A Hugo Chávez Frías le toco ser testigo de las más crueles atrocidades cometidos por un sistema destructivo de la naturaleza, de la vida, y de la dignidad de las personas. Ante tales injusticias propuso una alternativa que desde Venezuela asumimos como nuestro socialismo.
En este sentido, nos dejos orientaciones precisas hacia donde debía avanzar la sociedad, partiendo de la trasformación en las relaciones humanas, de producción, así como con la manera como nos relacionábamos con el mundo.
Venezuela fue punto focal del despertar del mundo, en el sentido histórico, político, filosófico, ideológico, cuestión que nos llevo a revisar si esos paradigmas que nos venían dominando efectivamente habían logrado traer mayor bienestar a nuestros pueblos.
Pues, ante nuestras miradas atónitas, observábamos como cada vez aumentaban las cifras de aniquilaciones masivas de seres humanos por armas nucleares, el mundo del Business convertía en mercancía cada aspecto de la vida, como esos derechos inherentes a los humanos, eran arrebatados a las personas a través de contratos leoninos que los privaban hasta de sus derechos morales sobre sus creaciones.
Aspectos como la salud, que es un derechos humano fundamental, era una el privilegio de los que podrían pagar. La económica puesta al servicio del capital, donde todo aquello que fuera destinado a incidir sobre la posibilidad de desarrollo humano, mayor calidad de vida de nuestros de nuestros pueblos era tratado como un gasto.
Así mismo, Chávez, nos acompaño en los procesos de reflexión, que permitieron ir desmontado, el discurso hegemónico implantados a través de las universidades occidentales, cunas de formación de nuestro subdesarrollo, donde se intentaba borrar de la cartografía mundial la presencia de culturas vivas que estaban en resistencia dispuestas a ir a la ofensiva hacia una transformación social, cultural, política, económica, moral, espiritual, hacia un mundo más justo.
Dio pasos agigantados junto a un pueblo que creímos en él, fundando las bases de nuestro socialismos, sobre el hecho cultural, más allá de lecturas muy occidentales, de perspectiva de la epistemologia moderna, que ni remotamente consideraban las luchas de los esclavizados africanos, de los pueblos originarios, que se tuvieron que enfrentar por su vida, ante invasores de la Europa “culta”, “racional”, “desarrollada”.
Chávez logro que el mundo comprendiera, aunque ahora muchos se hacen los desentendidos, que la compresión de nuestra realidad, de nuestras maneras, usos, costumbres, de nuestras luchas, debían analizarse desde nuestras filosofías amerindias, por la conexión espiritual que milenariamente hemos tenido con la madre tierra.
Nuestra realidad es que aquí, hay un pueblo noble, consciente, gracias a la revolución bolivariana que Platón, Aristoteles, Bacón, ni Descartes, en este siglo, podrían someternos a las paredes del experimento y las matemáticas, del racionalismo y del empirismo.
Nuestra realidad latinoamericana y caribeña, tenia que trascender incluso al positivismo, porque no se trata que desde fuera nos pudieran observar como animalitos de laboratorio, susceptibles de medición por unidades cartesianas, sino que la desembocadura de nuestra luchas comunes, jamas serian copia ni calco de ninguna otra revolución, pues nuestra complejidad, nuestra riqueza cultural, no están sujetas a reglas universales.
Porque resulta que desde Venezuela, con las herramientas que puso Chávez en manos de la gente, adquirimos potencialidades de auto transformación, para emancipar el pensamiento del poder y la hegemonía capitalista que ha destruido el mundo y las relaciones entre los seres humanos.