Una oposición democrática no es posible en Revolución

No se le puede pedir peras al olmo ni paz y cuartel a la burguesía. La ilusión de tener una oposición democrática en Venezuela sólo sería posible si llegáramos a sentir hasta los tuétanos que lo del socialismo del siglo XXI, inventado por Chávez, es puro cuento y hacérselo sentir también a la burguesía y al imperialismo. Mientras estemos pensando en la construcción del socialismo como debe imaginárselo la oposición, sin capitalismo y con la chusma en el poder, ni que fueran ellos pendejos para no buscar una salida antes de la consolidación del socialismo.

Hay una parte muy hipócrita de la burguesía jugando a la cuerda floja. Fedecámaras, Consecomercio, Lorenzo Mendoza y otros empresarios defienden sus intereses metiéndose en Miraflores a dialogar por la paz pero a la hora de la verdad seguirán las órdenes de Washington. La burguesía no decide por cuenta propia porque está subordinada al imperialismo. No obstante es posible que por su fino olfato de clase dominante perciban los empresarios que el capitalismo no corre peligro en esta revolución y han comprendido que sólo está en juego definir al cuenta dante de las divisas de la república es decir, poner a su favor la administración de PDVSA o digámoslo de otra manera, meterse en sus bolsillos los reales de la riqueza petrolera. Si la burguesía importadora le pone la mano a la tajada de dólares que reclama, nada le impedirá entrar en el juego de la paz y hasta llamará a la MUD para que amarren a sus locos. Podrán incluso enviarle una señal a sus mandatarios del norte, asegurándoles que el sistema capitalista en Venezuela sólo tiene adversarios insignificantes representados por minorías de extrema izquierda excluidas del gobierno bolivariano.

El problema está en la impaciencia de la ultraderecha y en la incredulidad del imperialismo norteamericano para confiar en el desarme ideológico del chavismo y en un inofensivo Maduro entregado al capitalismo. Nicolás Maduro no es Rómulo Betancourt quien le vendió el alma al diablo del imperialismo. Todo parece indicar que la burguesía y el imperialismo seguirán apoyando una salida inconstitucional para Venezuela. En esas condiciones parece una ingenuidad esperar, de la noche a la mañana, que los sectores de la derecha se transformen en una oposición democrática predicadora del amor y de la paz, así como así, cuando nos tienen arrinconados. La lógica de la guerra conduce a pensar que se nos vendrán encima.

La experiencia del proceso indica que a la oposición golpista sólo la metemos en cintura cuando la revolución le propina importantes derrotas y a la inversa cuando la revolución retrocede la oposición se envalentona. Hemos entrado en un receso de paz y conciliación pero hay señales preocupantes de un recrudecimiento de la violencia. Esa contradicción hay que tomarla en cuenta.

Los discursos de Maduro el 5 de marzo en Los Próceres y en el Cuartel de la Montaña invocan elementos fundamentales del chavismo: a) romper relaciones diplomáticas con Panamá pone de manifiesto la defensa indiscutida de la soberanía nacional frente a la OEA y los lacayos del imperialismo, b) llamar a las masas organizadas del chavismo para defenderse, en sus comunidades, de los violentos con la política de “candelita que se prende, candelita que se apague” es una genuina expresión de la disposición, rodilla en tierra, para el combate y c) recordar a los enemigos de la Patria, en pleno desfile cívico militar, que no se equivoquen porque ésta es una revolución pacífica pero armada pone las cosas en su punto y reafirma el carácter de la revolución.

A Maduro le toca ahora caminar por el filo de la navaja a Dios rogando y con el mazo dando. La coyuntura no es fácil porque nos encontramos en una encrucijada de esas en las cuales Chávez se crecía y sabía salir fortalecido. Cada vez que pretendían meterlo en un callejón sin salida nos sorprendía a todos con una nueva victoria. Ahora le corresponde al elegido meterse en la candela y si el Gigante no se equivocó, también saldremos adelante.

*Profesor de Filosofía jubilado de la UPEL


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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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