Semanas atrás publicamos la primera parte de nuestro análisis sobre la propuesta de privatización masiva de PDVSA, hecha por la precandidata María Corina Machado. No dudamos en calificar dicha propuesta como descabellada, chucuta y hasta dañina para los intereses de nuestra nación [Einstein Millán Arcia: Maria Corina Machado y su plan chucuto de privatización - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)].
Aseguramos que privatizar una corporación que ha llegado a suplir hasta el 96% de los ingresos en divisas de un país, es sinónimo inequívoco de traición a la patria y es entregar a otros el futuro de nuestras generaciones presentes y futuras, de forma tan o más nefasta y criminal, que lo que hoy sucede en nuestro país desde el gobierno mismo. Máxime cuando dicho recurso está a las puertas de una significativa merma mundial en el mediano plazo.
Las reservas de crudo de muchos países están en etapa de agotamiento final con menos de 10 a 15 años de vida a la tasa de extracción actual. La lucha por este recurso será despiadada en el corto a mediano plazo. Venezuela y los países del golfo son en este momento el objetivo del resto del mundo para saciar su sed de energía [Einstein Millán Arcia: Entre 8% y 9% del suministro fósil recaerá sobre Venezuela - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)].
Nadie crea que el supuesto del cambio climático va a detener la demanda fósil en las próximas décadas. Apenas la semana pasada, el Reino Unido; el paladín del net zero y cambio climático, acaba de anunciar que se prepara para otorgar cientos de licencias de explotación de crudo y gas [Einstein Millan Arcia on Twitter: "Reino Unido se olvidó de cambio climático, se prepara para otorgar "cientos" de licencias de explotación de petróleo y gas; #UK #OOTT https://t.co/ASznugdbbJ https://t.co/ASznugdbbJ" / X] en su territorio. El reino unido, la madre del cambio climático y del COP26, abre sus puertas para dar nuevamente acceso al desarrollo fósil.
Privatizar PDVSA es traición a la patria
Los analistas pro-privatización confunden el hecho de que la corrupción, politización, militarización y las malas decisiones, hayan impedido que el dinero de los ingresos petroleros llegue a las manos de todos; no desde ahora, sino desde incluso antes de la conformación de PDVSA, con un problema de la industria petrolera en sí, cuando a todas luces es un problema de índole institucional y cultural.
Es un problema cuya fuerza destructiva permeará incluso en una eventual industria petrolera privatizada, tal y como sucedió en otros segmentos de la industria privada durante la cuarta república, con una imparable fuga de capitales que inicio con la llegada de la seudo democracia en 1959.
Algunos anclados en ese pasado de dilapidación y depredación aseguran, que con las transnacionales el estado percibía mayores ingresos, sin saber que ni durante la época de las transnacionales, ni durante la nefasta apertura petrolera nuestra nación percibió mayores ingresos netos, que durante la gestión propia de PDVSA. Sin saber que durante la apertura petrolera la relación ingreso neto a ganancia bruta, se abatió desde más de 20% previo a 1990, a menos del 3% durante 1998, con un mínimo histórico para entonces de tan solo $663 millones de ganancia neta, durante el año en que precisamente la vieja mitocracia lograba su máxima producción. Sin saber que las ganancias durante la época de las transnacionales fueron; en promedio, un 33% inferior a las de la gestión propia de nuestra industria, para toda la extensión desde más allá de 1940, con ligeras fluctuaciones. Aun con el costo de la corrupción, la politización, la militarización y los desaciertos de sus lideres, los ingresos netos nunca fueron superiores duranta la época de las transnacionales hasta el entorno de 2010 y con la excepción de la época de la nefasta apertura petrolera. Es decir, las transnacionales petroleras son por definición tan o más depredadoras que un estado plagado de corruptos y traidores. Y cuando ambos se juntan, la destrucción del país y su gente está garantizada.
El caso más reciente ocurre en Guyana con exxonmobil, donde la transnacional en apenas unos 4 años desde Diciembre’2019, ha llevado consigo pobreza, hambre y escasez [Foreign companies boasting of Guyana’s wealth while Guyanese struggle to feed their families - Kaieteur News (kaieteurnewsonline.com)] hasta el punto de que hoy los guyaneses no tienen para comer. Las riquezas producto del boom petrolero aun no aparecen para los guyaneses.
Pero Guyana no ha sido en único caso donde junto a gobiernos corruptos, han llegado las transnacionales llevando consigo corrupción, contaminación, pobreza, hambre y destrucción. A Guinea Ecuatorial llegaron las transnacionales desde finales de los 90 a explotar las riquezas petrolíferas y gasíferas de dicho país africano. Literalmente vandalizaron los activos y entregaron a cambio miserias a dicha nación. Hoy a más de 5 lustros, más del 75% de la población de Guinea Ecuatorial vive por debajo de la línea de pobreza [Equatorial Guinea: Why Poverty Plagues a High-Income Nation | Human Rights Watch (hrw.org)], mientras los políticos y sus allegados se siguen enriqueciendo.
Otro ejemplo lo constituye Mozambique, país Africano que a partir de 2010 descubre vastas reservas de gas e inicia en 2019 sus exportaciones de LNG a Europa y Asia. Hoy el 94% de su gente vive con menos de $5 y su pueblo sufre de más del 64% de pobreza [Mozambique Economic Outlook | African Development Bank Group - Making a Difference (afdb.org)].
Sobran casos de crecimiento de la pobreza con la llegada de las transnacionales petroleras; Nigeria, Libia, Iraq, Yemen y Ghana, son algunos ejemplos de esos países donde los grandes capitales petroleros han llevado solo endeudamiento, miseria y destrucción.
Un estado y una sociedad fallidas no pueden ser asiento del desarrollo económico, sino del engaño y la perdición. En una sociedad y un estado fallido no ocurre el milagro económico para todos sino para unos pocos. Es por ello que PDVSA falla precisamente, por esa sociedad y por ese estado fallido, ya que como antes expresamos, desde el punto de vista de aporte neto a la nación, las ganancias netas durante la época de las transnacionales fueron en promedio un 33% inferiores a las de la gestión propia de nuestra industria, para toda la extensión desde más allá de 1940, con ligeras fluctuaciones.
De manera que nada tiene que ver con complejos patrioteros sino con realidades. Primero porque las transnacionales no necesariamente representan mayores ingresos para la nación y segundo porque la industria privada en un estado fallido es también fallida, a los efectos de transferencia de riqueza al pueblo. La privatización en masa de PDVSA o de sus activos no es la solución a un problema de índole principalmente institucional y cultural, que debe ser resuelto con la estricta aplicación de las leyes y el saneamiento profundo de la sociedad Venezolana.
PDVSA es recuperable
Algunos aseguran quizá por mera apreciación personal, o quizá llevados por su propio fanatismo, ya que no poseen prueba o evidencia técnica alguna, que PDVSA tal y como está no puede ser rescatada. Nada más lejos de la realidad. Ciertamente la industria está diezmada, disminuida y hasta vandalizada en ciertos activos; pero, aun así, es rescatable.
El rescate de PDVSA es totalmente viable [Einstein Millán Arcia: La viabilidad de recuperar Petróleos de Venezuela - Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)] aun en las condiciones actuales. Claro está que nadie, con o sin transnacionales, puede llevar nuestra producción en cuestión de meses de vuelta hacia los 3,000,000+ de barriles por día. Pero ese no es el caso nuestro únicamente, es el caso incluso de activos con todo el poder y dinero de las transnacionales. Prueba de ello es igualmente guyana, país donde ni Exxon, ni Hess, ni CNOOC con todo su capital, tecnología y personal, han logrado superar los 390,000 BPD desde 2015 cuando firmaron el convenio de explotación, ni en 4 años desde 2019, cuando inicia la producción en firme. Elevar producción toma tiempo, requiere de esfuerzo, capital, tecnologia y conocimiento.
El plan de rescate de PDVSA es concebido de forma gradual, sin necesidad de endeudamiento inicial y sin necesidad de privatización masiva, en una ventana de 6 a 9 años. La capitalización de sus operaciones, al menos para el primer año de gestión, no requiere de endeudamiento al existir aun un sólido abanico de opciones viables.
Ya en el pasado hemos aportado nuestra opinión sobre la magnitud de la inversión necesaria [Einstein Millán Arcia: ¿Cuánto necesita Pdvsa para alcanzar 3 MMBPD? – Emisora Costa del Sol 93.1 FM (costadelsolfm.org)] basado en datos reales-recientes y suponiendo una reingeniería masiva de la infraestructura de nuestra industria, además de nuestra propuesta para el plan de acción que consideramos necesario para el nuevo despegue de PDVSA.
De manera que la recuperación de nuestra industria petrolera no pasa por privatizar PDVSA. Pasa su reorganización, reestructuración y fortalecimiento. Pasa por el saneamiento de las instituciones y la aplicación rígida e imparcial de nuestras leyes. Pasa por un cambio profundo en nuestra sociedad y pasa por el arribo de un gobierno por y para Venezuela y los Venezolanos.
Repetimos; nadie que haya participado en el sabotaje terrorista de 2002, nadie que haya pedido sanciones contra nuestra patria, ni nadie que se haya alineado con intereses extranjeros para conspirar en contra de Venezuela, puede ni debe jamás, poner mano a activo alguno de nuestra patria.