Mientras las grandes mayorías reclaman la solución inmediata al problema de las colas el gobierno y la oposición se echan las culpas el uno al otro por el desaguisado. La culpa es de la ineficiencia de Maduro y del modelo económico socialista dicen unos y la contraparte replica los culpables son los desestabilizadores de la MUD y de la burguesía parásita acaparadora que buscan crear las condiciones para un golpe de estado. Y entre la polémica inútil las colas persisten.
Dejando a un lado los detalles de quién diga la verdad en la diatriba política gobierno-oposición, ninguna de las partes tiene moral política ni administrativa para erigirse como los salvadores de la patria. Un gobierno que no ha sido capaz de explicarle convincentemente a la sociedad la pérdida de los famosos 20.000 millones de dólares entregados a la burguesía parásita importadora para estafar a la nación ni ha dado pie con bolas con el dólar paralelo y una oposición embarrada por la violencia de las guarimbas, cómplice con las amenazas de los EEUU contra Venezuela no merecen ni el uno ni la otra la confianza del país martirizado por dos contrincantes depredadores, por sus hechos, de la esperanza.
Hay que situarse en las colas sin la parafernalia del discurso político oficialista vs oposición. Habrá algunos y algunas quienes reproducen, conscientemente o inconscientemente, el predicamento partidista, de una u otra parte, pero la mayoría carece de formación ideológica y saca sus propias conclusiones pragmáticas. Me refiero a la gente pobre de los barrios que se moviliza a los comercios de las urbanizaciones igual que lo hicieron el 28 febrero del 89, en el llamado Caracazo, pero ahora lo hacen de manera pacífica y legal con su cuota desclasada del bachaqueo procedente del lumpen proletariado.
El bachaqueo es la réplica en los sectores humildes de la podredumbre especuladora de las clases dominantes. Ambos vicios, oligárquico y desposeído, obedecen a la misma lógica pestilente del capitalismo. Las colas que vemos diariamente en nuestras ciudades, con la mayoría de gente humilde y honesta, son estructuralmente capitalistas. De eso no cabe la menor duda. Subjetivamente están movidas por los valores del consumismo y el individualismo. Objetivamente se corresponden con cadenas de producción capitalistas privadas o del estado.
Si el gobierno se atreviera a hegemonizar la producción, importación y distribución de los productos básicos para la subsistencia, en vez de estar subsidiando a los capitalistas, quizá habría que pasar por muchas dificultades pero sería un sacrificio transitorio colectivo que se justificaría por la implantación de políticas socialistas a favor de las grandes mayorías. Los maltratos a la gente por las colas obligadas a padecer, son causados por el predominio de las políticas capitalistas del gobierno atado a las exigencias de la burguesía y el imperialismo que juegan irónicamente a su extinción.
El razonamiento de la gente en las colas es más simple y sencillo. Los políticos son, para el común de la gente, todos corruptos. Cada quien defiende, según el dicho popular, sus intereses partidistas y sólo les interesa el pueblo para que les den los votos que necesitan para seguir chupando o por el quítate tú para ponerme yo. El drama de los políticos burócratas, del gobierno o de la oposición, está en que los millones de los votos necesarios para ganar las próximas elecciones y las que vengan tendrán que pedírselos a la gente que está en estas colas de cuya responsabilidad no escapa ninguno de los bandos que se disputan el favor electoral en Venezuela.
*Profesor de Filosofía jubilado de la UPEL.
NI GOLPE DE ESTADO NI REFORMISMO: REVOLUCIÓN!!!
