Rabindranath Tagore junto a Manabendra Nath Roy (M.N.Roy), ambos nacidos en la India, ambos personajes que vivieron con intensidad sus tiempos históricos, Tagore poeta, músico, dramaturgo, quien viviera en Londres en hermosa casa cercana a Hampstead Heath, isla urbana donde se caracteriza por ser hogar de intelectuales, entre ellos, curiosamente, el historiador venezolano, don Manuel Caballero, viviera cuando realizaba sus investigaciones sobre la Internacional Comunista en América Latina. M.N.Roy, internacionalista viajero por México, EEUU de América, Filipinas, Corea, Japón e Indonesia, polémico intelectual de izquierdas y fundador del partido comunista en México "…el primer Partido Comunista fuera de Rusia. Roy ayudó al arruinado Mijaíl Borodin, el líder bolchevique, bajo circunstancias especiales. En base a los agradecidos informes de Borodin sobre las actividades de Roy, Moscú invitó a Roy al 2.º Congreso Mundial de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú durante el verano de 1920…" durante el cual sostuviera Roy una interesante discusión con Vladimir Ilich Lenin sobre la "revolución en países coloniales".
Es curioso cuando el concepto "…vuelvan caras…" nos obliga a mirar la Historia de las revoluciones sociales en países coloniales y semi-coloniales cual ello nos obliga a recordar aquella muy intensa e interesante conversación que sostuviéramos con el historiador del Partido Comunista Chino (PCCh), Li Xin, miembro de la dirección responsable del Comité Central del PCCh para la investigación y redacción en objetividad de la Historia fundacional de dicho partido comunista sino-asiático. Conversación sobre la importancia del "leninismo" en la intelectualidad china como Li Dazhoa, Chen Duxiu, entre otros fundadores del PCCh, y tal como tuvimos la oportunidad de comprobar cuando realizáramos investigaciones en la Hemeroteca de dicho Comité Central en referencia, en publicaciones en inglés y francés de traducciones de periódicos en chino. Es decir, aparentemente, para aquellos años de la década de principios de la década de los años 20 del siglo XX, no eran las ideas de Karl Marx las que influirían en los pensares reflexivos de la intelectualidad china sino las "tesis leninista" y no porque no hubiera conocimiento de las tesis marxistas en China como lo demuestra la publicación de Li Yuning ("The Introduction of Socialism into China". Occassional Papers of the East Asian Institute. Columbia University Press, 1971, pp. 143), sino por el propio carácter fundamental sobre el cual se sustentó la Revolución Bolchevique al ser una revolución de obreros, campesinos y soldados.
Esa influencia sobre la intelectualidad de izquierda y nacionalista y patriota china se sustentaba en dos importantes realidades sobre las cuales se confrontaba ese nacionalismo, ese patriotismo y esas políticas de izquierda, entendida ésta, es decir, esa izquierda, en las realidades objetivas sobre las que transitaba China en aquellos momentos históricos con lo cual nos lleva, obligantemente, a precisar que el concepto "China, realidad semi-colonial", de producción reflexiva de Mao Zedong, no lo alcanzaría el "Gran Timonel" sino posterior al fracaso del "Frente Unido Nacional" y el fracaso del proceso putchista de los meses otoñales de 1927, del fracaso de la "Comuna de Cantón" (14 de diciembre, 1927) y posterior a su tesis sobre la composición sociológica de China sobre la división del trabajo y la economía dependiente de las "14 Potencias Extranjeras".
La Revolución China no se podrá comprender sino consideramos algunas importantes circunstancias. En primer lugar, la dependencia a la imposición de Tratados y Acuerdos impuestos a la nación china desde el "Tratado de Nanjing". En segundo lugar, el desarrollo de una burguesía amparada por el tráfico y economía del opio, comercio, finanzas, banca, mafias verde y blanca, "señores de la guerra" (warlords), tráfico de armas, corrupción, pauperización de los sectores agrícolas, escasez de alimentos, inflación y prostitución. En tercer lugar, un perfil sicológico de desamparo, de angustia, de desesperanza, de humillación, de indignidad y el sentir de dependencia a lo extranjero. En cuarto lugar, la influencia del escenario de la Revolución Bolchevique de ser una revolución, como lo hemos expresado más arriba, de obreros, campesinos y soldados. En quinto lugar aún y cuando nos parezca irreal, crudo y, hasta podríamos considerar, contrarrevolucionario, las políticas impuestas por Joseph Stalin tanto al PCCh como al partido nacionalista china, Guomindag de constituir un "Frente Unido Nacional" para desarrollar una revolución "burguesa nacionalista" más como objetivo estalinista que en función del desarrollo per se de dicha revolución burguesa nacionalista como etapa fundamental hacia la consecución del "socialismo en China".
¿Era el nacionalismo chino un concepto revolucionario equivocado en si mismo en el marco del desarrollo de la Revolución China? Curiosamente, en aquella historia asiática se venían desarrollando pensamientos nacionalistas en diferentes países coloniales y semí-coloniales; nos referimos a Indonesia, a Japón y a China sin dejar atrás a la India. Sería un revolucionario holandés quien impulsaría la "huelga de los cultivadores del caucho" en la colonia holandesa de Indonesia que terminaría en fracaso por lo que el holandés Henk Sneevliet sería hecho preso y expulsado de ese país asiático. En China se venía gestando un proceso nacionalista desde el mismo momento de la fundación de la 1ra. República (1911) con figura fundamental en la persona de Sun Yatsen. Y sería Japón el país que podríamos considerarlo como el país que marcara ese concepto no solo en la sociedad japonesa ante la realidad de la invasión del Comodoro Perkins sino en imponer el concepto, por cierto, recientemente actualizado pero bajo una nueva óptica en reingeniería conceptual, de "Asia para los asiáticos", cual, en estos días, se confronta con la tesis propuesta por José Vicente Rangel Vale (JVR) referida a la "nueva política Obama".
Pero ¿Qué opinaba Rabindranath Tagore sobre el nacionalismo japonés? Pero, previamente, es de obligación en el marco de nuestro limitado conocimiento exponer algunas realidades histórico-japonesas. Japón observó con cruda objetividad cómo China iba, paulatinamente, siendo controlada por las potencias imperiales europeas y por los EEUU de América; en el marco de esa objetividad concluyó sus propias realidades tanto en el concepto Estado como en los campos de lo jurídico, lo financiero-económico, el marco de las ciencias y la tecnología y la pobreza de las calidades de sus ejércitos caducos históricamente. Ese análisis obligaría a la alta dirigencia a concluir en la necesidad de realizar cambios profundos en lo que se ha denominado históricamente como la "Reforma Meiji" cual, en su desarrollo, llevaría al Japón a confrontar sus propias limitaciones no solo geográficas sino en materias primas. Ésta realidad se transformaría en un esquema conceptual militarizado con poca y/o ninguna participación de la sociedad civil aunque sí industrial y financiera en lo que se ha denominado como el "militarismo japonés": "…refers to the ideology in the Empire of Japan that militarism should dominate the political and social life of the nation, and that the strength of the military is equal to the strength of a nation…" ("…se refiere a la ideología del Imperio del Japón que el militarismo podría dominar la vida política y social de la nación, y considerar que la fortaleza de lo militar es igual a la fortaleza de una nación…").
Visto lo ante-expuesto pasemos a considerar las reflexiones que elevaría Tagore a la sociedad japonesa en su texto: "Nacionalismo. Todas las grandes naciones de Europa tienen sus víctimas en otras partes del mundo". (Taurus. Madrid, 2012, pp. 103). Expuso en su texto con cierta preocupación que "…lo peligroso para Japón no es que imite los rasgos externos de Occidente, sino que haga suya la fuerza que anima al nacionalismo occidental…veo su lema cientificista [que] "la supervivencia del más apto"…significa en realidad es "coge lo que quieras sin tener en cuenta lo que pueda costarle a los demás…" (Idem, pág. 29). En el marco de esa idea, Tagore consideraba que "…deben ustedes haber percibido el marcado temor de Occidente cuando contempla el posible auge de alguna raza oriental…la ambición fundamental de la civilización europea actual es poseer al diablo en exclusiva…" (Ibidem, pág. 32). Por ello Tagore consideraba que "…se puede adquirir conocimiento de las cosas en poco tiempo, pero aprehender su espíritu requiere siglos de disciplina y autocontrol…" (Idem, pág. 24).
Es probable que Tagore reflexionara sobre la realidad en curso en Japón en aquellos años 20 cuando también realizara una visita a la ciudad de Shanghai pudiéndose entrevistar con Bertrand Russell. Esa realidad se desarrollaría en intranquilidad cuando años posteriores conoceríamos las actitudes guerreras japonesas con el "Incidente del puente de Marco Polo" y la invasión a Shanghai (1937). Aquel Japón que había sido modelo para la intelectualidad, la burguesía, sectores militares chinos, ejemplo a seguir, a copiar, a imitar, a ideologizar como lo sería y significaría el "país isleño del sol naciente", traicionaría su propia moral histórica como lo expresara Tagore en el texto en referencia, cuando al buscar su propia salvación se convertiría en el enemigo fundamental de la Revolución nacionalista china. Curiosidades impredecibles de la Historia.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.