Un mundo de mentiras (y III)

Me da la impresión que muchos seres humanos vivimos bajo la atmosfera terrestre sin darnos cuenta que nuestro cuerpo soporta una presión determinada. Al igual ocurre en las mansiones construidas frente a un río nauseabundo, sus habitantes se habitúan a la fetidez. Lo mismo ocurre con las mentiras, nos hemos acostumbrado tanto casque nos mientan que ya no nos importa la verdad o la mentira. Parece que esta última es la que nos orienta y nos sirve de derrotero. Ya para terminar la saga sobre "Un mundo de mentiras" me extenderé a otros renglones donde se hacen evidentes los embustes a los cuales continuamos tomándolos como iconos de la sociedad.

La ciencia y la tecnología: en mi época de zagal, cuando asistía a la escuela primaria y luego a la secundaria, los docentes nos señalaban que la ciencia y la tecnología las inventó el hombre para ahorrarnos trabajo y hacernos la vida más fácil. Afirmaba A. Einstein, que tales disciplinas debían proporcionarles a los hombres y mujeres un poco de felicidad, pero parece que tal objetivo no se logra dado que no hemos aprendido a usarla con cordura. Indiscutibles los aportes de la ciencia y la tecnología al adelanto de la humanidad. Estas han mejorado la calidad de vida cuando se les da el uso adecuado y en el mejor de los casos, han contribuido a salvar la vida de muchos seres humanos a partir de muchos inventos y descubrimientos.

Son innegables los aportes de la ciencia al progreso, pero lamentablemente los logros científicos no siempre están inspirados en la resolución de los problemas fundamentales que agobian el planeta, como son el hambre, la salud, la vivienda y la educación. Es decir, la ciencia y la tecnología están muy lejos de trabajar para el desarrollo integral de los pueblos y esto tiene una razón de ser.

En el mundo moderno los grandes planes de investigación científica y tecnológica cuestan mucho dinero y solo organizaciones, es decir empresas, están en capacidad de financiar un proyecto que culmine con algún descubrimiento o en un invento. Industrias automotrices como Toyota, Volkswagen, General Motor, Ford Motor, Nissan, Fiat…son las que poseen suficientes fondos para costear algún tipo de investigación, no para hacerles la vida más agradable a los humanos, sino únicamente para obtener mezquinas ganancias. Y el ambiente, que se contamine. De igual manera ocurre con las empresas de tecnología como la Samsung, Nokia, Apple, LG, Sony, General Electric, IBM, Siemens…que inventan nuevos sistemas de tecnología de punta para, con diversos artilugios tecnológicos, crearle dependencia a los seres humanos. Simplemente para enriquecer más a los dueños, crear basura tecnológica que está infectando el ambiente y en el peor de los casos, ocasionando problemas de salud. Qué podemos decir de los laboratorios farmacéuticos que inventan epidemias y por consiguiente producen la medicina para curar la enfermedad. Son numerosas las firmas de laboratorios farmacéuticos que utilizan los habitantes del planeta como conejillos de indias para probar sus medicinas, con un agravante: los muertos no se quejan ni los demandan ante un tribunal. Entre tales voy a destacar: Abbott, Lilly, Johnson & Johnson, AstraZeneca, Roche, GlaxoSmithKline, Merck, Novartis, Pfizer…empresas que monopolizan el mercado de medicamentos en el ámbito mundial con precios y patentes. Para estos emporios lo importante no es erradicar la enfermedad sino inventar pócimas, vacunas, grajeas, inyecciones…para vender y no para suprimir el mal. La medicina preventiva no está en su agenda. Estas acreditadas droguerías, las cuales tienen bajo su egida los investigadores más destacados del mundo, no han podido descubrir una medicina para erradicar de por vida el virus de la influenza. En caso de que esto suceda a quién le van a vender las grageas, los inhaladores, las inyecciones, las pócimas, los expectorantes, los destupidores, las cremas y todo los brebajes que contribuyen a aumentar las ganancias en millones y millones de dólares y mistterisa a costa de un negocio llamado catarro o gripe.

Son innegables los estudios y la dedicación de excelsos científicos al avance de la ciencia, tampoco podemos poner en discusión que son ellos, trabajando para los fabricantes de armas (Erma, Luguer, Farac, Glock Gmbh, Norinco, Astra, American Derringer, Browning Arms Company, Remington, Unique, Israel military industries…unas pocas entre tantas) quienes han inventado y continúan confeccionando máquinas de la muerte para destruir a los seres humanos en buena parte del globo. Pareciera que a estos doctos les interesa solo el dinero y son capaces de concebir cualquier artilugio bomba, misil, avión, tanque de guerra, aviones portadores de misiles con cabeza nuclear, portaviones, submarinos, bombas con muchos megatones útiles para asolar una buena parte de nuestro errabundo planeta azul, armas químicas, armas biológicas, nanotecnología nuclear y todo instrumento o artilugio ideales para acabar con la vida de los seres humanos, plantas, animales, bosques y todo lo que hace del planeta un lugar para vivir. La ciencia, la tecnología, la política y la economía se entremezclan para que los hombres se maten entre sí, cada vez más y mejor. La ciencia de mis maestros no es más que una mentira.

Lo medios de comunicación: imposible objetar el desarrollo de la difusión del conocimiento a partir del descubrimiento de la imprenta entre 1401 y 1408 en la alejada y misteriosa China. No solo del conocimiento, a partir de este invento la cultura tomó otro cariz dado que se desarrollaron las bellas artes como la literatura, la poesía, la pintura y todo aquello que se podía imprimir en un libro y con esto la industria editorial. Es indudable que detrás de todo descubrimiento hay un financista, al igual ocurrió con la industria editorial.

Más tarde apareció en Estrasburgo (Francia) el primer periódico (1665), llamado "Strassburger Relation" cuya finalidad era entregar un boletín de informaciones nacionales. De aquella época hasta ahora ha pasado mucha agua debajo del puente y las cosas han cambiado una inmensidad. Ahora, aparte de los medios de información escrito (periódico), tenemos la radio, la televisión y modernamente las redes sociales, mejor dicho, "las redes cloacales".

Hoy por hoy los medios de comunicación son poderosas empresas y como tal la información que estas destacan están vinculadas a intereses, específicamente a sus beneficios económicos. Así mismo, descubrieron que la mentira en los medios de comunicación es la mejor estrategia para la confusión y la desinformación de los lectores, oyentes y televidentes.

La mayoría de los medios de comunicación de los diversos países responden a una estrategia globalizada, dado que muchos de estos grupos están interconectados a una red que responde a los intereses de tipo económico de políticos y empresarios entrelazados con las mafias comunicacionales. Para tales medios de desinformación, la verdad no es la protagonista de la noticia, la protagonista es lo que más vende y si la información es una calumnia, bienvenida sea en grandes titulares.

Los medios de comunicación se convirtieron en un arma de destrucción masiva capaz de confundir a pueblos enteros con las irreparables consecuencias que esto conlleva. Inclusive, son peritos en presentar una imagen distorsionada de procesos políticos que atenten contra los intereses de las empresas o la clase social a las cuales los dueños de los medios pertenecen.

Mediante la desinformación una gran mayoría de medios de información confunden la realidad trayendo peligrosas secuelas, manipula la noticia de acuerdo con intereses, distorsiona descaradamente el mensaje, engaña utilizando técnicas subliminales, abusan de la libertad de expresión, transforman la razón del medio de comunicación en un factor de poder, no son imparciales dado que representan poderes económicos, pretenden convertir ficciones en verdades y están al servicio de la mentira.

A pesar de estar en el siglo XXI, el hombre se deja sugestionar ante la mentira. La propaganda nazi-fascista se basaba en la conciencia de un hecho, por eso Mussolini expresó: "El hombre moderno está sorprendentemente dispuesto a creer". Razón tuvo Simón Bolívar, quien fue víctima de la imprenta (la prensa) cuando afirmó:

"La imprenta, tribunal espontáneo y órgano de la calumnia, ha desgarrado las opiniones y los servicios de los beneméritos. Además, ha introducido el espíritu de aislamiento en cada individuo, porque, predicando el escándalo de todos, ha destruido la confianza de todos".

Ya basta de mentiras, el mundo está al borde del colapso de una guerra por culpa de los políticos que utilizan el miedo y las patrañas como un arma electoral, solo para proteger y acrecentar sus intereses.



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Enoc Sánchez


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