Alguien, con mucha audiencia, a quien no nombraré por distintas razones, creyó ver en las opiniones y solicitudes de la mayoría de los alcaldes, un predominante interés “pragmático” y “económico”. Dicho así, uno podría pensar que esa reunión que parece a todas luces exitosa, desde diferentes puntos de vista, no tuvo sentido alguno y hasta que el gobierno perdió el tiempo en convocarla. Para otros, pareciera ser un acontecimiento para derivar chistes y hasta percibir gestos genuflexos.
Pero, pese a eso de solicitudes muy “pragmáticas” y determinantemente “económicas”, quedó revelado que hay un espacio para manejar las relaciones con la mayoría de esos alcaldes y sus votantes, de manera muy diferente a como lo ha impuesto hasta ahora la extrema derecha; pero corremos el riesgo de no percibirlo si a las prácticas anteriores le añadimos la ligereza para abordar asunto tan significante.
No es un descubrimiento nuestro ni nada novedoso, decir que la oposición no es un bloque monolítico. He creído que en ella hay gente hasta antimperialista y bolivariana, con tanto sentido de patria, como quienes estamos del lado del chavismo. Sucede que no siempre, de lado y lado, estamos y hemos estado, lo suficientemente equilibrados para manejar las relaciones dentro de las diferencias naturales. No es absurdo ni original afirmar que, la polarización que existe en Venezuela tiene un alto componente emocional, subjetivo. El acomodo de un lado y otro, no es exactamente el que corresponde a los intereses de clase; si así fuese ¿cómo entender qué miles, por decir una cifra discreta, de venezolanos del pueblo, opten por votar en cada ejercicio electoral por la ultraderecha, el fascismo y hasta usureros y especuladores? ¿Cómo comprender que en nuestras filas, una vez más que otra, para decirlo con otra expresión coloquial también discreta, aparezcan estafadores y compinches de quiénes se enriquecen ilícitamente?
Quiero decir una verdad bastante conocida, pero que pareciera no “querer” formar parte del arsenal de la política del chavismo en cada confrontación; de aquel lado, en distintos niveles, lo que podría incluir a esos modestos personajes que ahora son alcaldes o concejales, que en fin de cuentas también forman parte del pueblo, hay gente “esperando” que tendamos un puente sólido, no propicio para que la ultraderecha lo sabotee. Para mejor decirlo, de ese lado, muchos no tienen motivos para estar allí.
El joven alcalde de Río Caribe, un pueblo que había sido predominantemente chavista, en su discurso y no tengo motivos para pensar lo contrario, puso en primer plano el poder alcanzar las metas que se ha propuesto para su pueblo. Si podemos sintonizarnos con él, por qué no hacerlo. ¿Por qué pensar que no es sincero sino sólo un “pragmático”?
¿Por qué no pensar que el conversatorio dado en Miraflores dejó ver algo o bastante, quienquiera escoja el calificativo, de eso?
Recuerdo ahora al alcalde del MAS, elegido en un Estado andino, quien puso cierto empeño en dejar clara su independencia entre oficialismo y oposición. Como percibí con claridad, que la mayoría de quienes hablaron, pusieron énfasis en establecer relaciones armónicas con el gobierno porque les interesa resolver los problemas de sus comunidades y haríamos mal si, subjetivamente, calificamos esas manifestaciones simplemente de “pragmatismo o interés económico”, porque supondría muy mala y poco inteligente manera de evaluar a las personas; aparte de prejuicio político nada ventajoso. Además, ¿por qué dudar, que muchos de ellos en verdad quieran resolver los problemas que abaten a sus comunidades aunque sea por el simple interés de fortalecer sus liderazgos?
Aun siendo así, como dijimos al final, eso es suficiente y ventajoso parta establecer con ellos, y las comunidades que representan, una nueva relación para que se encuentren quienes deben estar del mismo lado.
Es notorio, que aunque hubo quienes estudiadamente llamaron reiteradamente a Maduro, sólo Nicolás como un falso acto “amistoso”, entre ellos Falcón, la mayoría le dijo presidente y manifestó aceptarle como tal.
¿No hay motivos para pensar, por las razones que sean, que nuestras relaciones con la gente más allá del chavismo han estado signadas por el sectarismo?
El tema del Gran Polo Patriótico y las relaciones del Psuv y los otros partidos que lo integran, está lleno de historias de sectarismo y mal estilo en el manejo de las relaciones entre aliados. El llamado a formar el Psuv mismo, el funcionamiento de éste, estuvo y ha estado lleno de eso. Es más, las sucesivas divisiones del chavismo, que algunos siempre las califican como necesarias de manera absoluta en la marcha del proceso, han estado contaminadas por el sectarismo; tanto que personajes de poca calidad humana e intelectual, han logrado llevarse importantes núcleos y hasta hacer un liderazgo “destacado” aunque haya sido transitorio. Como es incomprensible que personajes que pudieran estar de este lado, no lo están y se mantienen otros que posiblemente no deberían.
En la reunión de alcaldes hubo tres niveles en el discurso. Eso reveló que, por encima de nuestros deseos o falsas percepciones, allí hay serias contradicciones que todos de antemano sabemos, pero no hemos podido abordar de manera ventajosa. Si no las percibimos, por lo menos sí que los intereses son diferentes. Entonces, se trata que esa reunión deba servir para tender puentes hacia dónde haya qué hacerlo.
Por eso, me parece acertado, cuando Maduro al tratar al final el asunto de las “autoridades paralelas” y el reclamo de los alcaldes de “devolución de competencias”, dejó claro que eso será posible en la medida en que avance el entendimiento, cooperación y está sujeto a la actitud de los demandantes...
Aquellos que derivan de la reunión y las promesas del presidente una especie de rendición ante las fuerzas de la derecha y declinación del proyecto estratégico, siguen pegados a la idea del sectarismo y la negación de lo que Hugo Chávez defendió a ultranza, la Constitución del 99, en la cual vio, no sin motivos, un motor para impulsar los cambios que anheló.