Chávez: hoy cantamos en tu honor eterno

El paso de Hugo Chávez Frías por la vida terrena no pasó desapercibida. Esos 58 años encarnados en aquel niño campesino, en el adolescente pelotero y después en el sencillo soldado que soñó una patria, se amoldaron en una sólida figura humana que los pueblos del mundo identificaron -cual mito mediterráneo- con un titán olímpico.

El itinerario humano de este hombre excepcional comienza en Sabaneta de Barinas, lugar de las pequeñas aventuras de infancia compartidas con el hermano mayor del matrimonio Chávez Frías y con la abuela Rosinés. El niño Hugo comienza a observar el mundo desde las leyendas; la manera como en el llano venezolano se interpreta la dura realidad de la vida cotidiana.

En leyenda pues creció el muchacho Hugo Rafael y así fue tejiendo las historias familiares que a sus oídos llegaban. Las historias aventureras del abuelo Maisanta las convirtió en una epopeya de familia, rescatando el honor de aquel guerrillero antigomecista, el mismo que la sociedad latifundista tildó como un despiadado pistolero. Fue su primera victoria a las versiones acomodadas de la historia burguesa.

Cuando el bachiller Chávez llega a Caracas en el año 1971, la nación venezolana se promociona en el mundo como un país de derroche y de estabilidad social, sin embargo, la realidad interna era otra y aunque al joven Chávez Frías sólo le preocupaba jugar béisbol, la semilla revolucionaria lo comenzaba a tocar como en un juego del destino. Los proyectos por emular a su ídolo de adolescencia, al gran pitcher magallanero Isaías “Látigo” Chávez, pasaron a un segundo plano. La vida militar, los libros y la figura de Simón Bolívar lo van formando como un militante bolivariano.

Presenció con estoicismo los desfiles presidenciales del momento y caminó al lado de los más importantes jefes políticos de la Cuarta República hasta comprender que era el momento de bajar de las estatuas al Simón Bolívar de los libros para iniciar la reconstrucción de la República, luego de los terribles días de febrero y marzo de 1989.

De aquel sencillo joven de la Venezuela profunda quedaba poco, convirtiéndose de a poco en el Chávez que salió por televisión anunciando el fracaso de su aventura quijotesca. El muchacho que nació en Sabaneta de Barinas un 28 de julio de 1954 se descubrió para la historia universal un 4 de febrero de 1992.

Otras fechas se agregarán a su labor de demiurgo creador. El 6 de diciembre de 1998 se ganó el reconocimiento del pueblo en una fiesta memorable realizada frente al teatro Teresa Carreño. Ese día el pueblo venezolano lo hizo presidente para que anunciara la nueva Constitución ya redactada el 2 de febrero de 1999: día del nacimiento de la República Bolivariana. Y siguieron otras importantes jornadas que reafirmaron su liderazgo a su inquebrantable fuerza humana y revolucionaria.

Pero los zarpazos también cuentan: la huelga general contra su presidencia el 1 de diciembre de 2001 presagiaban jornadas duras para el próximo 2002: llegaron los aciagos días de abril y Chávez era rescatado de la muerte en un tercer día de resurrección. Dejaba de ser un hombre, dejaba de ser un sencillo líder con defectos humanos para constituirse en el mito que el pueblo venezolano construyó.

La burguesía venezolana, presa de su propia precariedad, nunca lo entendió; es entonces la hora del pueblo venezolano para asumir su revancha histórica y crear al Chávez antimperialista; y Chávez en respuesta, se proclama socialista anunciando las misiones, paralelamente a las situaciones insurreccionales planteadas por las fuerzas reaccionarias de la derecha política interna y sus aliados internacionales.

América del Sur y los pueblos del planeta son sus siguientes escenarios. Venezuela se hizo pequeña ante el ya proclamado Gigante de Sabaneta: conquistó Santa Marta en una memorable manifestación de pueblo colombiano. Se hizo Dios en Haití. Cuba rindió honores a su presencia. Argentina tembló al escucharlo cuando Mar del Plata casi lo proclama Libertador una vez que el jefe del imperio retrocede tras la propuesta de imponer un “paquete” de dominación económica llamado Alca. Ecuador y Bolivia lo entendieron y siguieron sus pasos irreverentes. Palestina lo venera en las calles como uno más de una familia en diáspora. Siria lo sigue como a un profeta antiguo. La gigante Rusia lo protege y le hace himnos en su honor. Irán lo admira. La China del Tao ríe su humor llanero. El pueblo norteamericano lo descubre y lo convierte en amigo. Honduras lo sigue llorando.

También el demiurgo fundador tiene tiempo para pensar en América tal como los libertadores del siglo XIX la pensaron. Chávez miró al Caribe y creó Petrocaribe. Observó razones comunes entre naciones amigas y creó el Alba como una alternativa de relación entre hermanos. Chávez como un profeta que guía los acontecimientos futuros funda la Comunidad de Estados Latinoamericanos, en la necesidad de una instancia política que intenta devolver el proyecto de unificación continental impulsado por el Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Panamá en 1826. Después de Chávez la patria grande tiene fronteras infinitas.

Cuando el Eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías fallece el 5 de marzo de 2013, ya el pueblo venezolano le había ofrendado varios títulos a su legendaria figura humana: presidente invicto, Comandante Supremo, segundo Libertador de la patria. Hoy en su cumpleaños 59 cantamos en su honor eterno. Chávez vive...


fremarlu67@gmail.com


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