Un Hombre

Cuando vi por televisión la emotiva imagen de aquel hombre que aferrado a la bandera y con los ojos inundados de lágrimas exigía con voz entrecortada el regreso del presidente Hugo Chávez, terminé de convencerme de que algo histórico y extraordinario estaba ocurriendo en Venezuela. De los cerros y de los vericuetos más humildes y recónditos de Caracas bajaban miles de personas que como estimulados por una extraña energía amorosa y espiritual fueron contagiando a otros miles en varias ciudades del país. Ancianos, jóvenes mujeres y niños batiendo banderas y mostrando orgullosos la foto del líder de la revolución bolivariana corrían desesperados, indignados, a los cuarteles y a Miraflores a recatar al único político que por primera vez se había identificado con sus dolores y sus angustias. Transcurrían los aciagos días de abril de 2002. El presidente Chávez había sido secuestrado, para obligarlo a renunciar.

Aquellos que exigían la vuelta de Chávez eran los sempiternos miserables, los desdentados y desarrapados que fueron condenados a estar siempre al margen, como impuros, como parias, y obligados a sobrevivir en madrigueras por esos mismos políticos que mantenían secuestrado al Presidente, y que incurriendo en ese desalmado crimen de lesa humanidad que constituyó el robo y despilfarro de más de quinientos mil millones de dólares de la riqueza petrolera, parte de la cual aun está depositada en los principales bancos del mundo.

Los de aquellos venezolanos eran rostros marcados por el hambre, la pobreza y la impotencia de muchos años de sufrimiento, que por primera vez vieron la esperanza tangible encarnada en la figura de Hugo Chávez. A diferencia de otros acontecimientos similares como por ejemplo El Bogotazo, no era una turba la que se adueñaba de las calles de Caracas y otras ciudades importantes del país, era una masa consciente y organizada que se movilizaba por una profunda convicción y empatía con su líder.

En estos días tan difíciles por la enfermedad de Hugo Chávez nuestro pueblo igual se mantiene conectado espiritualmente con él. Es verdad que siente tristeza y está conmovido por su salud. Sin embargo, como en abril de 2002, está preparado y no tengo dudas que sabrá que hacer cualquiera sea la circunstancia: Jamás estará completamente solo Un Hombre quien tiene dignidad, quien ha creído en la Humanidad, quien ama a su pueblo, quien lucha y a pesar de las dificultades vence.

jhocas10@hotmail.com


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Jhonny Castillo

Periodista, presidente de la Fundación Lectura Crítica de Medios.

 jhocas10@hotmail.com      @heraclitando

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