en primer cuatrimestre (analitica.com)].
P. Tellechea y su directiva en realidad apostaban a Chevron; no a PDVSA. En la condición actual de la industria ningún cambio significativo es posible, considerando la ausencia de equipo y recursos, el avanzado estado de deterioro de la infraestructura y procesos, el abandono de los campos, el destructivo y desmoralizado clima organizacional y sobre todo, la creciente entropía en el ámbito político-social que atraviesa el país, en un año preelectoral. Mas complejo aun, con la corroboración del saqueo y desfalco a la nación orquestado por uno de los hombres de confianza y otrora prócer del madurismo; T. Aissami, señalado junto a cientos de vulgares corruptos y delincuentes, de saquear miles de millones de dólares a nuestra nación e industria petrolera.
Detrás del pacto PDVSA-Chevron
En teoría, las exportaciones permitidas a Chevron al igual que las de China, son para amortizar deuda y no generan dividendos frescos, ni líquidos a nuestra nación [Einstein Millan Arcia on Twitter: "Exportaciones Venezolanas de crudo Marzo’2023 en 774 MBD, de los cuales unos 117 MBD corresponden a #Chevron destinadas a honrar deudas. El resto en su mayoría dirigidas a #cubametales y #naftiran. Se desconoce el arreglo de estas con #PDVSA. https://t.co/pwgyhbLyOh" / Twitter]. En realidad, a pesar de lo que reza la licencia OFAC, entraron a las arcas de PDVSA unos $215 millones por las exportaciones hacia el golfo de México (GOM) durante Q1’2023.
Al valor de realización de la cesta criolla dicho monto equivale a una cifra cercana al 50% a 55% del valor total del volumen entregado a la transnacional por PDVSA durante dicho periodo, al sustraerse la fracción de diluyente llevada por ellos mismos y contenida en el volumen exportado hacia EEUU. Ese 50% a 55% no por casualidad también equivale al aumento de producción alcanzado por Chevron desde Enero’2023.
Tellechea y sus 90 días
El resultado de la primera decisión del ministro-presidente de PDVSA, de suspender las exportaciones, fue un desplome en la "facturación" del 8% en Enero y 20% en Febrero. Había mecanismos para haberle salido al paso a los entuertos dejados por los responsables del más reciente desfalco y saqueo de la industria; T. Aissami, A. Chávez y su pandilla, sin necesidad de suspender las mismas de forma abierta y pública, originando un daño en la percepción mundial de nuestra industria petrolera.
En lo que a producción se refiere, los campos y las facilidades siguen su curso de abandono y destrucción, mientras la producción propia aun continua de capa caída. Para el cierre de Marzo’2023 Chevron parece haber llegado a un tope de producción cercano a los 95,000 BPD, desde unos 43,000 BPD previo a la licencia; un incremento cercano a 52,000 BPD. Las exportaciones alcanzaron unos 116,000 BPD (un 15% del total PDVSA) para el mes de Marzo, aunque incluyendo el reciclaje de su propio diluyente en un 20% a 25% v/v.
Al cierre de 2022 y previo al reinicio de las operaciones de Chevron, el promedio de exportación nación fue de 618 MBD, mientras que el de producción unos 716/685 MBD según fuentes Opep directo/Secundario. Estas cifras constituyen la referencia volumétrica con la que se debe medir la gestión (o falta de ella) de Tellechea y su directiva.
Partiendo de dicha premisa, aparte de la contribución adicional de cerca de 52,000 BPD de Chevron el escenario año-a-año para PDVSA en realidad no ha cambiado, aun a pesar de la ilusión de las cifras contenidas en el reciente reporte mensual de la OPEP, de una producción de 754/695 MBD según fuentes directas/secundarias.
Si se observa con detalle la tendencia de la producción según fuentes secundarias, esta se ha mantenido incluso por debajo del nivel alcanzado a partir de finales de 2021 e inicios de 2022, mientras que la producción según fuentes directas es el resultado; tal y como antes dijimos, de la entrada de producción de los activos compartidos con Chevron, más su propio diluyente. Nadie se deje engañar!
Tal y como aseguramos en Febrero’2023, la producción permanecerá en el entorno de los 750 a 800 MBD, mientras no exista mayor nivel de inversión y mayor nivel de actividad [Einstein Millan Arcia on Twitter: "Podría crecer a 750,000 u 800,000 BPD bajo entorno geopolítico actual aunque luego de H2’2023. Dicho incremento no se deberá a la gestión de @TellecheaRuiz ni su directiva, sino a la contribución de la actividad de #Chevron. NADIE SE DEJE ENGAÑAR @miguelhotero #Menpet #PDVSA" / Twitter]. Esta última por cierto aún se mantiene en los mismos 3-taladros activos reportados desde 2022.
A juzgar por las señales políticas y geopolíticas más recientes, se asoma la posibilidad que la licencia a Chevron no sea renovada y con ello, la recaída de PDVSA podría estar ahora en el panorama. Durante la semana pasada, un Maduro desconcertado por la traición de su círculo cercano, en una reedición de mala calidad del verbo de H. Chávez, arremete en contra de EEUU "mandando al carajo" al vocero de estado para LatAm [Maduro manda "al carajo" a vocero de EEUU - El Nuevo País (elnuevopais.net)].
Maduro se dispara el mismo al pie. La no renovación de la licencia para Chevron equivale a declarar la crisis de PDVSA para 2023 e incluso 2024, en momentos en los que el barril se prepara a despegar impulsado por los acuerdos de la OPEP, el desbalance oferta-demanda, la prospera relación Rusia-KSA en Europa-Asia, y la llegada de la temporada de manejo en el hemisferio norte.
Crece la percepción de riesgo asociada a nuestras exportaciones a medida que aumenta el nivel de entropía interna y se enrarece el clima político-social en Venezuela, atizado por las venideras elecciones y el purulento ambiente de traición política y desenfrenada corrupción que ha aflorado (aunque siempre había estado allí) durante las últimas semanas en Venezuela.
Ninguna inversión de gran calado asomará cabeza en nuestra industria, ni durante 2023, ni menos durante 2024, ni hasta tanto no se tenga la percepción correcta del retorno para dichos capitales. Solo seguirán llegando rateros, empresas de maletín y dineros de dudosa procedencia, como la mayoría de lo que hasta ahora ha aparecido.