Juicio al capitalismo y al socialismo tradicional: La economía nacional de mercado

Me propongo presentar una serie de cuatro artículos donde hago un juicio tanto al capitalismo como a lo que percibo como la corriente dominante del socialismo y que denomino socialismo tradicional. La intención de este análisis es la de generar las bases para la discusión de un nuevo proyecto social que nos separe del cruel capitalismo y de ese socialismo tradicional con las contradicciones que ya discutiremos. Los cuatro artículos se refieren a los criterios planteados por Dieterich en su "Socialismo del siglo XXI" para estudiar al capitalismo, y en este artículo sólo nos referimos al primero. Estos criterios son:

  1. La economía nacional de mercado

  2. La democracia formal

  3. El Estado clasista

  4. El sujeto burgués

Antes de presentar el juicio correspondiente es necesario precisar qué es lo que denomino Socialismo Tradicional, dejando en el lector el juicio de si ésta es la corriente dominante dentro del pensamiento socialista. El socialismo tradicional se apoya en los siguientes principios:

  1. "El socialismo es el control por parte de la sociedad, organizada con todas sus partes integrantes, tanto de los medios de producción y comunicación como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en las mismas. El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica." (Wiki)

  2. Desaparición progresiva de la propiedad privada de los medios de producción.

  3. Eliminación progresiva del mercado

  4. Criterio de que la clase hegemónica debe ser la proletaria

  5. Criterio de que la lucha de clases representa el gran motor de la historia.

  6. Criterio de que el proletariado debe tener consciencia de clase y de su papel en la historia.

  7. Criterio de que la hegemonía proletaria finalizará con el comunismo, siendo ésta la máxima utopía de modelo social.

De modo que, si bien es cierto que el proyecto social llamado socialismo ha tenido múltiples variantes, considero que en los siete principios anteriores se resume lo que denomino socialismo tradicional y es a este modelo, junto con el capitalismo, que se le hará el siguiente juicio. Sobre el capitalismo no voy a abundar mucho, dado que este modelo social es muy fácil de cuestionar y dado que justamente la necesidad de plantear un proyecto social nace de la insatisfacción que tenemos con el modelo existente. Por el contrario, aquí se examinan más las fortalezas de ese modelo que le han permitido subsistir por dos siglos. No hay duda de que la cultura y moral dominante ha estado vinculada al capitalismo. Por mucho que se hayan planteado estrategias para acabar con él, el capitalismo prevalece. ¿Por qué? ¿Es la población mundial tan ciega, tan masoquista, tan conforme, tan falta de creatividad y liderazgo? ¿Será que no nos hemos planteado de verdad algo mejor? ¿Es el socialismo la respuesta? De modo que en estos artículos el peso fundamental de la crítica está en el socialismo tradicional y su afán de convertirse en proyecto social postcapitalista.

Enfocándonos en la economía nacional de mercado, Dieterich concibe los principios que transcribo literalmente a continuación:

  1. El objetivo de la economía es la prosperidad de la propia nación.

  2. El Estado tiene la obligación de proteger los intereses de la economía.

  3. El Estado no debe limitar el libre desarrollo de la economía.

  4. Los bienes raíces, los recursos naturales y los medios de producción son propiedad privada.

  5. La estructura de la economía es jerárquica.

  6. La economía de mercado conduce a la armonía social.

  7. El trabajo del ser humano es comprable.

  8. El afán de obtener ganancias es el motor de la economía.

Estos ocho principios representan los fundamentos de la lógica capitalista para el funcionamiento de la economía en relación con dos conceptos, el de la nación y el del mercado. Frente a esto propongo el Modelo de Economía Mundial Controlada con un solo principio:

"Satisfacer con criterios de justicia las necesidades generales de toda la población mundial mediante una organización razonable del trabajo y del funcionamiento general de la sociedad."

Al hacer un examen del capitalismo a la luz de la economía nacional de mercado encontramos las siguientes debilidades:

  • Existencia de países muy pobres y países muy ricos.

  • Desdén a la superación de la miseria.

  • Agresiones bélicas, embargos, sanciones económicas y diplomáticas; condiciones financieras y comerciales usureras.

  • Condiciones privilegiadas para naciones poderosas.

  • Sectores productivos menos favorables para las naciones menos poderosas.

  • Se impide que los recursos se distribuyan con criterios de justicia y de satisfacción de las necesidades humanas.

  • Acaparamiento, cartelización, usura, embargos e invasiones saqueadoras.

  • En los servicios de salud y otros, los precios adquieren niveles especulativos.

  • El trabajo asalariado se paga mal.

  • Manipulación del mercado.

  • Paraísos fiscales

  • Los intereses sociales sólo se satisfacen cuando generan riqueza.

  • Niveles crecientes de explotación y desempleo.

  • La plusvalía se utiliza para acumular riquezas.

  • Sensación de injusticia.

  • Utilización cortoplacista e irracional de los recursos naturales.

  • Que se crean necesidades de manera artificiosa (Véase el caso de la creación de enfermedades para vender fármacos).

En contraste podemos afirmar que el capitalismo tiene las siguientes fortalezas:

  • La presencia de naciones sanas y prósperas.

  • Incremento de la riqueza y de la satisfacción de las necesidades humanas. (Obsérvese como han mejorado los índices de salud mundial)

  • La consolidación de un orden mundial.

  • Que se hayan protegido las libertades individuales y fortalecido los derechos humanos.

  • Que se haya establecido un marco legítimo de intercambio y de formación de riquezas.

  • Trabajo creativo para mejores bienes de consumo y estrategias más productivas.

  • Variedad de opciones laborales.

  • Humanos cada vez más aptos, audaces y creativos.

  • Apoyo en el Estado para encontrar solución a distintos problemas.

  • Racionalidad y liderazgo.

  • Generación de valor.

Los dos últimos aspectos me parecen vitales en cuanto a la caracterización de fortalezas del capitalismo. Hay que estar claro que las empresas productivas generan valor para todos los grupos de interés de su entorno. En primer lugar, las mismas le proveen a la sociedad de productos y servicios que atienden necesidades humanas. Es cierto que la plusvalía se utiliza para llenar los bolsillos de los capitalistas, pero también se reinvierte en la definición de nuevas empresas productivas y en el sostenimiento en el tiempo de la labor productiva. Por otro lado, estas empresas proporcionan empleos y, a través de los impuestos, contribuyen a la atención de distintas necesidades sociales. Todo esto en un marco de racionalidad que impulsa la calidad, la eficiencia y la productividad en un clima de liderazgo empresarial y social. No obstante, hay que recalcar el carácter indolente e injusto del capitalismo como modelo social.

Hablando ahora del socialismo tradicional, enfocamos primero el modo de que dicho proyecto social se implemente. Una opción, la que han defendido los marxistas, es que sólo por la vía violenta es que se puede producir el cambio de hegemonías (de la burguesa a la proletaria). Este proceso involucra dos grandes fases, una de conquista del poder por la vía armada y otra de control social por la vía de la "dictadura del proletariado". Por razones que no puedo exponer en este breve artículo, considero que la variante violenta quedó derrotada por la historia y que sólo queda el camino de la revolución pacífica. En ese marco vale preguntarse cómo a partir de una economía nacional de mercado se puede producir la transición buscada.

En ese marco no ha habido propuestas concretas para quitar la condición nacional de las economías, pero sí ha habido propuestas para superar al mercado. En el afán de superar al mercado es bueno observar los errores cometidos por los soviéticos:

  • Altísimos niveles de burocracia.

  • Pobres criterios gerenciales.

  • Falta de búsqueda de mejor calidad.

  • Falta de estímulo al liderazgo creativo.

  • Falta de competitividad.

  • Productividad medida en términos meramente cuantitativos.

  • Ambiente laboral desmotivador.

  • Corrupción moral, acaparamiento, desabastecimiento, manejos de los recursos con nepotismo,

  • Contratación de personal con fines politiqueros.

Una propuesta concreta presentada por Dieterich para enfrentar al mercado es la denominada "Economía de Equivalencias" que plantea que "…los productos y servicios tienen un valor intrínseco dado por todo el trabajo directo e indirecto que tenga involucrado en su generación." La idea de este modelo es la de sustituir el concepto de "valor de cambio" por el de la "equivalencia laboral" al momento de definir el valor de un bien. Este criterio, además de ser demasiado complejo de implementar, tiene como desventaja que deja al lado el concepto de calidad de los bienes y particularmente el de calidad subjetiva. Pongo el siguiente ejemplo. Suponga que tenemos dos plantaciones de papas idénticas. En una, el clima fue particularmente benevolente y se obtuvo una hermosa y abundante papa fácil de intercambiar o vender. En la otra plantación el clima fue nefasto, tanto así que fue necesario contratar personal adicional para salvar la poca papa mustia que se cosechó. Según el criterio de equivalencia laboral, el valor de la papa mustia debe ser mayor que el de la papa hermosa. Así como éste se pueden dar muchos ejemplos. Lo cierto del caso es que plantear la economía de equivalencias implica moverse de una injusticia a otra y no representa avances sociales auténticos.

Una crítica directa que hago al socialismo tradicional es el de colocar demasiado empeño en el asunto laboral para evaluar las economías. Particularmente cuestiono el concepto de explotación como restringido al tema de los procesos productivos. La explotación debe ser entendida como la usura en el aprovechamiento de las vulnerabilidades del otro agente de intercambio para someterlo a condiciones leoninas. El obrero, en su condición de vendedor de su fuerza de trabajo es tan explotado como el consumidor en su condición de comprador de bienes en mercados especulativos como el de las burbujas financieras o como los del "bachaqueo".

Al hacer un balance acerca de que es lo que propone el socialismo tradicional para superar la economía nacional de mercado nos encontramos dos cosas graves. En primer lugar percibimos que no hay nada concreto dentro de la versión pacífica de la revolución que conlleve a la superación de la explotación del hombre por el hombre ni a nivel de la producción ni a nivel del consumo. En segundo lugar, se observa una propuesta no factible y no conveniente de superar al mercado y nada en concreto para que la economía abandone el carácter nacional para asumir el carácter mundial. De manera contundente podemos afirmar que en el socialismo tradicional no existe ningún planteamiento superior al modelo de mercado.

Quizás el planteamiento más interesante que hemos escuchado en este sentido lo hizo el propio Chávez al plantear la posibilidad de un mercado socialista. Esta posibilidad concreta será examinada en nuevos artículos. En las próximas emisiones de esta secuencia de artículos seguiremos enjuiciando al capitalismo y al socialismo tradicional.



 



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Felipe Pachano Azuaje

Profesor de la Universidad de los Andes

 pachano@gmail.com

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