¡Cero cobas, Presidente! hay que llevar a la cárcel a los que mienten y roban

Una de las expresiones  mas necesarias dichas por presidente alguno fue la expresada por el Presidente Nicolás Maduro Moros, cuando le informaron que le estaban mintiendo acerca del incumplimiento con un proyecto. El líder de la revolución bolivariana dejó asentada su posición:

"Me estaba diciendo el ministro Carlos Osorio, que por ahí llegó una denuncia. En la que me alertan: No se quién por allá, lo está cobeando presidente y el proyecto tal no ha arrancado todavía. Yo mande a inspeccionar, y sí es así, ese funcionario deberá responder ante la ley. Agradezco a las Ubch, las denuncias. Hay que hacer revolución, dentro de la revolución", indicó Maduro.
Lo anterior deja entrever que pudiera ponérsele fin, un frenazo a esa inefable conducta que ha existido en el país durante décadas, como es la de engullirse los dineros del Fisco Nacional mediante cualquier  tramoya.

Quizá por eso es que la oposición suele actuar como lo hace hoy en día, siempre con una trampa, un enredo y maña y es que para ellos es lo normal, porque han vivido décadas cubiertos por el manto de la mentira, solo que ahora es mucho mas descarada.
Desde que uno tiene uso de razón, la mentira ha sido la miel que ha unido, empalagado y embarrado a mas de un venezolano que ha andado por los variados vericuetos de la administración pública. Hubo un presidente  por allí a quien un periodista conocido le metió una coba tan despiadada que le hizo creer al alto funcionario y también a parte de la población que “Venezuela era una tacita de plata” y después el mismo mandatario dijo a los medios – luego de que saliera a flote la gravedad real de la nación – que le habían engañado.

¿Cuántas mentiras no se dijeron en los gobiernos de AD y Copei en la cuarta república?  Las mas tradicionales mentiras eran las relacionadas con las desapariciones de la gente de izquierda y no era extraño escuchar:
-¿Tú sabes dónde está fulanito, que hace días que no lo veo?
Y entonces comenzaba el calvario de los familiares y amigos por todos los cuerpos policiales en busca de fulanito. La respuesta de la mayoría de ellos siempre fue la misma: ¡Por aquí no ha pasado! Y la realidad era que los funcionarios solían mentir para tapar el ruleteo a que habían sometido a fulanito, quien por lo general aparecía muerto tiempo después.

Para nadie es secreto que al Comandante Supremo Hugo Chávez le mintieron en varias oportunidades y él mismo agarraba esas calenteras y lo decía, porque no estaba acostumbrado a estar tapándole vagabunderías a los funcionarios.
Hay ocasiones en que los escándalos revientan porque es muy difícil de guardarlos, como ese relacionado con la adquisición en Maracaibo, estado Zulia, de una o varias máquinas utilizadas para limpiar de nieve las calles en los países donde hay temporadas de invierno. Al parecer las metieron como máquinas barredoras.

¿Cuántas mentiras no han desfilado por los puertos venezolanos, con sus miles de contenedores  llenos de cualquier cosa, menos de lo que registran las planillas donde suelen registrar el contenido de los mismos? Menos mal que, por lo menos, en los últimos tiempos han comenzado a dar a conocer algunos contenidos, sin embargo, falta mucho.
En la guerra política de los partidos y empresarios de oposición venezolanos a la revolución bolivariana, se ha llegado a la hecatombe que significa mentir a diario y publicar y/o grabar esas  mentiras y, de paso, en alianza con las empresas transnacionales de difusión de mentiras.

El otro punto interesante y digno de comentar, es el referente a la reforma de Ley contra la Corrupción, la cual no es buena, porque de ser así, no había necesidad de reformarla y, aparte de ello, tendríamos a unos cuantos vistiendo trajes anaranjados de presos, porque eso es lo que hay que hacer encerrar a esos aberrados.

Las leyes son para hacerlas cumplir. No tiene sentido alguno que tengamos tantas leyes si nadie las cumple y  a quienes compete hacerlas cumplir las ignoran. Se, por ejemplo, que existe una norma para controlar la contaminación sónica, los ruidos ambientales; también hay la relativa a los desechos sólidos; las del tránsito terrestre y pare de contar.
La pregunta que nos hacemos es ¿Cómo sería Venezuela si todos cumpliéramos las leyes?,



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Pedro Estacio


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