Guillermo Vizcaya sobre la revolución bolivariana, el Ser y el Tener

Aún titilante la euforia por el histórico triunfo del presidente Hugo Chávez el 07 de octubre, y lejos de apagarse el guayabo de quienes creyeron en la vana ilusión de Capriles Radonski atizada irresponsablemente por algunos medios de comunicación de la derecha, el presidente de la Fundación para la Cultura de la Ciudad (Fundacultura), Guillermo Vizcaya, reposado, y con la adrenalina ya en su niveles normales, reflexionó durante esta entrevista, de manera crítica y en clave filosófica, acerca de un acontecimiento que sería irresponsable despacharlo con opiniones y comentarios evanescentes.

Con la acuciosidad que le caracteriza, y lo que es más importante, sin la flojera de algunos políticos que apuran consignas vacías y repetitivas que casi siempre quedan flotando en la abundancia de una retórica apretujada de clichés y lugares comunes, Guillermo Vizcaya intenta explicar en contexto y en perspectiva la victoria del presidente Chávez asiéndose para ello de la dicotomía del ser y el tener.

¿Cuál es la primera reflexión que se le ocurre a usted luego de la alegría por el mítico triunfo del proceso revolucionario el 07 de octubre?

Como es lógico la primera emoción no nos permitió analizar quizás lo más emergente. Salimos disparatados a tocar cornetas y a gritar para hacer catarsis: ¡uh , ah, Chávez no se va ¡ Sin embargo, todo revolucionario serio antes que se le despintara el meñique sabía a ciencia cierta que Venezuela no tiene seis millones de explotadores, y que el resultado nos obliga a pensar el porqué mucho de los nuestros votaron por un enemigo de clases, y peor aún, por un hijo de la oligarquía.

¿Tiene esa conducta alguna justificación más o menos lógica?

Bueno. Un camarada hace algunos días se quejaba de cómo era posible que uno de los sectores más beneficiados por la revolución tuviera los testículos de tomar la opción de la derecha, siendo este un gobierno que les quitó de encima a la clase media el drama de las cuotas balón, que le facilitó la compra de automóviles, que les respondió por los ahorros cuando los banqueros mafiosos se llevaron los reales, que les facilitó auto mercados con los productos regulados y subsidiados a través de Mercal , y que controló los costos de la educación privada , entre otros beneficios.

¿Y entonces, cómo se explica esa evidente contradicción?

Muy fácil. Yo creo que el gobierno ha equivocado culturalmente el tratamiento a esa clase media. Más allá de ganarse a ese sector, lo que ha hecho es profundizar su apego material y su temor bien inoculado por el sistema de no dejarse alcanzar por los sectores populares, es decir, el peligroso efecto de la homologación de una sola clase de explotados, obreros y profesionales juntos. Es evidente una dicotomía existencial entre la mórbida conducta del tener por encima del ser.

¿Cómo es eso, con qué se come esa elucubración del ser y el tener?

Todo integrante de la clase media profesional , no tiene un abuela licenciada o que haya pasado por una universidad, y si la tiene es realmente una excepción , todos vienen del sacrificio de una Venezuela que tuvo que batirse a venta de empanadas ,juguitos naturales y el oficio de lavar y planchar ropa, o de una maestra normalista, brecha dejada por la derecha para llenar una demanda educativa consecuencia del éxodo del campo a la ciudad , que en el fondo era una verdadera posibilidad de “ser alguien en la vida” para aquellos tiempos, aunque la paga fuera realmente vergonzosa, también la componen los hijos de algunos pseudo luchadores de izquierda que se vendieron con becas y otros artificios del Pacto de Punto Fijo y que no hacen otra cosa legitimar con su indefensa oposición intelectual, la supuesta democracia del capital foráneo.

No estoy conforme ¿Puede explicarlo un poco mejor?

Sí. Nuestra clase media es una clase adoctrinada para la envidia, no olvidemos que en el capitalismo la envidia es un negocio que solo beneficia al productor y enferma al consumidor logrando la insatisfacción ilimitada de los deseos. El ser humano no encuentra satisfacción en lo que es, sino en lo que tiene, la propiedad es asumida como una protección de la especie para luego cauterizar los sentimientos de solidaridad y convivencia con el temor de perderlo todo, de ser expropiados, cuando en el fondo lo único que tenemos es a nosotros mismos y esto apreciado amigo, lo sentencia la inevitable muerte que se decreta paradójicamente con el nacimiento.

¿Y qué puede decir usted acerca del tema, con relación a los sectores populares?

Los sectores populares también caen en la trampa de los acumuladores de capital. Ellos nos hacen creer, desde que somos muy pequeños, que el médico, el profesor universitario, el ingeniero o el abogado son los ricos: es decir, los sifrinos y estos a su vez coqueteando con los medios de comunicación no hacen resistencia alguna a semejante mentira. No pueden hacer resistencia porque es nada más y nada menos que en las universidades donde se les enseñan a jerarquizarse, a despolitizarse y a desmarcarse de lo social.

Conozco jóvenes y no tan jóvenes que no están con Chávez no por sus defectos que como todo humano los tiene, sino porque es más cool y más light estar en contra del chavismo porque eso es estar a la moda. Recuerden que la moda se mueve con el concepto de propiedad, y es tan cruel que cuando uno ve una foto del pasado tiene vergüenza por el peinado y la ropa de la época, esa misma vergüenza es la que algunos promueven calificando la construcción socialista como algo fuera de moda.

¿Cómo caracterizaría a la clase media venezolana actual?

La clase media profesional tiene un problema severo, vive en un escalofriante mundo de ficción, un tenebroso desandar por la banalidad. Ella tiene la falsa ilusión de que ser alguien es parecerse, aunque sea en la forma, precisamente a quienes han empobrecido intelectual y espiritualmente que no son otros que los verdaderos burgueses, los que han acumulado tanto capital con nuestra fuerza de trabajo que su única misión ha sido estimular el odio entre dos sectores que en esencia son la misma cosa: la clase obrera y la profesional.

¿Qué debe hacer la revolución para intentar trastocar ese fenómeno sociológico?

La revolución y fundamentalmente los partidos socialistas debemos luchar por anular ese estado de ilusión de la propiedad, debemos influir culturalmente en el pensamiento gregario, los objetos materiales solo son medios para lograr nuestro fines que no son otros que una sociedad nueva, justa y amante de la paz. Cuando el tener se transforma en la meta de nuestra vida , nuestras vidas se convierten en una cosa, nuestra compañera sentimental, nuestros hijos, nuestro saludo, nuestro tiempo se convierte en un objeto inanimado.

Usted cree que esa obsesión por5 el tener le ha quitado importancia a la sensibilidad social y la solidaridad?

Nuestra clase media profesional en el fondo nos está pidiendo desesperadamente con su voto es la construcción de otros senderos que les quite esa presión de encima para poder compartir con sus seres queridos. Hemos perdido el carácter humanista que logramos al inicio de las misiones cuando desde un cuartico de una comunidad se atendía un Barrio Adentro, ¿ a caso no fue a pura voluntad patriótica que alfabetizamos a Venezuela?

La cultura de la renta petrolera nos hace erigir héroes parta el marketing político, héroes que en el fondo agudizan en histerismo de nuestra clase media que aspira algún día a parecerse a Pastor Maldonado, Juan Arango o a Dudamel y no al señor o la señora honesta de la esquina que4 ha criado a sus hijos con sacrificio y dignidad, y no lo imita sencillamente porque no le damos importancia a la parte humana a lo que somos, no nos importa el “Ser” sino el “Tener .

¿Como pudiera dársele fuerza argumental a esa teoría desde el marxismo?

Marx nos legó que había que combatir el lujo tanto como a la pobreza. Que la diferencia entre el “Ser” y el “Tener” está en una sociedad interesada en las personas. Debemos erradicar ese temor de perdida material con que se manipula a este sector. Ellos deben entender que lo íunico que van a perder son las cadenas que los obliga a endeudarse por mantener una apariencia que les destroza la salud y los afectos.

¿Pero cómo hacer para que la clase media tome conciencia de eso?

Hay que impulsar una toma de conciencia. El egoísmo del éxito personal a cualquier costo debe ser aniquilado por la responsabilidad social . Es hora de actuar y no es regalando neveras, licuadoras y7 aires acondicionados como lo vamos a lograr. Si la revolución regala una casa debe generar la garantía que además ese hogar debe ser estimulado por la educación, el deporte y la cultura. Creo que la cultura debe comenzar a asumir el rol histórico de transformación, ya que su aporte siempre ha sido desde las artes y no desde otras trincheras donde anida el ilusionismo capitalista que está ahogando a nuestro pueblo.

jhocas10@hotmail.com


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Jhonny Castillo

Periodista, presidente de la Fundación Lectura Crítica de Medios.

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