Cuanto daño nos hace seguir ancald@os a prácticas cuarto
republicanas, donde el pueblo termina siendo el depositario de
frustraciones personales, mal humor, o ladilla del que debe estar para
servirle.
Las revoluciones para que se condesen, maduren llevan años, nosotr@s
hemos avanzado bastante, en lo que respecta al respeto al diferente,
al reconocimiento al que no es igual a mi, en reconocer el valor que
tiene el o la otr@, para reafirmarnos en lo que somos.
Pero cuanta falta nos hace cultivar la sensibilidad, cuanta falta nos
hace cultivar la palabra, cuanta falta nos hace cultivar esta patria
querida que le dejaremos a nuestros hij@s.
Hay situaciones en lo cotidiano que quizás lo único que requieren
para mejorar son momentos de reflexión, de sentarnos, respirar
profundo, con nuestros camaradas, incluso con la gente que no piensa
igual que uno, pero que también como ser humano, eso humano poco a
poco les ha sido ajeno.
Escribo esto con animo de llamar la atención algunos camaradas de
apoyo técnico del presidencia, específicamente los que atienden las
llamadas del pueblo, porque quizás sin intención, ya sea por molestias
personales, inconformidad, o que se yo, cosas que nos pasan a los
humanos, le están haciendo gran daño a nuestro presidente Maduro.
Porque ustedes camaradas, cuando atienden las llamadas de la gente,
en ese momento ustedes son la voz del presidente, y ustedes tienen el
deber de orientarnos, acompañarlos, lograr que a través de esos
minutos de contacto con el otr@, ya sea con viejita del cerro, el
muchacho desorientado, el señor que se le cayo la casa y esta viendo
debajo de un puente, así no le resuelvan lo que pide, al menos sienta
la satisfacción de que fue escuchado.
