¡Amor con amor se paga! Así se expresó siempre nuestro comandante, como muestra de su gratitud a un pueblo heroico, luchador, leal. Ante sus restos juramos defender su legado, con lealtad, siguiendo sus orientaciones contenidas en su visionaria proclama de diciembre pasado y en su ejemplo eterno. La lealtad es un valor infinito, se pone a prueba en las dificultades. Somos leales a Chávez, por eso vamos con Maduro.
Luego de su elección, asume nuestro presidente Nicolás Maduro la compleja tarea de liderar los destinos de la república y de la revolución en una coyuntura cargada de urgencias y de retos. La amenaza de la derecha apátrida está allí, a las puertas, el plan golpista sigue su curso, en pleno despliegue, ahora intentan incendiar el país por los cuatro costados. La lealtad del pueblo tiene que traducirse en voluntad de combate, de defender las conquistas, en defensa de la victoria del 14 – A, en serenidad con firmeza, en unidad.
Estamos en tiempos de lucha, de batalla, ahora para defender la victoria frente a las intenciones deslegitimadoras de la derecha opositora venezolana, hoy disfrazada de demócratas, acostumbrada siempre a los atajos, a la violencia, que nunca asume responsabilidades. Hoy más que nunca la lealtad demostrada debe consolidar la unidad. Son tiempos de cerrar filas en torno al presidente Maduro y a los líderes de la revolución, sin titubeos.
Cualquier actitud diferente en la delicada coyuntura que nos asiste puede ser interpretada como traición a Chávez, a su voluntad de lucha, a su ejemplo, a su sacrificio, a su legado. El amor es lealtad. Somos hijos de Chávez.
Con Bolívar y Chávez, siempre.
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