Cuando hablamos de dos virtudes tan importantes en la vida, como hoy está planteado en Venezuela, estamos fortaleciendo una imagen que ya venía siendo tejida hace mas de 200 años entre militares y civiles, que tuvo sus altibajos y que volvió a ser retomada y con mas fuerza por los líderes de la revolución bolivariana y que fue recorriendo no solo los pasillos y aulas de las instituciones militares y educativas, sino de otros importantes sectores de nuestra sociedad porque, hay que decirlo, sin la menor duda, hombres y mujeres de esta nación han estado a la búsqueda de la justicia y, por ende de la paz, de lo contrario no hubiésemos librado las batallas de la independencia.
Cuando el líder y presidente Nicolás Maduro habla de “construir la paz para cambiarlo todo”, nos dice con exacta claridad que se trata de una batalla en la que todos debemos participar y alcanzar la victoria para el bienestar de esta pujante sociedad.
La victoria de la paz ciudadana es la victoria de la justicia ciudadana, porque carece de sentido de que busquemos la paz dejando a un lado la justicia.
Aquí, en estas tierras, Simón Bolívar, inició la búsqueda de la justicia social, concepto que arropa la igualdad, la fraternidad y la libertad y que cobija en su seno las virtudes de la justicia y la paz.
Momentos de paz relativa vivieron nuestros antecesores y ello está en las páginas de nuestra historia, que recogen todas las incidencias en los diferentes tiempos del poder en manos de militares y civiles, honorables y no honorables, tiempos en los que poco floreció la justicia y por ello, siempre la paz estuvo cercada, porque no puede haberla si dejamos de lado la justicia.
Hoy en Venezuela se está trabajando fuertemente en darle a la justicia la fortaleza necesaria que nos conduzca a todos hacia el bienestar ciudadano. Por eso, apreciamos cada jueves la entrega de cientos de viviendas a familias carentes de abrigo y de la misma forma, aumenta el número de centros de salud, crecen las instituciones educativas, son creadas empresas bajo la dirección de los propios trabajadores, se adelanta un gigantesco esfuerzo para hacer crecer nuestra ciencia y tecnología y es establecida una nueva forma de relacionarnos con los demás pueblos del mundo, porque de lo que se trata es de otorgar justicia a los pobladores para fortalecernos en la paz.
Con una gran certeza hay que decir que la mayoría de los venezolanos, dentro de ese gran cuerpo latinoamericano de seres humanos, son gente sencilla, amable, respetuosa, sin complejos por el color de la piel, la estructura del cabello, ni del dinero. Nada de eso preocupa a esa ciudadanía mayoritaria, porque la esencia de las mujeres y hombres de esta tierra está orientada hacia la tierra patria, su historia, la familia, los hijos y el porvenir, por eso nada extraña que algunas investigaciones hayan dicho que la máxima preocupación de nuestros pobladores, siempre sea una vivienda y que hoy día, la nación no solo esté dando muestras de una gran transformación sino que está espiritual y cognitivamente preparada para enfrentar cualquier reto.
Hoy, los venezolanos han sabido enfrentar el desalmado reto de la violencia fascista y no han caído en el abismo de responder con la violencia con la que han sido agredidos, interna y externamente, porque un pueblo que ha buscado por siempre la justicia por ende no se apartará de la paz. Los hechos lo evidencian.
Nada ni nadie logrará apartarnos del camino de la justicia, que es el camino de la paz, ese es nuestro absoluto.