Venezuela conmemora este miércoles los 23 años de la gesta revolucionaria que se emprendió el 4 de febrero de 1992, comandada por el entonces teniente coronel, Hugo Chávez, quien junto a otros militares se alzaron ante las medidas neoliberales impuestas por el gobierno de turno de Carlos Andrés Pérez.
Es por ello, que se entrevistó a la defensora de los derechos humanos de la nación sudamericana, Judith López Guevara, quien destacó que esa insurgencia la protagonizaron los llamados COMACATES –Comandantes, Capitanes y Tenientes–, eran oficiales de mediana graduación, la cual fue hegemonizada por un proyecto nacionalista y revolucionario.
Asimismo, dijo que ese hecho histórico que cambió el rumbo de la Nación, logro romper con el Pacto de Punto Fijo por lo que recordó que el 31 de octubre de 1958, se firmó en la Quinta "Punto Fijo", propiedad de Rafael Caldera, el acuerdo entre los partidos políticos AD, COPEI y URD, siendo excluido el PCV (Partido Comunista Venezolano). Los signatarios se comprometían a actuar conjunta y solidariamente en torno a tres aspectos.
“Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral: se explica allí que, cualquiera que fuese el partido que ganase las elecciones, los otros dos se opondrían al uso de la fuerza para cambiar el resultados; los tres partidos se comprometían a presentar ante el electorado un programa mínimo común”.
Al tiempo dijo López Guevara, que al romperse con el puntofijismo, comienza a construirse una nueva historia partiendo del rescate de la dignidad de un pueblo, basada en los principios ideológicos del árbol de las Tres raíces, Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez.
Al ser consultada sobre el significado de esa fecha, manifestó que “como militante de izquierda revolucionaria te puedo decir que el 4 de febrero se vivó una esperanza, que se había perdido porque veníamos de la caída del Muro de Berlín en el año 1990, de la acogida de la pacificación por parte de los partidos de la izquierda venezolana, la Liga Socialista (LS) y el Partido Revolucionario de Venezuela (PRV), a los finales de los años 70, donde esta política de pacificación implementada por el Presidente Rafael Caldera y posteriormente continuó con represión el Gobierno de Luis Herrera Campins, dejo debilitado el movimiento revolucionario”.
Además reflexionó que “surgió un grupo de militares insurrectos, que nos creaba desconfianza y duda, porque los militares siempre reprimieron al pueblo y de repente sale un liderazgo de militares jóvenes hablando de igualdad, de respeto, de equidad y justicia, todos los revolucionarios y revolucionarias nos pusimos en alertas que está pasando con este movimientos de militares alzados en defensa del pueblo y en rechazo de lo ocurrido el 27 y 28 de febrero del 1989, donde se reprimió al pueblo con ensañamiento”.
Ratificó que “esta situación encendió la llama de la lucha contra la opresión, surgió lo que llamamos el corrillo entre los camaradas que se mantenían firmen en sus convicciones por la construcción de un mundo mejor”.
Es más, indicó la analista política, que “desde ese 4 febrero, desde ese por ahora, nos llevó a agruparnos nuevamente y comenzamos el apoyo al Comandante Hugo Chávez, ese por ahora se convierte en un para siempre, es por ello que hoy más que nunca debemos seguir construyendo la patria nueva con la que hemos luchado todos y todas los revolucionarios”.
Finalmente reconoció que febrero rebelde es el mes de la dignidad y de lucha por la libertad de los pueblos y debe asumirse como el comienzo del proceso que nos ha permitido vivir en una nación con un gobierno de alto contenido social y humano.