El título del presente comentario contiene, a nuestro entender, tres (3) conceptos que, para el caso del desarrollo histórico en Venezuela, necesitan ser definidos; ellos son: chavismo, socialismo, evidentemente, en el marco real venezolano y comunitario según las objetividades socio-económicas-culturales de Venezuela. Ello significa que el proceso revolucionario en Venezuela es propio y diferente a procesos que se han presentado y desarrollado en otras naciones e, incluso, los procesos nacionales actuales, preferentemente en América Latina, geográficamente, al sur del río Bravo, donde sociedades nacionales han convergido con parámetros que se explicitan en los actuales momentos en territorio venezolano; por ello es necesaria su precisión por dos (2) razones a nuestro entender y comprender: la primera es la obvia realidad histórico-social de Venezuela profundamente diferente a los procesos nacionales de nuestro entorno geográfico; y la segunda es la “matriz de opinión” que se ha desarrollado desde las realidades históricas del proceso bolchevique con desarrollos importantes, en praxis, casi inmediatamente de la finalización de la 2da. Guerra Mundial tanto en el continente europeo como en el Pacífico pero que podría haber tenido sus principios en las sucesivas negociaciones de Yalta, Potsdam y El Cairo.
El chavismo es de reciente data. Debemos precisar que el chavismo, sí aceptamos sus connotaciones prácticas y teóricas, se presenta en la realidad política venezolana años posteriores al primer triunfo presidencial del Comandante Chávez Frías cuando el ideario global-estructural de cambios profundos del Estado venezolano propuesto por Chávez Frías fue asumiéndose como “conciencia revolucionaria” autóctona venezolana aunque, obligado expresarlo, ese ideario, por humano-solución frente al capitalismo neo-liberal latinoamericano, se asumió en ciertos paradigmas que conjugaron la “idea central” del proceso nacional-libertario de países de la Región Americana en sus propias realidades objetivas nacionales; es decir, para, únicamente, su comprensión, son diferentes los procesos actuales nacionales en Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay e importantes países caribeños asumiendo y respetando los procesos revolucionarios en Cuba y Nicaragua que, por vieja data, han madurado en el marco de sus propias realidades e incluso se debe resaltar las diferencias de políticas revolucionarias e históricas en ambas nacionales que no es tema a desarrollar en estas líneas pero que es necesario precisar. Así mismo, estamos dejando en el tintero cuándo, exactamente, apareció en el vocabulario político venezolano el término: “chavismo”, quién sería su proponente y en cuál marco histórico se expresaba cuando se presentó dicho vocablo para aquellos momentos, es decir, antes de su desarrollo político-ideológico actual.
Es obvio que el concepto “chavismo” tiene su base terminológica en el apellido paterno de Hugo Rafael Chávez Frías. ¿Por qué se imprimió en la conciencia social ese término convirtiéndolo en concepto ideológico autóctono criollo obligando a Chávez Frías aceptar esa realidad sociológica? Cuando resaltamos dos (2) frases del Comandante Chávez: “Yo soy pueblo” y “el pueblo es Chávez” tendríamos que aceptar la comunión entre el “líder y la masa” que ha alcanzado esa comunión por las praxis de las políticas que se han impulsado e impuesto desde el Gobierno bolivariano. Es decir, ese dialogo objetivo entre los compromisos asumidos por el líder (Chávez Frías) de alcanzar soluciones históricas a los problemas cotidiano-social-económicos de la sociedad invisibilizada venezolana y sus praxis nos lleva a tener que aceptar las objetividades desarrolladas en el diálogo permanente y perfectible de la dialéctica que se expresa entre la estructura y la superestructura del Estado venezolano en su marco histórico-heredado hacia una visión de nuevo país según las realidades globales actuales aún en el marco del sistema capitalista global actual. Ello nos lleva a reflexionar, al tiempo e inevitablemente, el diálogo y sus contradicciones entre el desarrollo actual del Estado venezolano en el marco de las políticas que hemos titulado “chavistas” frente al sistema capitalista actual, aún en sus crisis profundas paradigmáticas, con sus obvias y objetivas reacciones que nos las hemos precisado como “reacciones político-ideológicas-golpistas” de las derechas criollas y extranjeras como realidad en contradicción sistémica entre las propuestas en praxis chavistas y las realidades socio-históricas capitalistas expresadas en el sistema capitalista en proyección histórica desde el Renacimiento y sus primeras reacciones con la “Reforma y Contrarreforma”.
El “proceso chavista” ha alcanzado su propia personalidad político-ideológica cuando en reciente fecha de continuidad gubernamental, legal y legítima, del Gobierno Bolivariano se juramentó la “sociedad chavista y revolucionaria” con la frase histórica de “yo soy Chávez”. Ella, la frase, contiene y tiene un contenido teórico-práctico importante por expresar conciencia y aceptación del proceso político-ideológico propuesto e impulsado por el Comandante Chávez Frías desde el momento que asumió la responsabilidad histórica de la transformación histórica del Estado venezolano; en ese marco propuesto, debemos, en obligación ética, resaltar una muy importante característica contenida en el concepto “chavista” cual se refiere al sector social militar cual a su vez conforma un sólido conjunto socio-histórico-nacional-revolucionario cuando se conjuga con el resto de la sociedad venezolana para conformar la base fundamental de la Revolución Bolivariana de poder calificar, conceptualmente, a la Revolución Bolivariana venezolana como una “revolución cívico-militar”. Cuando recorremos la Historia de la Humanidad en sus diferentes etapas de transformaciones estructurales desde la óptica marxista y, también, no-marxista, tenemos que aceptar por “ética profesional” que lo social ha ido siempre en perfecta comunión con lo militar aun cuando la ideología capitalista, cínicamente, lo niegue. Es decir, en obviedad, actualmente, por ejemplo, conocemos de la muy seria crisis en los sistemas militares capitalistas que podría transformarse en una crisis política por el proceso de reducción de los presupuestos militares en aquellos países que les ha permitido el histórico proceso del capitalismo en sus fases imperialistas de imponer sus tesis judeo-cristianas desde las fechas arriba referidas. Esa contradicción radica y se sustenta por los importantes cambios tecnológicos aplicados a la “guerra como concepto”. Ello nos lleva a una reflexión. ¿Por qué los EEUU de América impulsó en América Latina la transformación de ciertos estamentos militares nacionales a convertirlos como “policías de punto” para cuidar “vaya usted a saber qué” cuando los procesos revolucionarios guerrilleros estaban en “desuso” (excepto Colombia) y el tráfico de drogas estaba en ascenso?
Es evidente que la “política chavista” de conceptualizar la Revolución Bolivariana como la “revolución cívico-militar” buscando el equilibrio socio-político necesario como base fundamental y fundacional de la Revolución Bolivariana al tiempo que rescatar de la anomia a la que se había visto sometido el “cuerpo militar nacional” venezolano ha cambiado, para los países no imperialista, la concepción del Estado nacional del siglo XXI. En ese marco, es de toda lógica la “matriz de opinión” que desde las derechas nacional-criollas y sus alcahuetes internacionales tratan de imponer cuando promueven la idea de las contradicciones entre el Vicepresidente, Nicolás Maduro Moros, y el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello Rondón. He dicho!.
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