Anoche, no sé en que canal, vi otra vez a Mary Pili Hernández, promoviendo
el producto ese de Adaptógenos poco después de haber aparecido haciendo la
misma promoción Marianela Salazar. ¿Cómo es posible que la viceministra de
América del Norte, quien debe ser totalmente anti-neoliberal sea la misma
que aparezca informando que la Cancillería envió una nota al Departamento
de Estado para solicitar que se aclaren los comentarios de la jefa de la
diplomacia estadounidense, Condoleezza Rice contra Venezuela, y luego en
un comercial seguida de la ultra-escuálida Salazar esté en plan de
promoción de productos farmacéuticos, ya en proceso de encontrarse
fuertemente controlados por el mercado de las transnacionales?
¡Bolívar jamás le hubiera permitido esa actividad de carácter
mercantilista a algún alto funcionario de su gobierno, Recordemos que
cuando Francisco de Paula Santander en su absurda manía mercantilista, le
propuso al Libertador formar una compañía nacional para hacer el canal de
Panamá, nuestro gran genio de América lo mandó al carajo. Santander le
envió una carta (muy especial) el 22 de septiembre, exhortándole a ser el
protector de una compañía formada con algunos capitalistas extranjeros. La
respuesta de Bolívar fue severa: no sólo estaba dispuesto a no tomar parte
en la fulana sociedad capitalista, "sino que me adelanto aconsejarle que
no intervenga usted en ella. Yo estoy cierto -agregaba- que nadie verá con
gusto que usted y yo, que hemos estado y estamos a la cabeza del gobierno,
nos mezclemos en proyectos puramente especulativos, y nuestros enemigos,
particularmente los de usted darían una mala interpretación a lo que no
encierra el bien y la prosperidad del país.... Estoy resuelto a no
mezclarme en este negocio, ni en ningún otro que tenga un carácter
comercial".
¡Qué franqueza y con qué ánimo procuraba ayudar a su amigo el
Vicepresidente de la República, para que no se perdiera en las pequeñeces
del maldito negocio UTILITARISTA! ¡Cómo lo alertaba de los peligros
inmorales que hoy seducen y sacuden tanto a nuestros partidos con la manía
sensual de acumular dinero! ¡Cómo seguía los pasos de su gobierno para
advertirles a sus íntimos colaboradores lo que podía hundirlo! Sin
embargo, ya sabemos lo que recibió en pago de tan nobles enseñanzas. Es un
hecho probado en la historia, que aquellos que tienen fuerte tendencia
hacia los negocios especulativos son quienes, para confundir, se llama a
sí mismos "liberales" y libres pensadores.
Por un raro malabarismo genético se encontraban éstos ("liberales") en los
desechos del Evangelio comercial. En los detritus de las tragedias
europeas. Tomando las migas de una prédica baja y miserable cuya base era
la consecución del placer y el éxito. Los poetas no podían tener un lugar
entre aquellos alucinados por el bienestar material.
Bolívar era un mendigo a los ojos de los magnates colombianos y como tal
un tipo inútil y a la vez peligroso; nada melodioso a los oídos "libre
pensadores". Porque pensar libremente es y ha sido desde el siglo XVII- la
excusa que han tenido los ricos para exigir cada vez más poder a los
gobiernos. Iban, pues las doctrinas de la libertad sostenidas por la
conveniencia burguesa y el egoísmo personal. No importa que el Estado se
hunda con tal que los negocios de unos pocos no sufran pérdidas; y el
patriotismo llega a tener valor si existe algún bien material qué
defender. Por eso Santander y su élite necesitaban ser ricos primero para
luego ser patriotas. Un círculo vicioso que hizo de los pueblos más
adelantados de Europa un amasijo de autómatas y propietarios sin alma, y
por esos fueron los reyes del negocio esclavista en el mundo.
Pero el hombre de las cuentas (el "de las leyes"), no entendía o no
conocía la tragedia mercantilista de los ingleses, porque insistía:
“Monroe suplicó al Congreso que le pagasen las deudas que había contraído
por servir a su país, y le han decretado ciento y pico mil de pesos. ¡Qué
diferencia entre Monroe y Bolívar que nunca ha pedido sino la misma ración
del soldado!”. Aquello no lo decía porque tuviera en más al Libertador que
al ministro yanqui. No, sus actos futuros probaron que su naturaleza era
un reflejo del sentimiento mercader de los norteamericanos a quienes luego
imitó tanto en su estilo de gobierno. Su propia ceguera moral ante los
consejos Bolívar lo probaron. “Espero su respuesta -siguió rogándole- pues
tengo reservado el dinero, y para sacarlo de tesorería es menester una
orden de usted...”
Yo realmente me quedo frío cada vez que veo a esta señora hacer tal
propaganda en un gobierno revolucionario que está empeñado en convertirse
en el patrón mundial para el socialismo del siglo XXI.